¡Ay, mae! Se nos cayó el mundo encima. Después de un empate amargo contra Honduras, la Selección Costarricense quedó fuera del Mundial y, como era de esperar, Miguel “Piojo” Herrera le dijo adiós a la Tricolor. Un golpe duro para todos los hinchas, pero la verdad, ya se veía venir... esto tenía sabor a despedida desde hacía rato.
El “Piojo”, quien asumió el cargo hace poco más de un año, llegó con muchas expectativas y promesas de revitalizar el fútbol nacional. Hubo momentos de ilusión, como algunas victorias importantes, pero la consistencia nunca fue su fuerte. Las críticas eran constantes, y aunque él siempre mantuvo la frente alta, la presión mediática y la exigencia de la afición eran cada vez mayores. Al final, los resultados no acompañaron y el sueño de pisar Qatar quedó enterrado bajo tierra.
La Federación Costarricense de Fútbol (FCRF), tras analizar la situación, decidió tomar la medida inevitable. En un comunicado oficial, anunciaron la salida del técnico mexicano y de todo su cuerpo técnico, reconociendo que el proceso no dio los frutos deseados. Esto, claro, abre una ventana de oportunidad para renovar energías y buscar nuevos aires para la Sele. ¡A ver quién será el próximo en intentar sacarnos de este bajón!
Ahora, el Comité Ejecutivo de la federación tendrá la tarea de encontrar un reemplazo digno. No es tarea fácil, porque la expectativa es altísima y la competencia es feroz. Hay varios nombres en la mesa, algunos nacionales y otros extranjeros, pero lo importante ahora es elegir a alguien que tenga visión, experiencia y, sobre todo, que entienda bien el fútbol tico, sus idiosincrasias y sus desafíos. Que sepa cómo motivar a estos muchachos y sacarle el jugo al talento que tenemos, aunque a veces parezca difícil sacarlo a relucir.
Muchos señalan que el problema no es solo el técnico, sino también la falta de preparación de nuestros jugadores, la carencia de fogueos internacionales y la debilidad de nuestro campeonato local. Es una realidad que nos duele, pero hay que enfrentarla con honestidad y coraje. Necesitamos invertir más en las divisiones menores, mejorar la calidad de los entrenamientos y darle más oportunidades a los jóvenes talentos para que puedan desarrollar su potencial. ¡Que no se diga que no intentamos, diay!
La eliminación ante Honduras dejó varias preguntas abiertas. ¿Fue un fallo táctico? ¿Falta de actitud? ¿Simplemente no estábamos destinados a clasificar? Lo cierto es que el partido fue un reflejo de todo lo que venimos arrastrando: falta de juego asociativo, lentitud en la transición y poca efectividad en ataque. Decepcionó mucho ver a la Sele tan apática, sin ideas claras y sin ganas de luchar hasta el final. Parece que la confianza se esfumó y eso pesó demasiado en el marcador.
Además, este revés deportivo tiene implicaciones económicas importantes para el país. La ausencia en el Mundial significará una pérdida considerable de ingresos provenientes de derechos de transmisión, patrocinios y turismo. Pero más allá de lo económico, lo que realmente duele es la frustración de una nación que sueña con volver a vibrar con la magia de un Mundial. Esperanza sí tenemos, pero toca remanglarse y trabajar duro para recuperar la competitividad y dejar atrás esta mala racha. ¡Que no se les olvide a los dirigentes que el fútbol es pasión y orgullo nacional!
Con todo este panorama, queda claro que la Sele necesita una renovación profunda. Cambios en la dirigencia, en la filosofía de juego y en la mentalidad de los jugadores. ¿Creen ustedes que es hora de apostar por un técnico extranjero con experiencia internacional, o debemos darle la oportunidad a un entrenador nacional que conozca bien la liga y pueda sacar el máximo provecho a nuestros recursos? ¿Cuál debería ser la prioridad de la Federación en este momento: enfocarse en clasificar al próximo Mundial o sentar las bases para construir un proyecto a largo plazo?
El “Piojo”, quien asumió el cargo hace poco más de un año, llegó con muchas expectativas y promesas de revitalizar el fútbol nacional. Hubo momentos de ilusión, como algunas victorias importantes, pero la consistencia nunca fue su fuerte. Las críticas eran constantes, y aunque él siempre mantuvo la frente alta, la presión mediática y la exigencia de la afición eran cada vez mayores. Al final, los resultados no acompañaron y el sueño de pisar Qatar quedó enterrado bajo tierra.
La Federación Costarricense de Fútbol (FCRF), tras analizar la situación, decidió tomar la medida inevitable. En un comunicado oficial, anunciaron la salida del técnico mexicano y de todo su cuerpo técnico, reconociendo que el proceso no dio los frutos deseados. Esto, claro, abre una ventana de oportunidad para renovar energías y buscar nuevos aires para la Sele. ¡A ver quién será el próximo en intentar sacarnos de este bajón!
Ahora, el Comité Ejecutivo de la federación tendrá la tarea de encontrar un reemplazo digno. No es tarea fácil, porque la expectativa es altísima y la competencia es feroz. Hay varios nombres en la mesa, algunos nacionales y otros extranjeros, pero lo importante ahora es elegir a alguien que tenga visión, experiencia y, sobre todo, que entienda bien el fútbol tico, sus idiosincrasias y sus desafíos. Que sepa cómo motivar a estos muchachos y sacarle el jugo al talento que tenemos, aunque a veces parezca difícil sacarlo a relucir.
Muchos señalan que el problema no es solo el técnico, sino también la falta de preparación de nuestros jugadores, la carencia de fogueos internacionales y la debilidad de nuestro campeonato local. Es una realidad que nos duele, pero hay que enfrentarla con honestidad y coraje. Necesitamos invertir más en las divisiones menores, mejorar la calidad de los entrenamientos y darle más oportunidades a los jóvenes talentos para que puedan desarrollar su potencial. ¡Que no se diga que no intentamos, diay!
La eliminación ante Honduras dejó varias preguntas abiertas. ¿Fue un fallo táctico? ¿Falta de actitud? ¿Simplemente no estábamos destinados a clasificar? Lo cierto es que el partido fue un reflejo de todo lo que venimos arrastrando: falta de juego asociativo, lentitud en la transición y poca efectividad en ataque. Decepcionó mucho ver a la Sele tan apática, sin ideas claras y sin ganas de luchar hasta el final. Parece que la confianza se esfumó y eso pesó demasiado en el marcador.
Además, este revés deportivo tiene implicaciones económicas importantes para el país. La ausencia en el Mundial significará una pérdida considerable de ingresos provenientes de derechos de transmisión, patrocinios y turismo. Pero más allá de lo económico, lo que realmente duele es la frustración de una nación que sueña con volver a vibrar con la magia de un Mundial. Esperanza sí tenemos, pero toca remanglarse y trabajar duro para recuperar la competitividad y dejar atrás esta mala racha. ¡Que no se les olvide a los dirigentes que el fútbol es pasión y orgullo nacional!
Con todo este panorama, queda claro que la Sele necesita una renovación profunda. Cambios en la dirigencia, en la filosofía de juego y en la mentalidad de los jugadores. ¿Creen ustedes que es hora de apostar por un técnico extranjero con experiencia internacional, o debemos darle la oportunidad a un entrenador nacional que conozca bien la liga y pueda sacar el máximo provecho a nuestros recursos? ¿Cuál debería ser la prioridad de la Federación en este momento: enfocarse en clasificar al próximo Mundial o sentar las bases para construir un proyecto a largo plazo?
