¡Ay, Dios mío! Aquí estamos otra vez hablando de economía, pero esta vez con un tema que me tiene pensando a mí y a muchos otros: ¿dónde se metió tanta gente del mercado laboral?
Un nuevo estudio de la Universidad Nacional (UNA) sacudió las redes sociales esta semana, revelando que la población fuera de la fuerza laboral ha crecido un 32% en los últimos seis años. Eso significa casi medio millón de compatriotas que, por diversas razones, ya no andan buscando brete. Estamos hablando de 467.599 personas, ¡una cifra considerable que da mucho que analizar!
Y no piensen que esto es culpa de la pandemia solamente. Sí, el COVID-19 picó, nadie lo niega, pero este fenómeno venía gestándose desde antes. Según el reporte, antes de la crisis sanitaria ya había una tendencia al alza, indicando que hay factores estructurales más profundos en juego. Estamos viendo cambios demográficos que, pa' colmo, se aceleraron con la pandemia.
Pero, ¿quiénes son estas personas que se fueron del mercado laboral? Lo más sorprendente es que el 75% corresponden a personas de 60 años o más. Pero ojo, que no solo son los abuelitos; también hay un número importante de adultos jóvenes (entre 25 y 59 años) que decidieron tomarse un respiro, dedicarle más tiempo a sus familias o simplemente buscar otras opciones. Hay que recordar que no todas las decisiones económicas están ligadas al dinero, a veces hay un punto de cansancio y búsqueda de calidad de vida que influye.
Si revisamos los números por género, la diferencia es abismal: en 2025, hay 1.2 millones de mujeres fuera de la fuerza laboral contra apenas 720 mil hombres. Esto nos lleva directamente a hablar de la carga familiar, un tema que lamentablemente seguimos arrastrando en nuestro país. Las mujeres, ¡diay!, siguen siendo las principales responsables del cuidado del hogar y de los niños, lo que muchas veces implica sacrificar sus aspiraciones profesionales. Parece mentira que sigamos discutiendo estos temas en pleno siglo XXI, ¿verdad?
Y ahí es donde entra la raíz del problema: la persistencia de roles de género tradicionales. El estudio revela que el 40% de las mujeres fuera de la fuerza laboral dice que es por “obligaciones familiares”, un porcentaje que ha ido aumentando año tras año. En cambio, entre los hombres, esta razón apenas supera el 3%. ¡Una desigualdad flagrante que necesitamos empezar a corregir si queremos tener una sociedad más justa e inclusiva! Tenemos que ver cómo repartirnos esas responsabilidades del hogar porque así nunca vamos a avanzar como país.
Ahora bien, ¿qué significa todo esto para el futuro de Costa Rica? Pues, directamente afecta nuestra productividad, nuestras finanzas públicas y, claro, nuestros sistemas de seguridad social. Un menor número de trabajadores activos significa menos recaudación de impuestos y mayores presiones sobre la pensión y el seguro de salud, que ya están tambaleándose. Además, limita el potencial de crecimiento económico del país a largo plazo. ¡Nos vamos a quedar rezagados si no le ponemos atención a esto!
En fin, la situación es compleja y requiere de soluciones integrales. Desde políticas públicas que fomenten la conciliación familiar y el reparto equitativo de las tareas domésticas hasta programas de capacitación y reinserción laboral para aquellos que desean volver al mercado, pasando por reformas al sistema de pensiones. Pero, la pregunta que dejo acá para ustedes, mis queridos lectores del Foro, es esta: ¿Qué medidas concretas creen que debería implementar el gobierno para abordar este creciente desafío de la población fuera de la fuerza laboral y asegurar un futuro próspero para Costa Rica?
Un nuevo estudio de la Universidad Nacional (UNA) sacudió las redes sociales esta semana, revelando que la población fuera de la fuerza laboral ha crecido un 32% en los últimos seis años. Eso significa casi medio millón de compatriotas que, por diversas razones, ya no andan buscando brete. Estamos hablando de 467.599 personas, ¡una cifra considerable que da mucho que analizar!
Y no piensen que esto es culpa de la pandemia solamente. Sí, el COVID-19 picó, nadie lo niega, pero este fenómeno venía gestándose desde antes. Según el reporte, antes de la crisis sanitaria ya había una tendencia al alza, indicando que hay factores estructurales más profundos en juego. Estamos viendo cambios demográficos que, pa' colmo, se aceleraron con la pandemia.
Pero, ¿quiénes son estas personas que se fueron del mercado laboral? Lo más sorprendente es que el 75% corresponden a personas de 60 años o más. Pero ojo, que no solo son los abuelitos; también hay un número importante de adultos jóvenes (entre 25 y 59 años) que decidieron tomarse un respiro, dedicarle más tiempo a sus familias o simplemente buscar otras opciones. Hay que recordar que no todas las decisiones económicas están ligadas al dinero, a veces hay un punto de cansancio y búsqueda de calidad de vida que influye.
Si revisamos los números por género, la diferencia es abismal: en 2025, hay 1.2 millones de mujeres fuera de la fuerza laboral contra apenas 720 mil hombres. Esto nos lleva directamente a hablar de la carga familiar, un tema que lamentablemente seguimos arrastrando en nuestro país. Las mujeres, ¡diay!, siguen siendo las principales responsables del cuidado del hogar y de los niños, lo que muchas veces implica sacrificar sus aspiraciones profesionales. Parece mentira que sigamos discutiendo estos temas en pleno siglo XXI, ¿verdad?
Y ahí es donde entra la raíz del problema: la persistencia de roles de género tradicionales. El estudio revela que el 40% de las mujeres fuera de la fuerza laboral dice que es por “obligaciones familiares”, un porcentaje que ha ido aumentando año tras año. En cambio, entre los hombres, esta razón apenas supera el 3%. ¡Una desigualdad flagrante que necesitamos empezar a corregir si queremos tener una sociedad más justa e inclusiva! Tenemos que ver cómo repartirnos esas responsabilidades del hogar porque así nunca vamos a avanzar como país.
Ahora bien, ¿qué significa todo esto para el futuro de Costa Rica? Pues, directamente afecta nuestra productividad, nuestras finanzas públicas y, claro, nuestros sistemas de seguridad social. Un menor número de trabajadores activos significa menos recaudación de impuestos y mayores presiones sobre la pensión y el seguro de salud, que ya están tambaleándose. Además, limita el potencial de crecimiento económico del país a largo plazo. ¡Nos vamos a quedar rezagados si no le ponemos atención a esto!
En fin, la situación es compleja y requiere de soluciones integrales. Desde políticas públicas que fomenten la conciliación familiar y el reparto equitativo de las tareas domésticas hasta programas de capacitación y reinserción laboral para aquellos que desean volver al mercado, pasando por reformas al sistema de pensiones. Pero, la pregunta que dejo acá para ustedes, mis queridos lectores del Foro, es esta: ¿Qué medidas concretas creen que debería implementar el gobierno para abordar este creciente desafío de la población fuera de la fuerza laboral y asegurar un futuro próspero para Costa Rica?
