Seamos honestos, maes. ¿Cuándo fue la última vez que leímos una noticia sobre la Caja y no era para querer arrancarse el pelo? Entre las listas de espera que parecen testamentos y los edificios que a veces piden a gritos una manita de gato, encontrar una joya como esta es, diay, una bocanada de aire fresco. Y esta vez, la buena vibra viene directo de Desamparados, porque los vecinos del Llano acaban de estrenar un EBAIS que, viéndolo bien, está a otro nivel. ¡Qué buena vara para la gente de la zona!
Dejémonos de varas, esto no es cualquier chunche. Estamos hablando de una estructura nuevecita de paquete que va a mejorarle la vida a 9 mil personas. ¡Nueve mil! Y no es solo que pintaron las paredes y pusieron sillas nuevas. No, no. Aquí se mandaron con todo. El nuevo EBAIS tiene consultorios médicos y odontológicos (¡se acabaron las excusas para no arreglarse esa calza!), área de vacunación, inyectables, y hasta un espacio para cirugía menor. O sea, para una sutura o quitarse un lunar ya no va a haber que peregrinar a otro lado. Esos detalles, maes, son los que de verdad hacen la diferencia en el día a día.
Ahora, hablemos de la plata, porque un brete de estos no se hace con aire. La obra costó ¢1.950 millones. Y sí, suena como un platal (y lo es), pero cuando uno ve en qué se invirtió, se entiende. Además del laboratorio clínico y la farmacia para entregar medicamentos, que son básicos, el lugar tiene áreas de preconsulta y observación. En resumen: la inversión se ve, se siente y va a funcionar. ¡Qué carga de EBAIS! No es solo una construcción, es una declaración de que cuando las cosas se quieren hacer bien, se puede. El lugar quedó a cachete, y es un recordatorio de lo que nuestros impuestos deberían estar financiando más a menudo.
Lo más tuanis de todo es que esto rompe el molde. Estamos tan acostumbrados al "no se puede", al "hay que esperar", que una noticia así casi parece ciencia ficción. Es un ejemplo concreto de que, a pesar del despiche general que a veces sentimos en el sistema de salud pública, hay focos de excelencia y proyectos que sí llegan a buen puerto. Este EBAIS no es solo un edificio; es un respiro de esperanza y un modelo a seguir. Es la prueba de que cuando las cooperativas y las instituciones se ponen las pilas, como en este caso con el apoyo del INFOCOOP, se logran cosas impresionantes.
En fin, un aplauso para la gente de Desampa y para todos los que estuvieron detrás de este proyecto. Ojalá esto no sea un caso aislado. Ahora, la pregunta del millón para el foro: ¿Creen que este EBAIS es un oasis en el desierto o el inicio de una tendencia? ¿Veremos más bretes así de la Caja o fue pura alineación de planetas? ¡Los leo, maes!
Dejémonos de varas, esto no es cualquier chunche. Estamos hablando de una estructura nuevecita de paquete que va a mejorarle la vida a 9 mil personas. ¡Nueve mil! Y no es solo que pintaron las paredes y pusieron sillas nuevas. No, no. Aquí se mandaron con todo. El nuevo EBAIS tiene consultorios médicos y odontológicos (¡se acabaron las excusas para no arreglarse esa calza!), área de vacunación, inyectables, y hasta un espacio para cirugía menor. O sea, para una sutura o quitarse un lunar ya no va a haber que peregrinar a otro lado. Esos detalles, maes, son los que de verdad hacen la diferencia en el día a día.
Ahora, hablemos de la plata, porque un brete de estos no se hace con aire. La obra costó ¢1.950 millones. Y sí, suena como un platal (y lo es), pero cuando uno ve en qué se invirtió, se entiende. Además del laboratorio clínico y la farmacia para entregar medicamentos, que son básicos, el lugar tiene áreas de preconsulta y observación. En resumen: la inversión se ve, se siente y va a funcionar. ¡Qué carga de EBAIS! No es solo una construcción, es una declaración de que cuando las cosas se quieren hacer bien, se puede. El lugar quedó a cachete, y es un recordatorio de lo que nuestros impuestos deberían estar financiando más a menudo.
Lo más tuanis de todo es que esto rompe el molde. Estamos tan acostumbrados al "no se puede", al "hay que esperar", que una noticia así casi parece ciencia ficción. Es un ejemplo concreto de que, a pesar del despiche general que a veces sentimos en el sistema de salud pública, hay focos de excelencia y proyectos que sí llegan a buen puerto. Este EBAIS no es solo un edificio; es un respiro de esperanza y un modelo a seguir. Es la prueba de que cuando las cooperativas y las instituciones se ponen las pilas, como en este caso con el apoyo del INFOCOOP, se logran cosas impresionantes.
En fin, un aplauso para la gente de Desampa y para todos los que estuvieron detrás de este proyecto. Ojalá esto no sea un caso aislado. Ahora, la pregunta del millón para el foro: ¿Creen que este EBAIS es un oasis en el desierto o el inicio de una tendencia? ¿Veremos más bretes así de la Caja o fue pura alineación de planetas? ¡Los leo, maes!