Mae, ¿se acuerdan de ese mini infarto que le daba a uno el domingo antes de entrar a clases? Ese pánico de si el director te iba a ver con el pelo “muy largo” o si el corte que te habías hecho el finde iba a pasar la inspección de la entrada. Bueno, parece que esa vara por fin se acabó. ¡Y qué tuanis la noticia! El Ministerio de Educación Pública (MEP) acaba de anunciar que ya no van a sancionar a los estudiantes por su apariencia, específicamente por llevar el cabello largo, barba o cortes de pelo que antes consideraban “inapropiados”.
La cosa es así de simple: mediante una circular que ya entró en vigencia, el MEP le puso un punto final a una de las reglas más anticuadas y, seamos honestos, más absurdas de su sistema. Se acabó eso de que te mandaran para la casa, te bajaran puntos de conducta o te hicieran un escándalo en medio patio por tener tres pelos de barba. Esta medida reconoce algo que venimos diciendo desde el cole: que el largo de tu pelo no tiene absolutamente nada que ver con tu capacidad para aprender o con el respeto que le tenés a los demás. ¡Qué carga que por fin se dieran cuenta!
Diay, es que ya era hora. Por años, esta persecución fue un verdadero dolor de cabeza para un montón de güilas y sus tatas. ¿Cuántos compas no vimos jugándose la nota de conducta, y hasta el año, por una regla que no tenía ni pies ni cabeza? Era un despilfarro de energía monumental, tanto para los estudiantes como para los mismos profes y directores, que tenían que andar jugando de policías de la moda. En lugar de enfocarse en lo que de verdad importa, como la calidad de la educación, se perdía el tiempo en si un mae parecía más un rockero que un “estudiante modelo”. Esa batalla se fue al traste, y por dicha.
Pero ojo, que no todo es libertad absoluta. Como siempre, hay una letra pequeña. El MEP se guardó una carta bajo la manga y dejó una restricción bien específica: los tintes de colores “llamativos” (léase azul, verde, fucsia, etc.) todavía pueden ser motivo de sanción, y la decisión final queda en manos de cada centro educativo. O sea, podés llegar con una melena hasta la cintura, pero si la tenés color celeste pitufo, puede que te manden a comprar un tinte más “serio”. Es un poco contradictorio, pero supongo que es el último bastión de control que no quisieron soltar.
Al final del día, esto es un gane para el sentido común. Es un paso adelante, pequeño pero significativo, para que las aulas se enfoquen en formar ciudadanos y no en clonar soldaditos con el mismo corte de pelo. Celebremos que las futuras generaciones tendrán un problema menos del cual preocuparse. Ahora la pregunta que queda en el aire es: ¿Creen que esto es suficiente o la restricción de los tintes demuestra que en el fondo no quieren soltar el control del todo? ¿Cuál es la siguiente regla sin sentido que debería eliminar el MEP? ¡Los leo!
La cosa es así de simple: mediante una circular que ya entró en vigencia, el MEP le puso un punto final a una de las reglas más anticuadas y, seamos honestos, más absurdas de su sistema. Se acabó eso de que te mandaran para la casa, te bajaran puntos de conducta o te hicieran un escándalo en medio patio por tener tres pelos de barba. Esta medida reconoce algo que venimos diciendo desde el cole: que el largo de tu pelo no tiene absolutamente nada que ver con tu capacidad para aprender o con el respeto que le tenés a los demás. ¡Qué carga que por fin se dieran cuenta!
Diay, es que ya era hora. Por años, esta persecución fue un verdadero dolor de cabeza para un montón de güilas y sus tatas. ¿Cuántos compas no vimos jugándose la nota de conducta, y hasta el año, por una regla que no tenía ni pies ni cabeza? Era un despilfarro de energía monumental, tanto para los estudiantes como para los mismos profes y directores, que tenían que andar jugando de policías de la moda. En lugar de enfocarse en lo que de verdad importa, como la calidad de la educación, se perdía el tiempo en si un mae parecía más un rockero que un “estudiante modelo”. Esa batalla se fue al traste, y por dicha.
Pero ojo, que no todo es libertad absoluta. Como siempre, hay una letra pequeña. El MEP se guardó una carta bajo la manga y dejó una restricción bien específica: los tintes de colores “llamativos” (léase azul, verde, fucsia, etc.) todavía pueden ser motivo de sanción, y la decisión final queda en manos de cada centro educativo. O sea, podés llegar con una melena hasta la cintura, pero si la tenés color celeste pitufo, puede que te manden a comprar un tinte más “serio”. Es un poco contradictorio, pero supongo que es el último bastión de control que no quisieron soltar.
Al final del día, esto es un gane para el sentido común. Es un paso adelante, pequeño pero significativo, para que las aulas se enfoquen en formar ciudadanos y no en clonar soldaditos con el mismo corte de pelo. Celebremos que las futuras generaciones tendrán un problema menos del cual preocuparse. Ahora la pregunta que queda en el aire es: ¿Creen que esto es suficiente o la restricción de los tintes demuestra que en el fondo no quieren soltar el control del todo? ¿Cuál es la siguiente regla sin sentido que debería eliminar el MEP? ¡Los leo!