¡Ay, Dios mío, qué chivísima se puso la escena nocturna de San José! Resulta que Bruce Molzan, el chef gringo detrás del famoso Ruggles de Houston, decidió traerle un pedacito de Texas a nuestras tierras ticas. Se trata de un cocktail bar y restaurante que abrió sus puertas hace unos meses en Sabana Oeste, y vaya que está dando mucho de qué hablar, ¡más que la novela de Ana Leal!
La historia, como toda buena trama, empieza con un flechazo. Mariela Gamboa, nuestra chef puntarenense, conoció a Bruce hace cuatro años y medio mientras él iba a recibir a alguien en el aeropuerto Juan Santamaría. Desde ahí, la chispa encendió una pasión tanto amorosa como empresarial. Después de muchísimas tardes y noches planeando, negociando y calculando números, Ruggles Costa Rica finalmente se materializó, con una inversión que superó los dos millones de dólares – ¡una pavada para los estándares de hoy, diay!.
Imagínate esto: 320 metros cuadrados en el primer piso, más 145 en un mezánino, todo decorado con un estilo que te transporta a otra onda. No es simplemente un bar, es una experiencia. Ofrecen comida variada, una fusión interesante entre sabores tropicales y asiáticos, pero también tienen opciones más relajadas como pizzas y hamburguesas. Ya saben, para esos días que quieres algo rápido pero sabroso. Piensa en unas patatas fritas crujientes, unas alitas picantes o una pizza con piña… si te animas, claro.
Pero ojo, porque no es exactamente igual al Ruggles original de Houston. Según Mariela, tuvieron que ajustar el menú para adaptarlo al paladar tico. “Al principio, los platos eran un poquito más picantes,” nos contó. “Pero vimos que a la gente de acá no le gusta tanta intensidad. Así que ajustamos las recetas y, afortunadamente, la gente lo ha recibido muy bien.” Eso sí, mantienen la esencia innovadora que caracteriza a Ruggles, utilizando ingredientes inesperados y combinaciones audaces.
Y hablando de ingredientes inesperados, prepara tu mente para sorpresas. Mariela nos recomendó probar el pargo al pistacho con compota de higos – ¡qué combinación, chunche! – o las coles de Bruselas con chorizo (en Houston usan tocineta, pero acá le dieron el toque tico). Incluso hay una salsa de soya mezclada con maracuyá, que suena rarísimo pero parece que funciona. La idea es salir de la zona de confort y probar cosas nuevas. ¿Quién sabe? Tal vez descubras tu nuevo plato favorito.
Más allá de la comida y las bebidas, Ruggles Costa Rica apuesta por crear un ambiente cálido y acogedor. Quieren ser más que un simple negocio; aspiran a ser un segundo hogar para sus empleados, desde los chefs hasta los bartenders. Mariela enfatizó cómo el buen servicio es fundamental: “Tratarnos todos con respeto y cariño. Y eso se siente, el personal está súper cómodo, contento, y eso me llena de orgullo”. Imagínate ir a un lugar donde te atienden con una sonrisa genuina y te hacen sentir bienvenido – eso sí que vale la pena.
Y para completar la experiencia, Ruggles ofrece música en vivo y espectáculos. Están planeando diversificar su oferta artística, convirtiéndose en un punto de encuentro para amantes del arte. Por ejemplo, exhiben impresionantes acrílicos de la artista mexicana Karla De Lara, cuyas obras fusionan iconos de Costa Rica como el Teatro Nacional, la iglesia de Coronado, el Coloso de La Sabana y nuestra exuberante biodiversidad. Las pinturas son verdaderamente divisivas, creando un diálogo visual interesante entre lo nacional y lo internacional.
Así que ya lo sabes, si estás buscando un lugar diferente para disfrutar de una noche en San José, Ruggles Costa Rica podría ser justo lo que necesitas. Con su propuesta gastronómica arriesgada, su ambiente vibrante y su compromiso con el bienestar de sus empleados, se están ganando un lugar en el corazón de muchos ticos... y gringos también. Pero dime, ¿crees que los restaurantes nuevos deberían enfocarse tanto en crear una ‘experiencia’ o priorizar simplemente ofrecer buena comida a buen precio?
La historia, como toda buena trama, empieza con un flechazo. Mariela Gamboa, nuestra chef puntarenense, conoció a Bruce hace cuatro años y medio mientras él iba a recibir a alguien en el aeropuerto Juan Santamaría. Desde ahí, la chispa encendió una pasión tanto amorosa como empresarial. Después de muchísimas tardes y noches planeando, negociando y calculando números, Ruggles Costa Rica finalmente se materializó, con una inversión que superó los dos millones de dólares – ¡una pavada para los estándares de hoy, diay!.
Imagínate esto: 320 metros cuadrados en el primer piso, más 145 en un mezánino, todo decorado con un estilo que te transporta a otra onda. No es simplemente un bar, es una experiencia. Ofrecen comida variada, una fusión interesante entre sabores tropicales y asiáticos, pero también tienen opciones más relajadas como pizzas y hamburguesas. Ya saben, para esos días que quieres algo rápido pero sabroso. Piensa en unas patatas fritas crujientes, unas alitas picantes o una pizza con piña… si te animas, claro.
Pero ojo, porque no es exactamente igual al Ruggles original de Houston. Según Mariela, tuvieron que ajustar el menú para adaptarlo al paladar tico. “Al principio, los platos eran un poquito más picantes,” nos contó. “Pero vimos que a la gente de acá no le gusta tanta intensidad. Así que ajustamos las recetas y, afortunadamente, la gente lo ha recibido muy bien.” Eso sí, mantienen la esencia innovadora que caracteriza a Ruggles, utilizando ingredientes inesperados y combinaciones audaces.
Y hablando de ingredientes inesperados, prepara tu mente para sorpresas. Mariela nos recomendó probar el pargo al pistacho con compota de higos – ¡qué combinación, chunche! – o las coles de Bruselas con chorizo (en Houston usan tocineta, pero acá le dieron el toque tico). Incluso hay una salsa de soya mezclada con maracuyá, que suena rarísimo pero parece que funciona. La idea es salir de la zona de confort y probar cosas nuevas. ¿Quién sabe? Tal vez descubras tu nuevo plato favorito.
Más allá de la comida y las bebidas, Ruggles Costa Rica apuesta por crear un ambiente cálido y acogedor. Quieren ser más que un simple negocio; aspiran a ser un segundo hogar para sus empleados, desde los chefs hasta los bartenders. Mariela enfatizó cómo el buen servicio es fundamental: “Tratarnos todos con respeto y cariño. Y eso se siente, el personal está súper cómodo, contento, y eso me llena de orgullo”. Imagínate ir a un lugar donde te atienden con una sonrisa genuina y te hacen sentir bienvenido – eso sí que vale la pena.
Y para completar la experiencia, Ruggles ofrece música en vivo y espectáculos. Están planeando diversificar su oferta artística, convirtiéndose en un punto de encuentro para amantes del arte. Por ejemplo, exhiben impresionantes acrílicos de la artista mexicana Karla De Lara, cuyas obras fusionan iconos de Costa Rica como el Teatro Nacional, la iglesia de Coronado, el Coloso de La Sabana y nuestra exuberante biodiversidad. Las pinturas son verdaderamente divisivas, creando un diálogo visual interesante entre lo nacional y lo internacional.
Así que ya lo sabes, si estás buscando un lugar diferente para disfrutar de una noche en San José, Ruggles Costa Rica podría ser justo lo que necesitas. Con su propuesta gastronómica arriesgada, su ambiente vibrante y su compromiso con el bienestar de sus empleados, se están ganando un lugar en el corazón de muchos ticos... y gringos también. Pero dime, ¿crees que los restaurantes nuevos deberían enfocarse tanto en crear una ‘experiencia’ o priorizar simplemente ofrecer buena comida a buen precio?