¡Ay, Dios mío! Parece que el ambiente en Costa Rica se puso más denso que salsa lizano. El exministro Fernando Berrocal soltó verdades durísimas este martes en Teletica Radio, sacudiendo el avispero político. El mae, que ya sabe que anda con toda la lengua larga, no anduvo con rodeos y criticó la incapacidad del gobierno actual para dialogar y tejer consensos, dejando caer que estamos llegando a un punto de quiebre.
Como muchos recuerdan, don Fernando tuvo sus pasitos tanto en Limón como en San José, militando en el PLN. Pero eso no lo hace cambiar de parecer, ni andar tapándose los ojos ante la realidad. En el programa Sepamos Ser Libres, el abogado hizo referencia a tiempos mejores, evocando la figura del expresidente Luis Alberto Monge, quien, según él, era un maestro en escuchar y encontrar puntos en común con todos los actores sociales. "Luis Alberto fue un hombre que escuchaba que dialogaba", enfatizó, claramente mostrando cierta nostalgia por esos días.
Pero, ¿qué tan cierto es lo que dice Berrocal? El panorama actual pinta complicado, diay. Las constantes confrontaciones entre el Presidente Chaves y el Congreso, las acusaciones cruzadas y la polarización rampante han dejado al país dividido. Recordemos la reciente salida abrupta de Chaves de la comisión que analizaba su inmunidad, una jugada que generó un choque político de proporciones bíblicas. Y ni hablar de los debates alrededor del manejo de la crisis exportadora, donde parece que las posturas están demasiado alejadas para llegar a acuerdos.
Y no es solo a nivel político. Los problemas económicos también juegan un papel importante. Los empresarios se sienten ahogados por la burocracia y la incertidumbre; los trabajadores claman por mejores salarios y condiciones laborales; los sindicatos exigen mayor protección social; y los agricultores luchan por sobrevivir frente a la competencia internacional. Berrocal plantea una simple pregunta: ¿cómo se espera gobernar un país cuando estás peleado con todos estos sectores?
La crítica de Berrocal no es precisamente novedosa, vamos a ser honestos. Muchos analistas políticos han señalado desde hace tiempo la necesidad de un cambio de rumbo en la forma de hacer política en Costa Rica. Sin embargo, la voz de un exministro con trayectoria como la suya le da un peso extra a estas advertencias. Porque no es cualquier quien que sale a decir que el gallito está perdiendo las plumas.
Ahora bien, la respuesta de la administración Chaves no se ha hecho esperar. Algunos funcionarios han acusado a Berrocal de oportunismo político y de querer socavar la imagen del gobierno. Otros, en tono más conciliador, han manifestado su disposición al diálogo, aunque hasta ahora no se han visto resultados concretos. La verdad, parece que seguimos atascados en el mismo brete de siempre.
Más allá de las declaraciones y los dimes y diretes, lo que preocupa a la mayoría de los ticos es el futuro del país. La inestabilidad política y económica puede tener consecuencias graves para nuestra calidad de vida. Necesitamos líderes capaces de trascender las diferencias ideológicas y trabajar juntos por el bienestar de todos los costarricenses. Un poquito de sensatez, diay, no estaría mal.
En fin, la reflexión de Berrocal abre un debate crucial: ¿Estamos condenados a seguir viviendo en un clima de constante conflicto, o podemos encontrar la manera de reconstruir el tejido social costarricense y avanzar hacia un futuro más próspero y equitativo? ¿Ustedes creen que hay alguna posibilidad de que podamos salir de esta bronca y empezar a trabajar unidos por nuestro país, o ya la tortilla está quemada?
Como muchos recuerdan, don Fernando tuvo sus pasitos tanto en Limón como en San José, militando en el PLN. Pero eso no lo hace cambiar de parecer, ni andar tapándose los ojos ante la realidad. En el programa Sepamos Ser Libres, el abogado hizo referencia a tiempos mejores, evocando la figura del expresidente Luis Alberto Monge, quien, según él, era un maestro en escuchar y encontrar puntos en común con todos los actores sociales. "Luis Alberto fue un hombre que escuchaba que dialogaba", enfatizó, claramente mostrando cierta nostalgia por esos días.
Pero, ¿qué tan cierto es lo que dice Berrocal? El panorama actual pinta complicado, diay. Las constantes confrontaciones entre el Presidente Chaves y el Congreso, las acusaciones cruzadas y la polarización rampante han dejado al país dividido. Recordemos la reciente salida abrupta de Chaves de la comisión que analizaba su inmunidad, una jugada que generó un choque político de proporciones bíblicas. Y ni hablar de los debates alrededor del manejo de la crisis exportadora, donde parece que las posturas están demasiado alejadas para llegar a acuerdos.
Y no es solo a nivel político. Los problemas económicos también juegan un papel importante. Los empresarios se sienten ahogados por la burocracia y la incertidumbre; los trabajadores claman por mejores salarios y condiciones laborales; los sindicatos exigen mayor protección social; y los agricultores luchan por sobrevivir frente a la competencia internacional. Berrocal plantea una simple pregunta: ¿cómo se espera gobernar un país cuando estás peleado con todos estos sectores?
La crítica de Berrocal no es precisamente novedosa, vamos a ser honestos. Muchos analistas políticos han señalado desde hace tiempo la necesidad de un cambio de rumbo en la forma de hacer política en Costa Rica. Sin embargo, la voz de un exministro con trayectoria como la suya le da un peso extra a estas advertencias. Porque no es cualquier quien que sale a decir que el gallito está perdiendo las plumas.
Ahora bien, la respuesta de la administración Chaves no se ha hecho esperar. Algunos funcionarios han acusado a Berrocal de oportunismo político y de querer socavar la imagen del gobierno. Otros, en tono más conciliador, han manifestado su disposición al diálogo, aunque hasta ahora no se han visto resultados concretos. La verdad, parece que seguimos atascados en el mismo brete de siempre.
Más allá de las declaraciones y los dimes y diretes, lo que preocupa a la mayoría de los ticos es el futuro del país. La inestabilidad política y económica puede tener consecuencias graves para nuestra calidad de vida. Necesitamos líderes capaces de trascender las diferencias ideológicas y trabajar juntos por el bienestar de todos los costarricenses. Un poquito de sensatez, diay, no estaría mal.
En fin, la reflexión de Berrocal abre un debate crucial: ¿Estamos condenados a seguir viviendo en un clima de constante conflicto, o podemos encontrar la manera de reconstruir el tejido social costarricense y avanzar hacia un futuro más próspero y equitativo? ¿Ustedes creen que hay alguna posibilidad de que podamos salir de esta bronca y empezar a trabajar unidos por nuestro país, o ya la tortilla está quemada?