¡Ay, Dios mío! Esto sí que es novedad, mi gente. Después de tanto batallar, parece que finalmente vamos a ver unos cambios reales para esos repartidores que se parten el lomo día y noche. El Congreso le dio el visto bueno a la iniciativa que busca meterles en el Código de Trabajo, lo que significa que podrían tener derecho a salario mínimo, seguro social... ¡la rifa completa!
Como bien saben, la cosa ha sido bastante turbia para estos señores. Trabajan pa’ plataformas como Uber Eats, Rappi y esas, pero hasta ahorita estaban prácticamente al garete, sin ninguna protección laboral. Las empresas les trataban como si fueran robots, sin importarles si llueve, hace sol o si tienen tres hijos esperando en casa. Un verdadero despache, la verdad.
La diputada Sofía Guillén, quien ha liderado este brete, explica que la idea es simple: asumir que existe una relación laboral a menos que la empresa demuestre lo contrario. Lo llaman “presunción de laboralidad” y suena complicado, pero básicamente quiere decir que ya no pueden seguir dando rodeos y tratando a estos trabajadores como simples contratistas. ¡Por fin un respiro!
Y ojo, porque esto no es un juego de niños. Según la propuesta, los repartidores tendrían acceso a todo lo que nosotros, los trabajadores formales, damos por sentado: salario mínimo, vacaciones pagadas, aguinaldo, seguridad social en la Caja y hasta cobertura con el INS por accidentes de trabajo. ¡Imagínate la diferencia que eso podría hacerle a muchas familias!
Claro que no todo es miel sobre hojuelas. Seguro que las plataformas digitales no estarán felices con esta noticia. Ya se imaginan los abogados buscando cualquier agujero legal para evitar pagarles lo que les corresponde. Pero ahí tenemos que estar todos nosotros, exigiendo que se cumpla la ley y que se respeten los derechos de estas personas que se matan trabajando para que nosotros comamos rico en casa.
La diputada Guillén, como siempre, bien clara: “No hay excusa para mantenerlos en la precariedad”. Y ella tiene razón. Estos tipos se arriesgan en las calles, sorteando carros y baches, para llevar la comida a nuestra puerta. Lo menos que podemos hacer es asegurarnos de que reciban un trato justo y decente. Que no se jalen otra torta, diay.
Ahora, la pelota pasa al Plenario de la Asamblea Legislativa. Ahí tendrán que debatir y votar la iniciativa, y esperamos que hagan lo correcto. Aunque la política a veces es un maje, hay que darle crédito cuando se hacen las cosas bien. Si aprueban esto, sería un hito importantísimo para la justicia social en nuestro país. Veremos si nuestros diputados andan a la altura del desafío, o si se quedarán en la pura talla.
En fin, la expectativa es alta. ¿Creen ustedes que esta presunción de laboralidad cambiará la vida de los repartidores en Costa Rica, o simplemente será otro intento fallido de solucionar un problema que parece no tener fin? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan al respecto!
Como bien saben, la cosa ha sido bastante turbia para estos señores. Trabajan pa’ plataformas como Uber Eats, Rappi y esas, pero hasta ahorita estaban prácticamente al garete, sin ninguna protección laboral. Las empresas les trataban como si fueran robots, sin importarles si llueve, hace sol o si tienen tres hijos esperando en casa. Un verdadero despache, la verdad.
La diputada Sofía Guillén, quien ha liderado este brete, explica que la idea es simple: asumir que existe una relación laboral a menos que la empresa demuestre lo contrario. Lo llaman “presunción de laboralidad” y suena complicado, pero básicamente quiere decir que ya no pueden seguir dando rodeos y tratando a estos trabajadores como simples contratistas. ¡Por fin un respiro!
Y ojo, porque esto no es un juego de niños. Según la propuesta, los repartidores tendrían acceso a todo lo que nosotros, los trabajadores formales, damos por sentado: salario mínimo, vacaciones pagadas, aguinaldo, seguridad social en la Caja y hasta cobertura con el INS por accidentes de trabajo. ¡Imagínate la diferencia que eso podría hacerle a muchas familias!
Claro que no todo es miel sobre hojuelas. Seguro que las plataformas digitales no estarán felices con esta noticia. Ya se imaginan los abogados buscando cualquier agujero legal para evitar pagarles lo que les corresponde. Pero ahí tenemos que estar todos nosotros, exigiendo que se cumpla la ley y que se respeten los derechos de estas personas que se matan trabajando para que nosotros comamos rico en casa.
La diputada Guillén, como siempre, bien clara: “No hay excusa para mantenerlos en la precariedad”. Y ella tiene razón. Estos tipos se arriesgan en las calles, sorteando carros y baches, para llevar la comida a nuestra puerta. Lo menos que podemos hacer es asegurarnos de que reciban un trato justo y decente. Que no se jalen otra torta, diay.
Ahora, la pelota pasa al Plenario de la Asamblea Legislativa. Ahí tendrán que debatir y votar la iniciativa, y esperamos que hagan lo correcto. Aunque la política a veces es un maje, hay que darle crédito cuando se hacen las cosas bien. Si aprueban esto, sería un hito importantísimo para la justicia social en nuestro país. Veremos si nuestros diputados andan a la altura del desafío, o si se quedarán en la pura talla.
En fin, la expectativa es alta. ¿Creen ustedes que esta presunción de laboralidad cambiará la vida de los repartidores en Costa Rica, o simplemente será otro intento fallido de solucionar un problema que parece no tener fin? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan al respecto!