¡Aguanta, mae! Un sustito tremendo vivió un capitán pesquero esta semana, pero gracias a la rápida reacción del Servicio Nacional de Guardacostas y la Cruz Roja, todo salió bien. Parece sacado de película, pero la verdad es que a veces el mar te pone a prueba, ¿no?
La cosa es que el Capitán Calvo, así le dicen cariñosamente en el muelle, llevaba ya dos días arrastrando unos dolores abdominales horribles mientras trabajaban en alta mar. Estaban ahí, fajándose con la pesca, cuando de repente se le empieza a sentir mal. ¡Imagínate la preocupación de toda la tripulación!
Según nos cuentan desde el Guardacostas, la alerta llegó desde el barco, el "Capitán Mateo", aproximadamente a unas tres horas de la costa puntarenense. Ahí se dieron cuenta que esto no era bronca menor. Activaron el protocolo de emergencia sin pensarlo dos veces porque la salud del capitán estaba en juego.
Y acá viene la parte chiva: una patrullera del Guardacostas zarpó rapidísimo desde la base de Puntarenas con un equipo preparado. Iban policías listos pa’ cualquier eventualidad y también un paramédico de la Cruz Roja. ¡Un equipo completo pa' atender la vara! Se toparon con el pesquero y, con cuidado, lograron abordar al capitán para evaluarlo.
El paramédico, con toda la experiencia del mundo, le checó al Capitán Calvo y lo estabilizó rápido. Le dieron primeros auxilios pa’ que pudiera aguantar el viaje de regreso a tierra firme. ¡Eso sí es trabajo en equipo, pura vida! Lo trajeron tranquilito hasta el muelle de Puntarenas y luego, en ambulancia, directo al Hospital Monseñor Sanabria para que le dieran la atención necesaria.
Las autoridades resaltan que la coordinación fue clave para lograr este rescate express. Que sin la comunicación fluida entre el Guardacostas y la Cruz Roja, la cosa podría haber terminado muy diferente. Demuestra que cuando las instituciones trabajan juntas, podemos proteger a nuestros pescadores y a todos los que se ganan la vida en el mar. ¡Es una muestra de cómo nos cuidamos los ticos!
Ahora bien, este tipo de situaciones nos recuerdan lo importante que es tener protocolos de emergencia bien definidos y equipos preparados para actuar rápidamente. También nos hace reflexionar sobre las condiciones laborales de nuestros pescadores, muchos de los cuales enfrentan riesgos constantes en su día a día. ¿Será que necesitamos mejorar las medidas de seguridad y ofrecer más apoyo a estos hombres y mujeres que alimentan nuestras mesas?
Y hablando de eso, me pregunto... ¿cree usted que deberíamos exigir revisiones médicas obligatorias y más frecuentes para los pescadores, considerando los riesgos inherentes a su profesión? Déjeme saber su opinión en los comentarios, quiero leer qué piensa la gente sobre este tema tan importante. ¡Vamos a ponerle pausa a la juerga y darle espacio a la reflexión colectiva!
La cosa es que el Capitán Calvo, así le dicen cariñosamente en el muelle, llevaba ya dos días arrastrando unos dolores abdominales horribles mientras trabajaban en alta mar. Estaban ahí, fajándose con la pesca, cuando de repente se le empieza a sentir mal. ¡Imagínate la preocupación de toda la tripulación!
Según nos cuentan desde el Guardacostas, la alerta llegó desde el barco, el "Capitán Mateo", aproximadamente a unas tres horas de la costa puntarenense. Ahí se dieron cuenta que esto no era bronca menor. Activaron el protocolo de emergencia sin pensarlo dos veces porque la salud del capitán estaba en juego.
Y acá viene la parte chiva: una patrullera del Guardacostas zarpó rapidísimo desde la base de Puntarenas con un equipo preparado. Iban policías listos pa’ cualquier eventualidad y también un paramédico de la Cruz Roja. ¡Un equipo completo pa' atender la vara! Se toparon con el pesquero y, con cuidado, lograron abordar al capitán para evaluarlo.
El paramédico, con toda la experiencia del mundo, le checó al Capitán Calvo y lo estabilizó rápido. Le dieron primeros auxilios pa’ que pudiera aguantar el viaje de regreso a tierra firme. ¡Eso sí es trabajo en equipo, pura vida! Lo trajeron tranquilito hasta el muelle de Puntarenas y luego, en ambulancia, directo al Hospital Monseñor Sanabria para que le dieran la atención necesaria.
Las autoridades resaltan que la coordinación fue clave para lograr este rescate express. Que sin la comunicación fluida entre el Guardacostas y la Cruz Roja, la cosa podría haber terminado muy diferente. Demuestra que cuando las instituciones trabajan juntas, podemos proteger a nuestros pescadores y a todos los que se ganan la vida en el mar. ¡Es una muestra de cómo nos cuidamos los ticos!
Ahora bien, este tipo de situaciones nos recuerdan lo importante que es tener protocolos de emergencia bien definidos y equipos preparados para actuar rápidamente. También nos hace reflexionar sobre las condiciones laborales de nuestros pescadores, muchos de los cuales enfrentan riesgos constantes en su día a día. ¿Será que necesitamos mejorar las medidas de seguridad y ofrecer más apoyo a estos hombres y mujeres que alimentan nuestras mesas?
Y hablando de eso, me pregunto... ¿cree usted que deberíamos exigir revisiones médicas obligatorias y más frecuentes para los pescadores, considerando los riesgos inherentes a su profesión? Déjeme saber su opinión en los comentarios, quiero leer qué piensa la gente sobre este tema tan importante. ¡Vamos a ponerle pausa a la juerga y darle espacio a la reflexión colectiva!
