¡Ay, pata de palo! Quién iba a decir que la economía tica se levantaba con este brío. Según el Banco Central, el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) le pegó un portazo al mes pasado, creciendo 4,6% interanual en octubre. No es broma, compaes, parece que estamos viendo señales de que la cosa va amontonándose, aunque todavía hay bretes que nos dan chinches.
Para ponerle contexto a esta vara, el BCCR publicó el reporte donde explica que este buen desempeño se debe principalmente al dinamismo de las empresas bajo regímenes especiales – esas que andan siempre buscando cómo optimizar –, y también a un avance, digamos, más tranquilo, pero constante, de las empresas bajo régimen definitivo. Esto significa que tanto las grandes como las pequeñas están aportando, aunque unas más que otras, ¡ya saben cómo es!
Pero ojo, no todo es miel sobre hojuelas. El sector agropecuario sigue dando pena, con una caída del 2,1% debido a ese clima loco que nos ha estado sacando los colores desde principios de año. Las cosechas de banano y piña sufrieron bastante, imagínate. Aunque bueno, dicen que el café, los tubérculos y el pollo sí se salvaron, así que al menos tenemos qué tomar con galletas, ¿no?
Lo que realmente nos da qué hablar es la manufactura. ¡Madre mía! Esta rama le puso toda la carne al asador, creciendo un impresionante 10,9% y explicando casi la mitad (48,7%) del crecimiento total. Y eso que ni habíamos encendido los motores a full. Dentro de los regímenes especiales, la cosa explotó con un 22,9%, gracias a los implementos médicos que están volando como pan caliente afuera. Nos vemos exportando hasta mascarillas para perros, ¡qué carga!
Y hablando de exportaciones, en el régimen definitivo la manufactura tampoco se quedó atrás, con un 1,1% de crecimiento. Productos plásticos, pinturas, metales, pollo, café… básicamente, todo lo que te puedas imaginar salió de nuestras fábricas y encontró comprador. Demuestra que seguimos siendo competitivos, aunque a veces nos quejamos demasiado, ¡nos echamos agua propia!
Otro dato importante es que los servicios también mantuvieron el ritmo positivo, creciendo un 4,3%. Los servicios profesionales y administrativos sumaron un 5,1%, mientras que la educación y la salud subieron un 3,5% porque la gente anda cuidándose y buscando opciones privadas. El transporte también tuvo un buen día, con un 6,3% de avance gracias al movimiento de mercancías, y los servicios financieros cerraron con un 5,0% impulsados por los créditos y los ahorros. ¡Un panorama animado en general!
Ahora bien, hay que tener en cuenta que el IMAE incorporó algunas modificaciones en sus ponderaciones, ajustándose al año base 2022. Esto quiere decir que le quitaron un poco de importancia a la construcción y le dieron más a otros servicios, incluyendo hoteles y restaurantes. Pero el Banco Central asegura que, a pesar de estos cambios técnicos, el comportamiento del índice sigue siendo parecido al de antes. Al final, es como cambiarle el tinte al carro, pero debajo sigue siendo el mismo. ¡Qué diay!
En fin, la economía parece encaminada, con la manufactura tirando del carro y los servicios acompañando. Pero aún quedan retos importantes por delante, como reactivar el sector agropecuario y darle un empujón a la construcción. Una cosa es segura: si seguimos trabajando duro y aprovechando nuestras oportunidades, podemos salir adelante. ¿Ustedes creen que este crecimiento sostenido alcanzará para mejorar significativamente el bolsillo de los costarricenses, o será solo humo para las estadísticas? ¡Déjenme sus opiniones en el foro!
Para ponerle contexto a esta vara, el BCCR publicó el reporte donde explica que este buen desempeño se debe principalmente al dinamismo de las empresas bajo regímenes especiales – esas que andan siempre buscando cómo optimizar –, y también a un avance, digamos, más tranquilo, pero constante, de las empresas bajo régimen definitivo. Esto significa que tanto las grandes como las pequeñas están aportando, aunque unas más que otras, ¡ya saben cómo es!
Pero ojo, no todo es miel sobre hojuelas. El sector agropecuario sigue dando pena, con una caída del 2,1% debido a ese clima loco que nos ha estado sacando los colores desde principios de año. Las cosechas de banano y piña sufrieron bastante, imagínate. Aunque bueno, dicen que el café, los tubérculos y el pollo sí se salvaron, así que al menos tenemos qué tomar con galletas, ¿no?
Lo que realmente nos da qué hablar es la manufactura. ¡Madre mía! Esta rama le puso toda la carne al asador, creciendo un impresionante 10,9% y explicando casi la mitad (48,7%) del crecimiento total. Y eso que ni habíamos encendido los motores a full. Dentro de los regímenes especiales, la cosa explotó con un 22,9%, gracias a los implementos médicos que están volando como pan caliente afuera. Nos vemos exportando hasta mascarillas para perros, ¡qué carga!
Y hablando de exportaciones, en el régimen definitivo la manufactura tampoco se quedó atrás, con un 1,1% de crecimiento. Productos plásticos, pinturas, metales, pollo, café… básicamente, todo lo que te puedas imaginar salió de nuestras fábricas y encontró comprador. Demuestra que seguimos siendo competitivos, aunque a veces nos quejamos demasiado, ¡nos echamos agua propia!
Otro dato importante es que los servicios también mantuvieron el ritmo positivo, creciendo un 4,3%. Los servicios profesionales y administrativos sumaron un 5,1%, mientras que la educación y la salud subieron un 3,5% porque la gente anda cuidándose y buscando opciones privadas. El transporte también tuvo un buen día, con un 6,3% de avance gracias al movimiento de mercancías, y los servicios financieros cerraron con un 5,0% impulsados por los créditos y los ahorros. ¡Un panorama animado en general!
Ahora bien, hay que tener en cuenta que el IMAE incorporó algunas modificaciones en sus ponderaciones, ajustándose al año base 2022. Esto quiere decir que le quitaron un poco de importancia a la construcción y le dieron más a otros servicios, incluyendo hoteles y restaurantes. Pero el Banco Central asegura que, a pesar de estos cambios técnicos, el comportamiento del índice sigue siendo parecido al de antes. Al final, es como cambiarle el tinte al carro, pero debajo sigue siendo el mismo. ¡Qué diay!
En fin, la economía parece encaminada, con la manufactura tirando del carro y los servicios acompañando. Pero aún quedan retos importantes por delante, como reactivar el sector agropecuario y darle un empujón a la construcción. Una cosa es segura: si seguimos trabajando duro y aprovechando nuestras oportunidades, podemos salir adelante. ¿Ustedes creen que este crecimiento sostenido alcanzará para mejorar significativamente el bolsillo de los costarricenses, o será solo humo para las estadísticas? ¡Déjenme sus opiniones en el foro!