¡Ay, Dios mío! Esto sí que es un bronco. Resulta que Musical y la Cadena Radial Costarricense (CRC), dos pesos pesados de la onda radiofónica acá en Costa Rica, se bajaron del quite de la subasta de frecuencias. Un cimbronazo pa’l mundo del rádiate, mándale, y nos dejó a todos pensando: ¿qué va a pasar ahora con el dial?
Como saben, la Sutel lleva rato intentando modernizar todo el sistema de frecuencias, buscando más eficiencia y competencia. Pero parece que el asunto se ha complicado más que un brete. Desde antes de la subasta, varios gremios y estaciones andaban reclamando porque decían que había cositas raras en el proceso, unos tecnicismos que parecían sacados de otro planeta y exigencias que, según ellos, eran imposibles de cumplir, sobre todo para las emisoras más chiquitas.
Musical, pa’ ponerle pausa, tiró la bomba diciendo que las condiciones impuestas por la Sutel son “ruinosas”. Básicamente, señalan que les piden cosas que ni siquiera tienen sentido en nuestro contexto nacional. Imagínense tener que invertir fortunas en tecnología punta pa’ poder transmitir música y conversar con la gente. ¡Una torta!, mándale. Además, temen que estas reglas extremas terminen distorsionando el mercado y poniendo en jaque la supervivencia de las emisoras que hemos visto crecer desde hace años.
Por otro lado, la CRC, la cadenera, dio una explicación un poco diferente. Ellos no se fueron por falta de billetes ni de técnicos capacitados, no, señor. Su salida es más bien un tema de principios, una especie de desacuerdo filosófico con la manera en que se armó toda la jugada. Dicen que el proceso favorece a unos pocos y pone en peligro a actores históricos del rádiate, emisoras que llevan décadas transmitiendo y que siempre han cumplido con las normas del Estado.
Y ojo, la cosa se pone más seria cuando piensas en el impacto que esto puede tener. Cinco emisoras de la CRC están literalmente colgadas de un hilo, a punto de irse al traste si no logran quedarse con sus frecuencias. Eso significa que podríamos perder programas que conocemos de memoria, locutores que nos hacen reír y espacios que dan voz a diferentes comunidades. ¡Qué sal!
Ahora, pensemos en lo grande: ¿qué significa la retirada de estos dos titanes para la diversidad de contenidos? ¿Se van a apoderar las grandes cadenas de todo el dial, dejando poco espacio para las voces independientes y alternativas? ¿Será que estamos caminando hacia un modelo de medios más homogeneizado y controlado?
La Sutel, con su calma habitual, sigue adelante con sus planes, pero ya nadie ignora que la subasta ha cambiado de rumbo. Este capítulo deja claro que hay tensiones profundas entre el sector privado y las autoridades reguladoras. Parece que necesitamos sentarnos a platicar, maes, y encontrar soluciones que beneficien a todos, no solo a unos cuantos privilegiados. De lo contrario, la onda radiofónica en Costa Rica corre serio peligro de apagarse, y eso sería una verdadera pena.
Con todo esto en juego, me pregunto: ¿Debería la Sutel replantearse la subasta de frecuencias, considerando las preocupaciones planteadas por Musical y CRC, o debería seguir adelante con el plan original, arriesgándose a concentrar aún más el poder mediático en pocas manos? ¡Déjenme saber qué piensan en los comentarios!
Como saben, la Sutel lleva rato intentando modernizar todo el sistema de frecuencias, buscando más eficiencia y competencia. Pero parece que el asunto se ha complicado más que un brete. Desde antes de la subasta, varios gremios y estaciones andaban reclamando porque decían que había cositas raras en el proceso, unos tecnicismos que parecían sacados de otro planeta y exigencias que, según ellos, eran imposibles de cumplir, sobre todo para las emisoras más chiquitas.
Musical, pa’ ponerle pausa, tiró la bomba diciendo que las condiciones impuestas por la Sutel son “ruinosas”. Básicamente, señalan que les piden cosas que ni siquiera tienen sentido en nuestro contexto nacional. Imagínense tener que invertir fortunas en tecnología punta pa’ poder transmitir música y conversar con la gente. ¡Una torta!, mándale. Además, temen que estas reglas extremas terminen distorsionando el mercado y poniendo en jaque la supervivencia de las emisoras que hemos visto crecer desde hace años.
Por otro lado, la CRC, la cadenera, dio una explicación un poco diferente. Ellos no se fueron por falta de billetes ni de técnicos capacitados, no, señor. Su salida es más bien un tema de principios, una especie de desacuerdo filosófico con la manera en que se armó toda la jugada. Dicen que el proceso favorece a unos pocos y pone en peligro a actores históricos del rádiate, emisoras que llevan décadas transmitiendo y que siempre han cumplido con las normas del Estado.
Y ojo, la cosa se pone más seria cuando piensas en el impacto que esto puede tener. Cinco emisoras de la CRC están literalmente colgadas de un hilo, a punto de irse al traste si no logran quedarse con sus frecuencias. Eso significa que podríamos perder programas que conocemos de memoria, locutores que nos hacen reír y espacios que dan voz a diferentes comunidades. ¡Qué sal!
Ahora, pensemos en lo grande: ¿qué significa la retirada de estos dos titanes para la diversidad de contenidos? ¿Se van a apoderar las grandes cadenas de todo el dial, dejando poco espacio para las voces independientes y alternativas? ¿Será que estamos caminando hacia un modelo de medios más homogeneizado y controlado?
La Sutel, con su calma habitual, sigue adelante con sus planes, pero ya nadie ignora que la subasta ha cambiado de rumbo. Este capítulo deja claro que hay tensiones profundas entre el sector privado y las autoridades reguladoras. Parece que necesitamos sentarnos a platicar, maes, y encontrar soluciones que beneficien a todos, no solo a unos cuantos privilegiados. De lo contrario, la onda radiofónica en Costa Rica corre serio peligro de apagarse, y eso sería una verdadera pena.
Con todo esto en juego, me pregunto: ¿Debería la Sutel replantearse la subasta de frecuencias, considerando las preocupaciones planteadas por Musical y CRC, o debería seguir adelante con el plan original, arriesgándose a concentrar aún más el poder mediático en pocas manos? ¡Déjenme saber qué piensan en los comentarios!