¡Ay, Dios mío! Resulta que el MOPT, con toda la actitud, anunció la llegada de nuevas patrullas y motos para reforzar el Tránsito. Pero aquí viene el bombazo, amigos: ¡ni siquiera pueden salir a circular porque tienen multas pendientes! ¿Se imaginan la torta que estamos viviendo?
La Auditoría Interna del COSEVI sacudió la mesa esta semana, revelando que parte del nuevo equipo, cortesía de más de dos millones de dólares provenientes del COSEVI, está varado por unas deudas que suman cerca de ¢230.000. Vamos, una suma que a muchos les apremia, pero para el Estado, parece ser un pequeño obstáculo.
El ministro Efraím Zeledón, con esa calma que le caracteriza, insiste en que todo va según lo planeado y que las unidades estarán operativas “en los próximos días”. Dice que simplemente están terminando unos trámites internos. Pero, vamos, a ver... ¿trámites o multas? Esa es la gran pregunta, ¿verdad?
Martín Sánchez, el subdirector del Tránsito, echándole arena a la olla, afirma que los retrasos son puramente administrativos, relacionados con pólizas, placas y esos trámites que siempre te complican en diciembre. Asegura que no tiene nada que ver con las infracciones anteriores. Uno se queda pensando: ¿será que nos están tomando el pelo o es pura ineficiencia?
La idea era repartir esas 53 unidades – 28 motos y 25 patrullas – entre las 25 delegaciones del Tránsito a lo largo del país. Prometían equilibrio en la vigilancia vial, más presencia en áreas de alta demanda. Un buen plan en papel, pero con las multas colgando, parece que se quedarán solo en eso: papel mojado. Este brete se va poniendo cada vez más complicado.
Esto, obviamente, reabre viejas heridas. Nos recuerda ese desfase que tenemos en Costa Rica entre comprar equipos nuevos y poder usarlos realmente. Ya hemos visto esto muchas veces en otras instituciones, donde los carros, computadoras o herramientas se amontonan sin funcionar mientras la población espera mejoras. ¿Será que nunca vamos a aprender?
La Auditoría del COSEVI ya anda revisando todo para ver si hay algo más turbio detrás de la historia. Dicen que no han encontrado irregularidades en la compra como tal, pero tampoco cierran puertas a investigar más a fondo. Hay que estar ojo avizor, porque estos temas siempre dan para mucho, diay.
Y aquí llegamos a la pregunta crucial, mi gente: ¿hasta cuándo vamos a tolerar esta maraña administrativa y la falta de planificación que impide que los recursos públicos funcionen correctamente? ¿Es momento de exigirle más al gobierno y a las instituciones, o ya nos resignamos a vivir con este tipo de situaciones recurrentes? ¡Déjame tu opinión en los comentarios!
La Auditoría Interna del COSEVI sacudió la mesa esta semana, revelando que parte del nuevo equipo, cortesía de más de dos millones de dólares provenientes del COSEVI, está varado por unas deudas que suman cerca de ¢230.000. Vamos, una suma que a muchos les apremia, pero para el Estado, parece ser un pequeño obstáculo.
El ministro Efraím Zeledón, con esa calma que le caracteriza, insiste en que todo va según lo planeado y que las unidades estarán operativas “en los próximos días”. Dice que simplemente están terminando unos trámites internos. Pero, vamos, a ver... ¿trámites o multas? Esa es la gran pregunta, ¿verdad?
Martín Sánchez, el subdirector del Tránsito, echándole arena a la olla, afirma que los retrasos son puramente administrativos, relacionados con pólizas, placas y esos trámites que siempre te complican en diciembre. Asegura que no tiene nada que ver con las infracciones anteriores. Uno se queda pensando: ¿será que nos están tomando el pelo o es pura ineficiencia?
La idea era repartir esas 53 unidades – 28 motos y 25 patrullas – entre las 25 delegaciones del Tránsito a lo largo del país. Prometían equilibrio en la vigilancia vial, más presencia en áreas de alta demanda. Un buen plan en papel, pero con las multas colgando, parece que se quedarán solo en eso: papel mojado. Este brete se va poniendo cada vez más complicado.
Esto, obviamente, reabre viejas heridas. Nos recuerda ese desfase que tenemos en Costa Rica entre comprar equipos nuevos y poder usarlos realmente. Ya hemos visto esto muchas veces en otras instituciones, donde los carros, computadoras o herramientas se amontonan sin funcionar mientras la población espera mejoras. ¿Será que nunca vamos a aprender?
La Auditoría del COSEVI ya anda revisando todo para ver si hay algo más turbio detrás de la historia. Dicen que no han encontrado irregularidades en la compra como tal, pero tampoco cierran puertas a investigar más a fondo. Hay que estar ojo avizor, porque estos temas siempre dan para mucho, diay.
Y aquí llegamos a la pregunta crucial, mi gente: ¿hasta cuándo vamos a tolerar esta maraña administrativa y la falta de planificación que impide que los recursos públicos funcionen correctamente? ¿Es momento de exigirle más al gobierno y a las instituciones, o ya nos resignamos a vivir con este tipo de situaciones recurrentes? ¡Déjame tu opinión en los comentarios!
