Imagínate esto: en lugar de estar viendo tele los fines de semana, te pones a caminar por desiertos buscando piedras que cayeron del cielo. Suena a película de ciencia ficción, ¿verdad? Pues resulta que hay un montón de gente por ahí que vive de esto, y algunos ya se están forrando vendiendo meteoritos. ¡Quién lo diría!
La onda es que ahora existe un mercadito bien interesante alrededor de estas rocas espaciales. Coleccionistas millonarios, museos con presupuesto... todos quieren tener un pedazo del universo en sus vitrinas. Esto ha echado a correr a un grupo de buscadores por todo el planeta, incluyendo, sorpresa, ¡Costa Rica! Parece que hasta nosotros tenemos nuestro pequeño corner en esta locura cósmica.
Roberto Vargas, un gringo con raíces puertorriqueñas, es uno de los más conocidos. Dejó su trabajo como terapeuta para dedicarse full time a encontrar meteoritos. Según contó a un podcast de la BBC, la primera vez que tuvo un meteorito en sus manos, ¡le dio un ataque de emoción! Ahora, anda buscando rocas por todo el mundo, y parece que se le da bastante bien. En su primer viaje a Costa Rica, ¡ganó más de cuarenta mil dólares! Una verdadera ganga.
Pero no todo es pura risa y billetes verdes. La cosa se pone más turbia cuando hablamos de la legalidad de todo esto. El caso del meteorito encontrado en Níger, que se subastó en Nueva York por más de cuatro millones de dólares, levantó toda clase de sospechas. Las autoridades nigerianas andan investigando cómo salió esa roca del país, y si se cumplieron todos los requisitos legales. Al final, ¿quién es el dueño legítimo de una piedra que cae del cielo?
En muchos países, las leyes sobre los meteoritos son un verdadero mamarracho. En Australia, por ejemplo, ni siquiera puedes sacar un meteorito del país. En el Reino Unido, tampoco hay ninguna ley específica. Aquí en Costa Rica, la cosa está igual de difusa. Tenemos leyes sobre minerales y patrimonio, pero nadie sabe exactamente qué hacer con estos objetos extraterrestres. ¡Un brete para abogados!
Pero ojo, no todos los buscadores de meteoritos son peces gordos moviendo millones de dólares. También hay gente que simplemente quiere contribuir a la ciencia. En Brasil, por ejemplo, hay un grupo de científicas llamadas “Azmeteóricas” que se dedican a buscar meteoritos para entregárselos a investigadores. Ellas creen que es importante que estos objetos sean estudiados, y que no solo sirvan para engordar los bolsillos de algún coleccionista. “Dejamos lo que estamos haciendo y nos ponemos a buscar este nuevo meteorito. Porque ser las primeras marca la diferencia,” dice Amanda Tosi, una de las integrantes del grupo.
Claro, la realidad es que el interés comercial en los meteoritos está creciendo a pasos agigantados, y eso dificulta que los científicos tengan acceso a ellos. Muchos museos y universidades se quedan sin presupuesto para competir con los coleccionistas privados. Además, hay un riesgo enorme de falsificaciones, sobre todo en plataformas como eBay. Así que, si estás pensando en comprar un meteorito, ¡ten mucho cuidado!
Al fin y al cabo, ¿debería existir un mercado libre para los meteoritos, o deberían ser considerados patrimonio de la humanidad y reservarse exclusivamente para fines científicos? ¿Creerían ustedes que los gobiernos deberían establecer leyes claras y estrictas para regular la búsqueda y venta de meteoritos, incluso si eso limita las ganancias privadas? ¡Compárteme tu opinión en los comentarios!
La onda es que ahora existe un mercadito bien interesante alrededor de estas rocas espaciales. Coleccionistas millonarios, museos con presupuesto... todos quieren tener un pedazo del universo en sus vitrinas. Esto ha echado a correr a un grupo de buscadores por todo el planeta, incluyendo, sorpresa, ¡Costa Rica! Parece que hasta nosotros tenemos nuestro pequeño corner en esta locura cósmica.
Roberto Vargas, un gringo con raíces puertorriqueñas, es uno de los más conocidos. Dejó su trabajo como terapeuta para dedicarse full time a encontrar meteoritos. Según contó a un podcast de la BBC, la primera vez que tuvo un meteorito en sus manos, ¡le dio un ataque de emoción! Ahora, anda buscando rocas por todo el mundo, y parece que se le da bastante bien. En su primer viaje a Costa Rica, ¡ganó más de cuarenta mil dólares! Una verdadera ganga.
Pero no todo es pura risa y billetes verdes. La cosa se pone más turbia cuando hablamos de la legalidad de todo esto. El caso del meteorito encontrado en Níger, que se subastó en Nueva York por más de cuatro millones de dólares, levantó toda clase de sospechas. Las autoridades nigerianas andan investigando cómo salió esa roca del país, y si se cumplieron todos los requisitos legales. Al final, ¿quién es el dueño legítimo de una piedra que cae del cielo?
En muchos países, las leyes sobre los meteoritos son un verdadero mamarracho. En Australia, por ejemplo, ni siquiera puedes sacar un meteorito del país. En el Reino Unido, tampoco hay ninguna ley específica. Aquí en Costa Rica, la cosa está igual de difusa. Tenemos leyes sobre minerales y patrimonio, pero nadie sabe exactamente qué hacer con estos objetos extraterrestres. ¡Un brete para abogados!
Pero ojo, no todos los buscadores de meteoritos son peces gordos moviendo millones de dólares. También hay gente que simplemente quiere contribuir a la ciencia. En Brasil, por ejemplo, hay un grupo de científicas llamadas “Azmeteóricas” que se dedican a buscar meteoritos para entregárselos a investigadores. Ellas creen que es importante que estos objetos sean estudiados, y que no solo sirvan para engordar los bolsillos de algún coleccionista. “Dejamos lo que estamos haciendo y nos ponemos a buscar este nuevo meteorito. Porque ser las primeras marca la diferencia,” dice Amanda Tosi, una de las integrantes del grupo.
Claro, la realidad es que el interés comercial en los meteoritos está creciendo a pasos agigantados, y eso dificulta que los científicos tengan acceso a ellos. Muchos museos y universidades se quedan sin presupuesto para competir con los coleccionistas privados. Además, hay un riesgo enorme de falsificaciones, sobre todo en plataformas como eBay. Así que, si estás pensando en comprar un meteorito, ¡ten mucho cuidado!
Al fin y al cabo, ¿debería existir un mercado libre para los meteoritos, o deberían ser considerados patrimonio de la humanidad y reservarse exclusivamente para fines científicos? ¿Creerían ustedes que los gobiernos deberían establecer leyes claras y estrictas para regular la búsqueda y venta de meteoritos, incluso si eso limita las ganancias privadas? ¡Compárteme tu opinión en los comentarios!