del libro "La casa sobre Roca", del Padre Horacio Bojorge, en el que habla  sobre la amistad matrimonial, el noviazgo y la educación de los hijos.
SÉPTIMA FICHA
1. EL PECADO ORIGINAL HIRIÓ AL VARÓN Y A LA  MUJER DE DIVERSA MANERA
1) El pecado original no hirió de  la misma manera al varón que a la mujer. Habiéndolos herido a ambos, los  hirió de manera disimétrica, a cada cual a su modo. Varón y mujer serán  afectados por las mismas concupiscencias e incurrirán en los mismos  vicios capitales, pero de manera diversa. Ambos padecen de gula, pero la  gula del varón está más cerca de la voracidad animal, mientras que la  gula de la mujer es más refinada, se inclina a las golosinas, los dulces  y las exquisiteces. Ambos padecerán la lujuria, pero el varón regresará  hacia la instintividad animal y la posesividad física, mientras la  mujer tenderá a la posesión afectiva y la dominación espiritual del alma  del varón.
2) Ambos padecen la ira, pero el varón tiende a  manifestar y descargar su cólera en forma corporal, física. A su ira la  podríamos llamar ira caliente; mientras que la mujer tiende a descargar  la suya más bien verbalmente, mediante la palabra hiriente, el agravio,  la maledicencia y el maleficio: hiriendo con la lengua o dañando  indirecta y astutamente. A la suya, aunque sea tremenda, podemos  calificarla de ira fría. La del varón es ira regresivamente animal,  instintiva. La de la mujer es una furia más angélica, pero de un  angelismo malvado, es más demoníaca, medita más el daño que quiere  hacer. Pensemos en la Ira de Aquiles que canta Homero en la Ilíada y en  la ira de Medea en la tragedia de Eurípides.
3) Ella va al juez  con un ojo morado, pero no hay grabación de lo que ella le dijo antes a  él. Si riñen dos varones es posible que corra sangre y hasta que uno  quede muerto. Entre mujeres el terreno principal de la querella es el  verbal y si llegan a las manos, lo que procuran más bien es afear a la  otra, desgreñándola y arañándole el rostro.
2. EN EL VARÓN SE DESORDENAN MÁS LOS  INSTINTOS ANIMALES Y EN LA MUJER MÁS LOS DESEOS ESPIRITUALES
4)  La disimetría de la herida del pecado original en la naturaleza del  varón y de la mujer consiste pues en que el varón tiende a regresar a lo  instintivo y a los apetitos del cuerpo. En él el polo animal tiende a  predominar y a deshumanizarse. En él predominan los apetitos del cuerpo,  la concupiscencia de la carne. La mujer, en cambio, tiende a  desequilibrarse por lo que podemos llamar su polo angélico: por los  apetitos del alma o la concupiscencia de los ojos. Por eso se ha dicho  que el pecado dominante del varón es la lujuria y el pecado dominante de  la mujer es la avaricia, la ambición.
5) Una de las  consecuencias del pecado original en el ser humano es la pérdida del  control racional de las pasiones. A esas pasiones descontroladas se les  llaman concupiscencias. Son los deseos, afectos y pasiones desordenados y  que el ser humano mismo no logra gobernar con su razón. Hemos dicho que  las concupiscencias afectan tanto al varón como a la mujer, pero no de  la misma manera, sino a cada uno a su manera. Los dos quieren las mismas  cosas, pero de manera diferente. Hay un dicho que ilustra este hecho:  ‘el varón quiere una casa para tener una mujer, y la mujer quiere un  hombre para tener una casa'.
6) Hemos visto que se distinguen dos  formas de concupiscencia en el ser humano, que corresponden a sus  componentes corporal y espiritual. La que corresponde al componente  corporal o animal se llama concupiscencia de la carne. Y la que  corresponde al componente anímico o espiritual se llama concupiscencia  de los ojos.
7) La concupiscencia de la carne es el desorden de  los apetitos instintivos residentes en el cuerpo, del elemento que el  hombre tiene de común con el animal. Son ellas la gula y la lujuria, que  corresponden al apetito de la propia conservación por la comida y al de  la conservación de la especie por la sexualidad. A su frustración  corresponde una ira animal.
8) La concupiscencia de los ojos, es  el desorden de los apetitos, afectos y deseos del alma: avaricia,  vanidad, ambición. El desorden en los deseos de consideración social, de  bienestar y comodidades, de seguridad, de ser querido, apreciado. Son  los deseos que podemos llamar más propiamente espirituales o humanos. A  su frustración corresponde más bien, aunque no exclusivamente, una ira  más fría y espiritual.
9) El pecado original desordena al varón  sobre todo por la concupiscencia de la carne y tiende a devolverlo a la  compañía de los animales. Como el rey Nabucodonosor, reducido a la  condición de los peores vagabundos que hemos conocido: "arrojado de en  medio de los hombres, come hierba como los bueyes, su cuerpo se empapa  del rocío del cielo, le crecen los cabellos como plumas de águila, y las  uñas como las de las aves de rapiña" (Daniel 4, 30). Al varón, el  pecado original tiende a bajarlo a lo corpóreo, físico, instintivo,  animal. En él predominan los instintos sobre la razón, se desordena por  perder el gobierno de sus apetitos instintivos y tiende a achancharse, y  aveces es un verdadero "puerco". Por ejemplo, vemos cómo el varón suele  comer y beber en exceso, aunque le haga daño y ese descontrol suele  irse agravando con los años.
10) A la mujer le pasa lo contrario,  tiende a subirse a lo angélico e incluso a "usurpar lo divino". Ella se  inclina al ejercicio ilegal de la divinidad, y a la usurpación de la  divina providencia. Y no por mal, ella quiere el bien pero quiere  hacerlo a su manera. Y quiere ser ella quien diga lo que es bueno y lo  que es malo, ¡también para vos!. Pero por ese camino de sus propias  buenas intenciones, es por donde la mujer se hace dominadora.
11)  El varón se hace lujurioso, es incapaz de morir a su pasión sexual por  amor a su esposa cuando en realidad lo que le haría feliz a ella sería  que él muriera un poco a su pasión. Y ella es dominadora y a veces usa  la debilidad pasional del varón para manipularlo. Pero eso, en vez de  reforzar el vínculo de la amistad entre él y ella, produce la debilidad  del vínculo amoroso, y por ese eslabón se rompe. Cuando no están sanados  él y ella de sus respectivos desequilibrios por la gracia, el  matrimonio entra en crisis, la amistad matrimonial se hace imposible.  Las pasiones matan el amor. La lujuria del varón asquea a la mujer y la  dominación de la mujer harta al hombre. Y en consecuencia se hace  imposible también la felicidad que Dios ha destinado para el hombre en  la amistad matrimonial. Es esa felicidad de la amistad matrimonial, la  que se corrompe por la corrupción de la virtud de él y de ella. Es ese  malentendido entre él y ella lo que impide la plena felicidad que Dios  tiene reservada a esa creación maravillosa que él hizo.
12)  Resumiendo: el principal obstáculo para que se entiendan el varón y la  mujer en el noviazgo y en el matrimonio consiste en que el pecado  original los hirió de manera disimétrica. No produjo lo mismo en el  varón que en la mujer.
13) Estos mismos hechos los expresa el  relato del origen en su lenguaje simbólico ¿Por qué Satanás la tentó a  Eva y no a Adán? La tentó a Eva con querer tener la ciencia del bien y  del mal y con querer ser como Dios, porque ella es la que podía entrar  más fácilmente en esa tentación del ejercicio ilegal de la divinidad y  la usurpación de la divina Providencia. En ella lo que tiende a  desordenarse es el polo espiritual. ¿Y qué pasó cuando Eva fue como  Dios? ¡No fue corriendo a comunicarle su conocimiento y poderes a su  esposo! Fue y le dio de comer. Atendió a su corporeidad. ¿Lo convirtió  en el primer mantenido? ¿Sugiere el relato que descuidó la  espiritualidad de Adán, para la que había sido llamada a ser compañía  del varón, por atender a su instintividad, sumergiéndolo más en ella?  ¿Sugiere que quiso tomar el dominio y el gobierno del varón? ¿Nacía así  ese indiscreto amor tan femenino, que domina a los que ama  convirtiéndolos en mantenidos o de dominados a base de atenciones? Ese  parece ser el tipo de manipulación en que descuella nuestra  civilización, que no es tanto ‘machista', sino que está más bien bajo el  signo de Eva, y efectivamente reduce al varón a macho y así somete al  hombre para desactivarlo como líder espiritual digno de ser obedecido.
3. LA SANACIÓN DE LAS HERIDAS DEL PECADO POR  LA GRACIA DE CRISTO
14) Las heridas del pecado original  deben ser sanadas. Y es ésa la sanación que Jesús trae al mundo y es eso  lo que está impidiendo la acedia de nuestros gobernantes y de los  poderosos de este mundo y de Satanás el príncipe de las tinieblas.
15)  Por eso vemos la ruina matrimonial que cunde cada vez más, la  incapacidad de nuestros jóvenes que están engañados por todos los  espectáculos y la industria del espectáculo, por la telenovela y por lo  demás, para comprender cuál es el camino de la verdadera felicidad: el  de la amistad entre el Varón y mujer. Eso es "Acedia del Mundo". Acedia  contra la verdadera felicidad del varón y la mujer, que Dios planeó  desde el Principio.
16) Porque Dios quiso que fueran felices en  esa amistad pero el Mundo se lo impide a los dos. A ella la mete cada  vez más en la dominación por el feminismo, y a él lo achancha cada vez  más y lo hunde en la lujuria proponiéndole el espectáculo de la mujer  objeto. Esta es la hora de la Acedia conyugal en el Mundo, es muy  concreta, muy real y muy destructora de la verdad y la felicidad  esponsal y familiar.
17) El remedio cristiano lo propone Pablo en  la carta a los Efesios: ¿al varón que le dice? "Tenés que amar a tu  mujer como Jesús a la Iglesia, es decir, morir por ella." ¿Sos capaz de  morir por tu mujer? ¿Sos capaz de morir por lo menos a tus instintos y a  tu pasión? Tenés que mortificar tu pasión para alcanzar la castidad.  "¡Padre, qué está diciendo! ¡pero si eso es imposible!". Esto no lo dice  nadie en el mundo de hoy pero es lo que hay que decir porque esta es la  verdad. Y los que dicen que la castidad para el varón es imposible  mienten o se engañan.
18) Y a la mujer ¿qué le dice Pablo en la  carta a los Efesios? Tenés que obedecer a tu esposo (que es peor que  morir). Y en eso consiste la restauración maravillosa de la herida del  pecado original en él y en ella. El varón aprende a morir por su esposa,  la ama como Cristo a la iglesia y es capaz de ofrendar y descubrir que  muriendo a su pasión, encuentra una felicidad mayor que es la felicidad  humana, porque la otra lo baja a lo instintivo. Y ella aprende a  obedecer y se salva de su afán de dominación. Se restablece la salud  primitiva en cada uno de ellos. El hombre adquiere el dominio de sus  pasiones, la mujer se baja de su ambición angélica excesiva y los dos se  encuentran como Cristo y la Iglesia en la verdadera caridad.
19)  ¿Pero entonces la felicidad humana excluye el elemento físico,  corporal? No, supone necesariamente como expresión del amor. Pero para  expresarlo también lo sacrifica. El amor necesita sanar mediante la  gracia sacramental la naturaleza herida, porque debido a ella, la  sexualidad tiende a deshumanizarlos, a pesar de la mejor buena voluntad y  hasta a pesar de llevar una vida de sacramentos y piedad. La castidad  es aquella virtud que devuelve a la persona la integridad perdida por el  pecado original e integra su sexualidad en la persona (CIC Nº 2337  ss.).
20) Las pasiones quitan el autodominio y el que no es dueño  de sí mismo no puede entregarse, como lo exige la felicidad conyugal  que se alcanza por la entrega sincera del uno al otro. "La voluptuosidad  propia del sexo, - dice Abelardo Pithod - al hacer perder al alma su  autodominio y señorío, la deja con una fuerte sensación de que se ha  perdido, por unos pocos instantes, a sí misma. Que se ha entregado y  sometido enteramente a la vehemencia de lo biológico y pasional. Que ha  caído, por un momento, bajo el dominio animal. La propia imagen de  dignidad de la persona espiritual, dignidad que se basa en cierto  dominio sobre sí y sobre el cuerpo, se ve como ultrajada" [El alma y su  cuerpo, Ed. Grupo Editor Latinoamericano, Bs. As. 1994, p. 209]
21)  La salvación cristiana, vino a restaurar, como lo dice Jesús: 'lo que  era en el principio'. Es decir, una sexualidad humana oblativa según el  designio divino creador. De esa manera es posible sustituir el modelo  posesivo que había sobrevenido a consecuencia del pecado original y era  el corriente en el mundo de la humanidad irredenta. El mismo modelo, por  otra parte, del que cada pareja de esa humanidad está presa, hasta que  por la fe y la gracia sanadora del sacramento matrimonial, accedan ambos  a la posibilidad de vivir según el modelo de la cultura esponsal  católica. El varón cristiano ya no se relacionará posesivamente con el  cuerpo de la esposa, sino que lo amará como a su propia carne. Y ella  confiará en su esposo y podrá obedecerle gozosamente.
4. FINALIDAD SACRIFICIAL DEL INSTINTO EN LA  EXPRESIÓN DEL AMOR
22) De ahí que el gran psicólogo alemán  Rudolf Allers ha dicho que “entre el instinto y el amor hay una  diferencia notable y al mismo tiempo esencial. El instinto no busca más  que su propia satisfacción, el amor busca el bien del otro. El amor solo  quiere dar, el instinto sólo quiere tomar. En el amor es natural el  sacrificio, el instinto, por su naturaleza, desconoce el sacrificio,  trata de apoderarse de su presa. En el dominio del instinto no hay  elección, ni decisión, ni sacrificio. Ellos existen solamente en el  dominio del amor”.
23) Allers afirma “la finalidad sacrificial  del instinto en el amor humano”. El instinto, dice, tiene primariamente  la función de asegurar ciertos valores vitales. Existe además para  servir al amor humano como medio de expresión y de realización. ¿Y cómo  expresa el amor? Sacrificándole lo instintivo. El instinto, afirma  Allers, existe para proporcionar un alimento al sacrificio que exprese  el amor y lo realice.
24) “Vemos bien aquí, dice Allers, esto que  le reprochan a la visión moral cristiana todas las doctrinas que, en  nombre de la naturaleza y de la libertad, preconizan una moral sexual.  Pero esto que ellas llaman la naturaleza, son solamente funciones muy  primitivas; y lo que exigen en el nombre de la libertad, es más bien  libertinaje; lo que presentan como una nueva moral, es en realidad una  antigua moral, pagana y primitiva”
25) Sin embargo, observa  Allers, “Amar quiere decir estar dispuesto al sacrificio. Poder e  igualmente querer hacer sacrificios es pues un rasgo esencial de la  naturaleza humana. Pedimos que el mismo niño sepa sacrificarse; no  solamente para que se encuentre preparado para la vida que lo obligará  muchas veces, sino también para que se vuelva realmente un ser humano,  para que desarrolle en sí estas cualidades esenciales que hacen del  hombre un ser tan diferente de todos los que existen sobre la tierra”.  “Para que el hombre realice lo que hay de más alto en su naturaleza, es  necesario que pueda oponer su voluntad a los impulsos o a los deseos  imperiosos que corresponden a la parte inferior de su ser”. [Véase  Rudolf Allers, “El amor y el instinto. Estudio Psicológico”; publicado  en la Revista Études Carmelitaines, Ed. Desclée de Brouwer, Brugges  1936. Traducido por la Dra. Zelmira Seligmann y republicado en: La  Psicología ante al Gracia Dirigido por Ignacio Andereggen y Zelmira  Seligmann, Educa, Ediciones de la Universidad Católica Argentina, Bs.  As. 1999, 2ª edición corregida y ampliada. El trabajo de Allers, del que  tomamos citas, está en las páginas 303-335]
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SEGUNDA FICHA
1. LA LUJURIA DEL VARÓN
1) Un  núcleo mayor de dificultad para el crecimiento sano de una amistad de  novios generosa y duradera, que ponga un buen fundamento para una  posterior amistad matrimonial, es la lujuria en el varón. Lujuria es:  desorden del apetito sexual por pérdida del dominio racional del impulso  instintivo ¿Qué tiene que hacer la novia con la pasión del varón y qué  tiene que hacer el varón con la fuerza de su propia pasión, de acuerdo  con su novia y ayudado por ella? Esto es algo que por lo general ni ella  ni él tienen claro.
2) Las mamás no suelen tener en cuenta que  ellas pueden hacer mucho en la formación de sus varoncitos desde  pequeños. Ellas pueden educar en su niñito, como vamos a ver más  adelante, al tratar de la educación de los hijos, el hábito de dominar  sus pasiones por un fin superior. Este hábito se extenderá también a la  pasión sexual cuando despierte. Pero las mamás no suelen pensar que les  corresponda prevenir eso en bien de la felicidad matrimonial futura de  su hijo y de su nuera, enseñándole desde niño a ser dueño de sí mismo.  La mujer que no supo qué hacer con su novio y su esposo, porque  desconocía la herida del pecado original en él, tampoco sabrá educar a  sus hijos varones. Pero de esto trataremos en otro momento.
3) A  la falta de claridad que tienen los jóvenes en estos asuntos se suman  los errores y la oscuridad que siembra la opinión pública y la  pseudociencia psicológica y pedagógica moderna. Por no hablar de los  malos consejos de los amigos/as de su misma edad, que se dan importancia  arrastrando a otros al mismo hoyo en que están caídos ellos. O de  adultos que aconsejan mal, y a veces intentan positiva y decididamente  corromperlos.
4) Esas son las metas. Veamos ahora los pasos. Como  primer paso veamos cuáles son las manifestaciones propias del amor  casto, qué es lo que la novia y el novio deben hacer, principalmente la  novia, para mantenerse y ayudar al novio a mantenerse casto.
2. CONSECUENCIAS DEL PECADO ORIGINAL
5)  Estamos entre católicos, y por eso no hay necesidad de demostrar ni  convencer, ya que en estos asuntos, la luz nos viene de la fe. Es una  luz inmensa que arroja sobre la vida humana la doctrina revelada sobre  el pecado original. Una luz de la que carecen los que no creen, aunque  se crean científicamente al tanto de la realidad humana.
6)  Acerca de la naturaleza humana hay tres opiniones: a) Lutero y los  protestantes en general, sobre todo los puritanos, dicen que es mala;  porque fue totalmente corrompida por el pecado original. b) Freud, y en  su seguimiento gran parte de los representantes de la psicología  moderna, en reacción contra el puritanismo, dicen que es buena y que hay  que seguir sus impulsos y no reprimirlos. c) Rousseau dice que la  naturaleza del individuo es buena pero que la sociedad lo hace malo. De  su doctrina nacen todas las teorías pedagógicas permisivas que afirman  que los adultos no deben corregir a los niños.
7) ¿Qué nos enseña  nuestra fe católica como revelación de Dios? Que la naturaleza humana  es buena por ser creada por Dios. Pero que ha quedado herida a causa del  pecado original. Nos enseña que nuestra naturaleza necesita ser sanada.  Y que si no es sanada por la Gracia de la fe y por los sacramentos, que  son los medios de Gracia que Jesús nos vino a traer, va a seguir  siempre herida y esas llagas se van a ir infectando cada vez más.
8)  La principal herida del pecado original consiste en que la inteligencia  ya no conoce bien a Dios como su bien principal; el bien que haría  feliz al Hombre. Entonces, los instintos animales y los deseos del alma  se desordenan y ya no obedecen a la razón.
9) El pecado original  ha herido al varón de una manera y a la mujer de otra. Y es bueno que la  mujer sepa cómo está herido el varón y que el varón sepa cómo está  herida la mujer para que se puedan entender. Porque de esa ignorancia  nace el desencuentro entre ambos.
10) ¿Cómo ha herido el pecado  original al varón? Lo ha herido precisamente en la esfera instintiva, en  lo que tiene de común con los animales, en el desequilibrio de la  concupiscencia de la carne: la gula y la lujuria. Esto quiere decir que  la fuerza sexual, el instinto sexual del varón no obedece ya a su razón,  se descontrola. Por la lujuria el varón pierde la cabeza: se enceguece o  juzga precipitadamente, puede quemar el rancho, hace cualquier  desastre, no piensa, se hace imprudente, no escucha consejo, se hace  infiel.
11) ¿Por qué? Porque la pasión no se deja gobernar por la  razón. Pero ¿cómo es posible lograr el dominio de la pasión, el dominio  de sí mismo? Por un amor muy grande, que le permita sacrificar su  pasión, en aras de un amor mayor: por el amor de amistad a la esposa,  pero fundamentalmente por el amor a Dios, que purifica el amor a la  esposa.
12) Cuando se ama a Dios como Padre, cuando se aspira a  vivir como hijo; cuando se sabe, porque lo enseñó Jesús, que al Padre le  desagrada mucho el desorden sexual del varón: no sólo el adulterio,  sino aún la mirada lujuriosa sobre una hija de Dios, que por lo tanto es  su hermana, se establece en el corazón, como una gracia, el  autodominio.
13) Desde la fe, por la gracia, el varón tiene los  mejores motivos y los resortes más firmes para adquirir la virtud de la  castidad, que le da el dominio de su pasión sexual y lo libera de su  tiránica servidumbre. Porque la pasión sexual desordenada, se hace  obsesiva y se convierte en una verdadera esclavitud; en una cárcel en  que queda prisionero el varón.
14) Hasta piensan algunos que el  varón no puede sustraerse de ningún modo al imperio del instinto sexual.  Y es verdad, si se ignora que la situación de la naturaleza humana  herida por el pecado original es sanable por la gracia. No ven salida  porque piensan que ante esta pasión el varón no tiene libertad. Nos  miran a los que hablamos del pecado original, de gracia y de castidad,  como a loquitos. "¿Pero de qué está hablando este cura represor? Esto es  imperioso. La naturaleza del varón es así. Es buena. No la tiene que  reprimir". Pregúntenle a la esposa abusada o a la traicionada, si eso la  hace feliz.
15) ¡No, señor! La naturaleza no es así, la  naturaleza herida es así. Pero la naturaleza sanada por la gracia es muy  distinta. Y la naturaleza sanada le da al varón una libertad inmensa,  el dominio de sí mismo, el gobierno de todas las cosas de su vida, de su  familia, del hogar, de la educación de sus hijos, del trabajo… un  autodominio y una libertad de juicio, propios del hijo de Dios. Lo  constituye en caballero, dueño de sí, generoso y prudente; en patriarca,  en hombre sano, justo, en varón casto. Esto no es una fantasía. Ha sido  el tipo de varón que generó la fe católica.
16) Ese es, por otro  lado, el verdadero compañero y amigo que la mujer anhela. Porque a la  mujer sana no la hace feliz el varón lujurioso. A la larga la decepciona  y termina fastidiándola e inspirándole desprecio. Cuando ella no  alcanza a comprender que se trata de una verdadera herida del pecado  original en el varón, se inclina a irritarse con él, como si fuera  culpable de lo que, en su raíz, es una pena inculpable del pecado  original, una herida en la naturaleza viril, digna de misericordia y no  de ira. Pero que exige ser sanada. A la mujer le cuesta comprender lo  que le pasa al varón, porque ella no ha sido herida de la misma manera.  En ella la instintividad no eclipsa el afecto ni las capacidades del  alma. En la mujer la sexualidad y el afecto están unidos armónicamente.  El hachazo del pecado original en la instintividad fue en el varón. En  éste la sexualidad puede deshumanizarse, despersonalizarse, separarse de  la amistad esponsal.
17) En el varón, a consecuencia del pecado  original, la sexualidad tiende a recaer en lo instintivo y a disociarse  del afecto, eclipsando o interponiéndose en la comunicación espiritual,  personal, con la mujer. El varón se queda en el cuerpo y no llega al  alma. Su afán posesivo apunta al cuerpo de ella.
18) Esta herida  en la sexualidad del varón, si no se sana, empieza a despersonalizar a  la mujer. De modo que el novio ya va al encuentro con su novia  obsesionado con el cuerpo de la novia y tiende a perder progresivamente  de vista el alma de la novia, a medida que pierde pie en la lujuria. Por  eso, la relación sexual tiende a despersonalizarse aunque, al comienzo,  la novia pueda no darse cuenta de lo que le está sucediendo al novio.
19)  Ella se ilusiona. Herida por el pecado original precisamente en las  facultades del alma, en la imaginación, no lo advierte. Confunde lo que  el novio es, con lo que ella quiere que sea y se imagina que él es. Por  lo general la chica enamorada es una mujer ilusionada: idealiza al  varón… ¡Cuántas mujeres se dieron cuenta que se casaron con el hombre  equivocado, porque cuando despiertan de su sueño advierten que lo habían  idealizado! La mujer, herida en el afecto, suele idealizar a los que  ama y engañarse.
20) Comentando con la madre el abandono del  hogar, unos hijos le decían: "Pero Mamá, ¿vos no te diste cuenta cuando  estaban de novios cómo era papá?" Y la madre les respondió: "Sí mijos,  sus abuelitos (los padres de ella) me lo decían, pero yo estaba ciega y  no les hice caso. Pero ellos tenían razón".
3. LAS MAESTRAS DE LA AMISTAD
21)  Las mujeres están llamadas a ser maestras de la amistad. ¿Ustedes  vieron que las chiquilinas cultivan la amistad entre ellas, se cuentan  las cosas del corazón, tienen su mejor amiga, muchas amigas con las que  viven contándose las cosas del alma, y lo que les pasó? La mujer tiene  una vida interior rica, compleja. Y como el matrimonio es un camino de  amistad, a ella le toca en esto el rol principal. Pero a causa del  pecado original, su posesividad aspira a apoderarse del afecto del  varón, a dominarlo, a tener acceso al alma de él y a controlarla. Y el  varón teme entregársela por temor a ser controlado. Es debido a eso que  la que debiera ser maestra de amistad a menudo se equivoca. Sus sombras  la traicionan.
22) Es que a la mujer, el pecado original la hiere  precisamente en los apetitos del alma. Se los exagera y descontrola.  Como Eva está inclinada a desear la ciencia del bien y del mal y a  adquirir el poder divino, que le permita realizar el bien y conjurar los  males que teme. La mujer peca por exceso de deseo del bien y por temor  de los males. Tiende al ejercicio ilegal de la divinidad y a la  usurpación de la divina Providencia. Ella quisiera tenerlo todo bajo su  control: su novio, su esposo y sus hijos. El presente y el futuro.
23)  Nuera y suegra chocan porque no puede haber dos mujeres mandando en la  misma casa como no puede haber un auto con dos volantes ni dos caracoles  en la misma cáscara ni dos dioses en el cielo. Para ella su casa es una  prolongación de sí misma. Hasta la hija cuando se hace mujercita,  empieza a forcejear con su mamá. La mujer deja de ser maestra de amistad  cuando su afán de control la lleva a rivalizar dentro de su territorio.
24)  En cambio, los varones son compinches. Si son buenos hacen un club. Si  malos una manada. Se asocian para el deporte, para divertirse, para  pecar. Hay que levantarlos con amores e ideales grandes, que los motiven  para dar la vida por ellos... y por ella; que está llamada a ser ‘la  dama': el ideal encarnado de un ‘buen caballero'.
5. PARA COMENTAR
    
1) ¿Cómo  hirió el pecado original al varón? ¿Cómo hirió a la mujer?
    
2)  ¿Cuáles son las consecuencias para la relación entre ellos,  especialmente en el matrimonio?
    
3) ¿Cómo los sana la gracia de  Cristo en el sacramento de sanación que es el matrimonio?
    
4)  ¿Cómo sirve el instinto a la expresión del amor?