¡Ay, Dios mío! Aquí seguimos viendo cómo la delincuencia pega duro en nuestros barrios. Un tipo, don Guevara, se va a pasar casi seis años en la cárcel por andar vendiendo droga justo cerquita de una escuela en Pérez Zeledón. ¡Qué torta! Uno piensa, ¿cómo puede alguien hacer eso?
Según nos cuentan los judiciales, el asunto se destapó hace casi dos años, allá por abril del 2025, cuando empezaron a investigar varias denuncias anónimas. Parece que varios papás y mamás estaban preocupados porque este señor andaba ofreciendo sus productos ilegales a plena luz del día, prácticamente frente a los niños. Imagínate el susto que les podía dar a los nenes.
El Tribunal Penal de Pérez Zeledón le cayó con todo a don Guevara, declarándolo culpable de infracción a la Ley de Psicotrópicos. Le dieron cinco años y diez meses de prisión, y vaya si se los ganó. No es broma, el mae se dedicaba a poseer, vender y almacenar cocaína con intenciones claras de sacar buen provecho, una verdadera avaricia.
Lo peor de todo es dónde tenía guardada la mercancía, diay. En una casita bien cercana a la escuela. Las autoridades tuvieron que hacer un operativo sigiloso para no asustar a los estudiantes ni interrumpir las clases. Dicen que encontraron bastante material, suficiente para poner a varios en aprietos, aunque él parece que fue el jefe de la operación.
La sentencia número 607-2025 es clara: la ley es la ley y no entiende de excusas. Y esto demuestra que el esfuerzo de la policía y las autoridades judiciales da frutos. Es bueno ver que hay gente trabajando para mantener nuestras comunidades seguras, especialmente cuando se trata de proteger a los más pequeños. Porque los niños son pura candela, ¡y merecen crecer tranquilos!
Este caso pone de relieve una preocupación constante en muchas zonas rurales: la presencia de la delincuencia organizada. A veces uno piensa, ¿cómo llegamos a esto? La falta de oportunidades, la pobreza… son factores que contribuyen a que algunos jóvenes se metan en malos bretes. Pero eso no justifica nada, claro. Todos tenemos que asumir nuestra responsabilidad y buscar alternativas legales para salir adelante.
Ahora, muchos se preguntarán qué va a pasar con la casa donde don Guevara escondía la droga. Pues dicen que el Ministerio Público ya está tramitando su decomiso. Lo ideal sería convertirla en un centro comunitario o algo así, para darle otro uso y evitar que vuelva a ser foco de problemas. Sería un gesto positivo para la comunidad, demostrar que se pueden transformar lugares negativos en espacios útiles y beneficiosos para todos. Un verdadero ejemplo de resiliencia tica, ¿no creen?
En fin, un caso que nos invita a reflexionar sobre la seguridad en nuestras escuelas y comunidades. ¿Creen ustedes que se necesitan medidas más drásticas para combatir el narcotráfico en zonas rurales, o que la solución pasa por abordar las causas sociales que llevan a la gente a involucrarse en estas actividades? ¡Déjenme leer sus opiniones en los comentarios!
Según nos cuentan los judiciales, el asunto se destapó hace casi dos años, allá por abril del 2025, cuando empezaron a investigar varias denuncias anónimas. Parece que varios papás y mamás estaban preocupados porque este señor andaba ofreciendo sus productos ilegales a plena luz del día, prácticamente frente a los niños. Imagínate el susto que les podía dar a los nenes.
El Tribunal Penal de Pérez Zeledón le cayó con todo a don Guevara, declarándolo culpable de infracción a la Ley de Psicotrópicos. Le dieron cinco años y diez meses de prisión, y vaya si se los ganó. No es broma, el mae se dedicaba a poseer, vender y almacenar cocaína con intenciones claras de sacar buen provecho, una verdadera avaricia.
Lo peor de todo es dónde tenía guardada la mercancía, diay. En una casita bien cercana a la escuela. Las autoridades tuvieron que hacer un operativo sigiloso para no asustar a los estudiantes ni interrumpir las clases. Dicen que encontraron bastante material, suficiente para poner a varios en aprietos, aunque él parece que fue el jefe de la operación.
La sentencia número 607-2025 es clara: la ley es la ley y no entiende de excusas. Y esto demuestra que el esfuerzo de la policía y las autoridades judiciales da frutos. Es bueno ver que hay gente trabajando para mantener nuestras comunidades seguras, especialmente cuando se trata de proteger a los más pequeños. Porque los niños son pura candela, ¡y merecen crecer tranquilos!
Este caso pone de relieve una preocupación constante en muchas zonas rurales: la presencia de la delincuencia organizada. A veces uno piensa, ¿cómo llegamos a esto? La falta de oportunidades, la pobreza… son factores que contribuyen a que algunos jóvenes se metan en malos bretes. Pero eso no justifica nada, claro. Todos tenemos que asumir nuestra responsabilidad y buscar alternativas legales para salir adelante.
Ahora, muchos se preguntarán qué va a pasar con la casa donde don Guevara escondía la droga. Pues dicen que el Ministerio Público ya está tramitando su decomiso. Lo ideal sería convertirla en un centro comunitario o algo así, para darle otro uso y evitar que vuelva a ser foco de problemas. Sería un gesto positivo para la comunidad, demostrar que se pueden transformar lugares negativos en espacios útiles y beneficiosos para todos. Un verdadero ejemplo de resiliencia tica, ¿no creen?
En fin, un caso que nos invita a reflexionar sobre la seguridad en nuestras escuelas y comunidades. ¿Creen ustedes que se necesitan medidas más drásticas para combatir el narcotráfico en zonas rurales, o que la solución pasa por abordar las causas sociales que llevan a la gente a involucrarse en estas actividades? ¡Déjenme leer sus opiniones en los comentarios!