¡Ay, Dios mío! Parece mentira cómo se nos está yendo al traste la salud de nuestros jóvenes. Los vapeadores, esos aparatitos que parecían inofensivos, están causando un verdadero revuelo en las salas de emergencia y los médicos no se andan con rodeos: ¡el asunto es grave!
La cosa es así: el Congreso Médico Nacional, que este año se hizo en La Fortuna, sirvió para ponerle lupa a este brete que nos afecta a todos. Según datos de la Caja, de tener apenas 13 casos relacionados con el vapeo en 2021, llegamos a casi 3.000 en 2024. ¡Eso es un aumento considerable, mae! Uno que te hace pensar si estamos haciendo bien las cosas para proteger a los más jóvenes.
Y no solo eso, la encuesta del IAFA también pintó feo: tres de cada diez estudiantes de secundaria ya le dieron una calá a vapear. ¡Tres de cada diez! Y lo peor de todo es que muchos empiezan a los trece años, una edad en la que el cerebro todavía está creciendo y absorbiendo todo tipo de influencias... incluyendo las malas.
La doctora Gloriana Loría, quien sabe un buen par de cositas de pulmones infantiles, nos echó la sombrilla: "El cerebro adolescente es mucho más propenso a engancharse a estas sustancias", dijo. Y razón no les falta, pues esas compañías de vapeadores le meten toda la onda en marketing para atraer a los jovencitos, disfrazándolo todo como algo moderno y 'cool'. ¡Pero qué carga!
Ahora, ¿por qué es tan peligroso? Bueno, ahí entran los químicos y la nicotina, que le hacen un bailecito al corazón elevándole el ritmo y la presión. Además, pueden causar tos, flemas, irritación de garganta… y hasta llegar a cosas más graves como EVALI, una enfermedad pulmonar seria que requiere estar conectado a máquinas. ¡Uno se queda pensando qué estará pasando con los pulmones de estos jóvenes!
Y ni hablar de los cambios genéticos que pueden provocar algunos componentes de estos vapores. Se habla de mutaciones en el ADN, lo que significa un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas e incluso, ¡cáncer! Imagínate, pa’ qué andar buscando problemas si podemos evitarlos desde ahora.
Por supuesto, no todo está perdido. La doctora Loría recomienda dejarlo cuanto antes y buscar ayuda médica y psicológica. Comer sano, hacer ejercicio y rodearse de gente positiva también ayudan a superar la adicción. Hay que darle la vuelta a esta vara, ¡y rápido!
Este tema nos plantea una gran interrogante, compas: ¿Qué medidas más drásticas deberíamos implementar para proteger a nuestros jóvenes del vapeo y otras adicciones, y cuál creen ustedes que sería el enfoque más efectivo para lograr un cambio real en la sociedad costarricense?
	
		
			
		
		
	
				
			La cosa es así: el Congreso Médico Nacional, que este año se hizo en La Fortuna, sirvió para ponerle lupa a este brete que nos afecta a todos. Según datos de la Caja, de tener apenas 13 casos relacionados con el vapeo en 2021, llegamos a casi 3.000 en 2024. ¡Eso es un aumento considerable, mae! Uno que te hace pensar si estamos haciendo bien las cosas para proteger a los más jóvenes.
Y no solo eso, la encuesta del IAFA también pintó feo: tres de cada diez estudiantes de secundaria ya le dieron una calá a vapear. ¡Tres de cada diez! Y lo peor de todo es que muchos empiezan a los trece años, una edad en la que el cerebro todavía está creciendo y absorbiendo todo tipo de influencias... incluyendo las malas.
La doctora Gloriana Loría, quien sabe un buen par de cositas de pulmones infantiles, nos echó la sombrilla: "El cerebro adolescente es mucho más propenso a engancharse a estas sustancias", dijo. Y razón no les falta, pues esas compañías de vapeadores le meten toda la onda en marketing para atraer a los jovencitos, disfrazándolo todo como algo moderno y 'cool'. ¡Pero qué carga!
Ahora, ¿por qué es tan peligroso? Bueno, ahí entran los químicos y la nicotina, que le hacen un bailecito al corazón elevándole el ritmo y la presión. Además, pueden causar tos, flemas, irritación de garganta… y hasta llegar a cosas más graves como EVALI, una enfermedad pulmonar seria que requiere estar conectado a máquinas. ¡Uno se queda pensando qué estará pasando con los pulmones de estos jóvenes!
Y ni hablar de los cambios genéticos que pueden provocar algunos componentes de estos vapores. Se habla de mutaciones en el ADN, lo que significa un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas e incluso, ¡cáncer! Imagínate, pa’ qué andar buscando problemas si podemos evitarlos desde ahora.
Por supuesto, no todo está perdido. La doctora Loría recomienda dejarlo cuanto antes y buscar ayuda médica y psicológica. Comer sano, hacer ejercicio y rodearse de gente positiva también ayudan a superar la adicción. Hay que darle la vuelta a esta vara, ¡y rápido!
Este tema nos plantea una gran interrogante, compas: ¿Qué medidas más drásticas deberíamos implementar para proteger a nuestros jóvenes del vapeo y otras adicciones, y cuál creen ustedes que sería el enfoque más efectivo para lograr un cambio real en la sociedad costarricense?
 
	 
 
		 
  
 
		 
 
		 
  
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		