¡Aguántense, pura vida! La onda es que estamos viendo un escenario bien feo en el mundo de la radio y la tele acá en Costa Rica. Después de lo de Radio Sinfonola, que nos dejó bien nostálgicos, parece que hay muchísimas más emisoras y canales que podrían decir adiós a la señal abierta. Esto, mis panas, es consecuencia de la subasta del espectro radioeléctrico que mandó el Gobierno, y la cosa pinta bastante turbia.
Como si el silencio de Sinfonola no fuera suficiente, resulta que un montón de estaciones no pudieron pagar el peaje para seguir transmitiendo. El plazo para entregar propuestas terminó el viernes pasado, y con eso se clausuró la puerta para muchos medios que llevamos escuchando y viendo desde hace años. ¡Imagínense, frecuencias que forman parte de nuestra memoria colectiva, a punto de desaparecer!
Pero, ¿por qué tanta emisora se quedó afuera? La respuesta es sencilla: la plata. Las tarifas mínimas que puso SUTEL eran un verdadero mamarracho, sobre todo para las pequeñas empresas, las radios comunitarias y esas emisoras regionales que viven agarrándole con uñas y dientes. Hablamos de 386 mil dólares para una radio FM con cobertura nacional, ¡y casi dos millones para la tele! Unas cantidades que para muchos eran simplemente inalcanzables. Varios dueños y gerentes me comentaron que se sentían como si les estuvieran poniendo un muro de ladrillos.
Un caso claro es el de La Potente Radio TV, allá en Aserrí. Ante semejantes costos, decidieron tirar la toalla en la señal abierta, pero no se van a morir. Estarán buscando cómo sobrevivir a través de internet, IPTV y otras plataformas digitales. Pero, vamos, señores, no es lo mismo escuchar tu emisora favorita en la carreta que tenerla ahí, en casa, acompañada del café y el pan francés.
La lista de emisoras que no participó en la subasta da escalofríos: Cadena Radial Costarricense (CRC), con todas sus emisoras; Cadena Musical (Radio Musical y Radio Hit); Radio Santa Clara, Radio San Carlos; Onda Brava, Élite Radio, Radio Sinaí… ¡una barbaridad! Y eso, según dicen los que andan dentro, es solo la punta del iceberg, porque muchas radiotas más chiquitas tampoco presentaron documentos. Es más, algunos me dijeron que estaban pensando en venderle la frecuencia a algún grandote para poder salir adelante, ¡qué situación!
Y ni hablar de los canales de televisión. También hay varios regionales y temáticos que prefirieron no meterse en la subasta: TVN Canal 14 (de San Carlos), Telefides (el canal católico), Canal 1, ¡opa!, Canal 38, TV Sur… hasta VM Latino, que además tiene unas cuantas emisoras de radio. Ahora, la incertidumbre es a mayores, porque otros grupos importantes como Multimedios (Canal 8) y Trivisión (Canal 36) todavía no han dado señales claras sobre si se quedan o se van.
Si esto sigue así, mis panas, nos podríamos ver enfrentando una reducción importante en el acceso a información y entretenimiento, sobre todo en las zonas rurales donde todavía no todos tienen internet de alta velocidad. Además, perdemos parte de nuestra identidad cultural, porque se trata de frecuencias que han marcado a varias generaciones. Y, para colmo, parece que estamos concentrando más la propiedad de los medios en manos de unos pocos grandes, ¡eso no es bueno para la pluralidad de ideas, diay!
Pero dime tú, ¿crees que el Gobierno debería haber ofrecido algún tipo de ayuda o incentivo para que las emisoras más pequeñas pudieran participar en la subasta? ¿O será que la privatización del espectro es inevitable, y tenemos que acostumbrarnos a ver menos variedad de programación y más control empresarial en los medios que consumimos?
Como si el silencio de Sinfonola no fuera suficiente, resulta que un montón de estaciones no pudieron pagar el peaje para seguir transmitiendo. El plazo para entregar propuestas terminó el viernes pasado, y con eso se clausuró la puerta para muchos medios que llevamos escuchando y viendo desde hace años. ¡Imagínense, frecuencias que forman parte de nuestra memoria colectiva, a punto de desaparecer!
Pero, ¿por qué tanta emisora se quedó afuera? La respuesta es sencilla: la plata. Las tarifas mínimas que puso SUTEL eran un verdadero mamarracho, sobre todo para las pequeñas empresas, las radios comunitarias y esas emisoras regionales que viven agarrándole con uñas y dientes. Hablamos de 386 mil dólares para una radio FM con cobertura nacional, ¡y casi dos millones para la tele! Unas cantidades que para muchos eran simplemente inalcanzables. Varios dueños y gerentes me comentaron que se sentían como si les estuvieran poniendo un muro de ladrillos.
Un caso claro es el de La Potente Radio TV, allá en Aserrí. Ante semejantes costos, decidieron tirar la toalla en la señal abierta, pero no se van a morir. Estarán buscando cómo sobrevivir a través de internet, IPTV y otras plataformas digitales. Pero, vamos, señores, no es lo mismo escuchar tu emisora favorita en la carreta que tenerla ahí, en casa, acompañada del café y el pan francés.
La lista de emisoras que no participó en la subasta da escalofríos: Cadena Radial Costarricense (CRC), con todas sus emisoras; Cadena Musical (Radio Musical y Radio Hit); Radio Santa Clara, Radio San Carlos; Onda Brava, Élite Radio, Radio Sinaí… ¡una barbaridad! Y eso, según dicen los que andan dentro, es solo la punta del iceberg, porque muchas radiotas más chiquitas tampoco presentaron documentos. Es más, algunos me dijeron que estaban pensando en venderle la frecuencia a algún grandote para poder salir adelante, ¡qué situación!
Y ni hablar de los canales de televisión. También hay varios regionales y temáticos que prefirieron no meterse en la subasta: TVN Canal 14 (de San Carlos), Telefides (el canal católico), Canal 1, ¡opa!, Canal 38, TV Sur… hasta VM Latino, que además tiene unas cuantas emisoras de radio. Ahora, la incertidumbre es a mayores, porque otros grupos importantes como Multimedios (Canal 8) y Trivisión (Canal 36) todavía no han dado señales claras sobre si se quedan o se van.
Si esto sigue así, mis panas, nos podríamos ver enfrentando una reducción importante en el acceso a información y entretenimiento, sobre todo en las zonas rurales donde todavía no todos tienen internet de alta velocidad. Además, perdemos parte de nuestra identidad cultural, porque se trata de frecuencias que han marcado a varias generaciones. Y, para colmo, parece que estamos concentrando más la propiedad de los medios en manos de unos pocos grandes, ¡eso no es bueno para la pluralidad de ideas, diay!
Pero dime tú, ¿crees que el Gobierno debería haber ofrecido algún tipo de ayuda o incentivo para que las emisoras más pequeñas pudieran participar en la subasta? ¿O será que la privatización del espectro es inevitable, y tenemos que acostumbrarnos a ver menos variedad de programación y más control empresarial en los medios que consumimos?
