¡Ay, Dios mío! Anoche vivimos un buen sustito aquí en el país. Un temblor retumbó por toda la zona sur de San José y alrededores, dejando a varios vecinos agarrados de sus cruces y preguntándose qué onda estaba pasando. Según los datos oficiales del OVSICORI, se trató de un movimiento de magnitud 4.1, bastante fechor, que nos recordó que sí, estamos en una zona sísmicamente activa.
El temblor, que ocurrió pasaditas las ocho y media de la noche (8:46 p.m., para los que somos puntillosos), tuvo su epicentro apenas a unos kilómetros de Pérez Zeledón, específicamente 2.1 km al oeste de Alto Mena. Esto quiere decir que la gente de ahí debió sentirlo con más fuerza que nosotros acá en la capital, aunque hasta aquí se sintió bien decente, diay. Con una profundidad de 25.65 km, no era precisamente un churrito, sino algo que te hacía pensar si ibas a tener que ir corriendo a buscar refugio debajo de la mesa.
En las redes sociales, la cosa explotó. La gente compartiendo videos cortos de vasos moviéndose, lámparas balanceándose y, bueno, la típica frase '¡Qué sal!'. Algunos aseguraban haber escuchado ruidos extraños antes del temblor, mientras que otros simplemente estaban tratando de procesar lo que acababa de pasar. Hasta algunos bromistas empezaron a publicar memes sobre terremotos, porque aquí en Costa Rica sabemos reírnos de nuestras propias desgracias, maé. Como dicen, “la risa es la mejor medicina”, y con estos sobresaltos, uno necesita un poco de humor.
Por suerte, hasta ahora no se han reportado daños graves ni heridos. Las autoridades ya están revisando la infraestructura básica para descartar cualquier problema mayor, como deslizamientos o grietas en carreteras. Los equipos de emergencia se mantuvieron alerta, listos para atender cualquier eventualidad, aunque gracias a Dios, esto se quedó en un buen susto. En fin, nos acordamos de que la Pura Vida no significa estar exentos de riesgos naturales, sino saber cómo afrontarlos con calma y esperanza.
Este tipo de temblores no son precisamente novedad por estas partes. Estamos ubicados en el Cinturón de Fuego del Pacífico, así que de vez en cuando tenemos que lidiar con movimientos telúricos. Lo importante es mantener la serenidad, conocer los protocolos básicos de seguridad y estar preparados ante cualquier eventualidad. Así que ya saben, tengan a mano una mochila con agua, alimentos no perecederos y una linterna, nunca se sabe cuándo puede hacer falta.
Algunos expertos señalan que la actividad volcánica podría estar relacionada con este incremento de sismicidad. Aunque Costa Rica cuenta con volcanes activos, como el Arenal y el Poás, generalmente estos eventos sísmicos no tienen relación directa con erupciones inminentes. Pero claro, uno siempre se pone un poquito nervioso cuando escucha hablar de volcanes y temblores juntos, ¿verdad? Al final, la naturaleza siempre nos da lecciones, y esta anoche nos recordó lo pequeños que somos frente a sus fuerzas.
Ahora bien, hablando de temas más allá del temblor, este episodio nos lleva a reflexionar sobre nuestra preparación como sociedad. ¿Estamos realmente conscientes de los riesgos que enfrentamos? ¿Tenemos planes familiares adecuados para enfrentar emergencias? ¿Sabemos cómo actuar en caso de un sismo mayor? Hay mucho por mejorar, desde la educación pública hasta la construcción de viviendas más resistentes. No podemos esperar a que ocurra una tragedia para empezar a tomar medidas. Tenemos que ser proactivos y fortalecer nuestra resiliencia como comunidad.
Y ahora, les dejo una pregunta para que piensen un rato: ¿Ustedes creen que deberíamos invertir más recursos en sistemas de alerta temprana y simulacros de sismos en las escuelas y oficinas, o eso es tirar el dinero porque al final todos terminamos metidos debajo de las mesas igual? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero leerlas!
El temblor, que ocurrió pasaditas las ocho y media de la noche (8:46 p.m., para los que somos puntillosos), tuvo su epicentro apenas a unos kilómetros de Pérez Zeledón, específicamente 2.1 km al oeste de Alto Mena. Esto quiere decir que la gente de ahí debió sentirlo con más fuerza que nosotros acá en la capital, aunque hasta aquí se sintió bien decente, diay. Con una profundidad de 25.65 km, no era precisamente un churrito, sino algo que te hacía pensar si ibas a tener que ir corriendo a buscar refugio debajo de la mesa.
En las redes sociales, la cosa explotó. La gente compartiendo videos cortos de vasos moviéndose, lámparas balanceándose y, bueno, la típica frase '¡Qué sal!'. Algunos aseguraban haber escuchado ruidos extraños antes del temblor, mientras que otros simplemente estaban tratando de procesar lo que acababa de pasar. Hasta algunos bromistas empezaron a publicar memes sobre terremotos, porque aquí en Costa Rica sabemos reírnos de nuestras propias desgracias, maé. Como dicen, “la risa es la mejor medicina”, y con estos sobresaltos, uno necesita un poco de humor.
Por suerte, hasta ahora no se han reportado daños graves ni heridos. Las autoridades ya están revisando la infraestructura básica para descartar cualquier problema mayor, como deslizamientos o grietas en carreteras. Los equipos de emergencia se mantuvieron alerta, listos para atender cualquier eventualidad, aunque gracias a Dios, esto se quedó en un buen susto. En fin, nos acordamos de que la Pura Vida no significa estar exentos de riesgos naturales, sino saber cómo afrontarlos con calma y esperanza.
Este tipo de temblores no son precisamente novedad por estas partes. Estamos ubicados en el Cinturón de Fuego del Pacífico, así que de vez en cuando tenemos que lidiar con movimientos telúricos. Lo importante es mantener la serenidad, conocer los protocolos básicos de seguridad y estar preparados ante cualquier eventualidad. Así que ya saben, tengan a mano una mochila con agua, alimentos no perecederos y una linterna, nunca se sabe cuándo puede hacer falta.
Algunos expertos señalan que la actividad volcánica podría estar relacionada con este incremento de sismicidad. Aunque Costa Rica cuenta con volcanes activos, como el Arenal y el Poás, generalmente estos eventos sísmicos no tienen relación directa con erupciones inminentes. Pero claro, uno siempre se pone un poquito nervioso cuando escucha hablar de volcanes y temblores juntos, ¿verdad? Al final, la naturaleza siempre nos da lecciones, y esta anoche nos recordó lo pequeños que somos frente a sus fuerzas.
Ahora bien, hablando de temas más allá del temblor, este episodio nos lleva a reflexionar sobre nuestra preparación como sociedad. ¿Estamos realmente conscientes de los riesgos que enfrentamos? ¿Tenemos planes familiares adecuados para enfrentar emergencias? ¿Sabemos cómo actuar en caso de un sismo mayor? Hay mucho por mejorar, desde la educación pública hasta la construcción de viviendas más resistentes. No podemos esperar a que ocurra una tragedia para empezar a tomar medidas. Tenemos que ser proactivos y fortalecer nuestra resiliencia como comunidad.
Y ahora, les dejo una pregunta para que piensen un rato: ¿Ustedes creen que deberíamos invertir más recursos en sistemas de alerta temprana y simulacros de sismos en las escuelas y oficinas, o eso es tirar el dinero porque al final todos terminamos metidos debajo de las mesas igual? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero leerlas!
