¡Ay, Dios mío! La billetera del país está llorando a moco tendido. Resulta que tres proyectos de infraestructura, esos que nos prometieron iban a revolucionar la movilidad y el desarrollo, andan más perdidos que chancla en feria y con sobrecostos que ni me hagan contar. Estamos hablando de una torta monumental, un despilfarro que lastima al bolsillo de todos los quiteños.
Según el reporte más reciente del Programa Estado de la Nación (PEN), estos tres proyectos –la Circunvalación Norte, Taras-La Lima en Cartago y la ampliación de la ruta 32– han acumulado meses de retraso y un montón de plata extra. Al parecer, planificar un brete así parece más complicado que encontrar estacionamiento en Escazú durante Navidad. Se dice que algunos proyectos llevan más tiempo que mi abuela haciendo chicharrón, y eso es decir mucho.
Vamos por partes. Taras-La Lima va por los 30 meses de retraso, pero bueno, dicen que ya casi lo terminan, aunque hace rato prometieron entregarlo antes. La Circunvalación Norte y la ruta 32, esas sí que le metieron empeño a hacer esperar a la gente, con 66 meses de atraso. ¡Imagínate la frustración de estar esperando por una mejora en el transporte público durante tanto tiempo! Uno se queda pensando si alguien realmente sabe qué está pasando.
Y ahora viene lo bueno, o lo malo, dependiendo cómo lo mires. El sobrecosto en Taras-La Lima es del 23% del presupuesto inicial. En la ruta 32, la cosa se pone más fea, con un 43% adicional. Pero el campeón absoluto es la Circunvalación Norte, que lleva consigo un aumento del 65%. ¡Eso es más de la mitad de la inversión original! Parece que la planificación fue más bien improvisada, una verdadera jugada arriesgada.
Si sumamos todas estas cantidades, llegamos a un 0,64% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional para el 2024. Eso equivale a unos 610 millones de colones, ¡una suma que podría haber servido para mejorar la educación, la salud o cualquier otra necesidad urgente! Es una pena ver cómo se desperdicia el dinero de los contribuyentes en proyectos que no cumplen sus promesas y salen más caros de lo esperado. Un verdadero bochorno, diay.
Para ponerle perspectiva, el PEN comparó nuestros números con otros países. Resulta que en Europa y Asia Central, a veces hasta les sale más barato construir cosas. En Asia Oriental, los aumentos son razonables, pero en Latinoamérica y África subsahariana… ¡madre mía! Ahí los sobrecostos se disparan hasta duplicar el presupuesto original. Claramente, tenemos mucho que aprender en cuanto a gestión de proyectos e implementación de controles.
Esto me recuerda a aquella vez que intenté construir un mueble de Ikea sin leer las instrucciones… ¡qué vara! Todo salió torcido y al final terminé comprando uno ya hecho. Quizás deberíamos aplicar esa misma lógica a los proyectos de infraestructura: planificar bien antes de empezar a gastar la lana del pueblo. Porque a este ritmo, vamos a acabar construyendo carreteras hacia ninguna parte y llenando el país de chunches inútiles.
Ahora dime, compa, ¿crees que los responsables de estos sobrecostos deberían rendir cuentas ante la ciudadanía? ¿Y qué medidas podemos tomar para evitar que esto siga sucediendo en el futuro y que no tengamos que jalar más tortas por culpa de la mala administración?
Según el reporte más reciente del Programa Estado de la Nación (PEN), estos tres proyectos –la Circunvalación Norte, Taras-La Lima en Cartago y la ampliación de la ruta 32– han acumulado meses de retraso y un montón de plata extra. Al parecer, planificar un brete así parece más complicado que encontrar estacionamiento en Escazú durante Navidad. Se dice que algunos proyectos llevan más tiempo que mi abuela haciendo chicharrón, y eso es decir mucho.
Vamos por partes. Taras-La Lima va por los 30 meses de retraso, pero bueno, dicen que ya casi lo terminan, aunque hace rato prometieron entregarlo antes. La Circunvalación Norte y la ruta 32, esas sí que le metieron empeño a hacer esperar a la gente, con 66 meses de atraso. ¡Imagínate la frustración de estar esperando por una mejora en el transporte público durante tanto tiempo! Uno se queda pensando si alguien realmente sabe qué está pasando.
Y ahora viene lo bueno, o lo malo, dependiendo cómo lo mires. El sobrecosto en Taras-La Lima es del 23% del presupuesto inicial. En la ruta 32, la cosa se pone más fea, con un 43% adicional. Pero el campeón absoluto es la Circunvalación Norte, que lleva consigo un aumento del 65%. ¡Eso es más de la mitad de la inversión original! Parece que la planificación fue más bien improvisada, una verdadera jugada arriesgada.
Si sumamos todas estas cantidades, llegamos a un 0,64% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional para el 2024. Eso equivale a unos 610 millones de colones, ¡una suma que podría haber servido para mejorar la educación, la salud o cualquier otra necesidad urgente! Es una pena ver cómo se desperdicia el dinero de los contribuyentes en proyectos que no cumplen sus promesas y salen más caros de lo esperado. Un verdadero bochorno, diay.
Para ponerle perspectiva, el PEN comparó nuestros números con otros países. Resulta que en Europa y Asia Central, a veces hasta les sale más barato construir cosas. En Asia Oriental, los aumentos son razonables, pero en Latinoamérica y África subsahariana… ¡madre mía! Ahí los sobrecostos se disparan hasta duplicar el presupuesto original. Claramente, tenemos mucho que aprender en cuanto a gestión de proyectos e implementación de controles.
Esto me recuerda a aquella vez que intenté construir un mueble de Ikea sin leer las instrucciones… ¡qué vara! Todo salió torcido y al final terminé comprando uno ya hecho. Quizás deberíamos aplicar esa misma lógica a los proyectos de infraestructura: planificar bien antes de empezar a gastar la lana del pueblo. Porque a este ritmo, vamos a acabar construyendo carreteras hacia ninguna parte y llenando el país de chunches inútiles.
Ahora dime, compa, ¿crees que los responsables de estos sobrecostos deberían rendir cuentas ante la ciudadanía? ¿Y qué medidas podemos tomar para evitar que esto siga sucediendo en el futuro y que no tengamos que jalar más tortas por culpa de la mala administración?