¡Ay, Dios mío, qué torta! Octubre nos dejó boquiabiertos este año. Según la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), tuvimos más de dos mil doscientas emergencias por inundaciones, una cifra que ni en nuestros peores sueños habíamos imaginado. Parece que el clima anda con mosca y nos está sacando el pelo, literalmente.
Los números hablan por sí solos: 2.256 incidentes reportados, superando con creces cualquier otro octubre de los últimos cinco años. De hecho, si hacemos cuentas, ¡el incremento con respecto al año pasado es de un 165%! Esto quiere decir que estamos hablando de una diferencia abismal, compas. Y encima, todo esto mientras esperamos ansiosos que llegue la época seca... ¡qué cargada!
La CNE explica que todo comenzó con esas lluvias torrenciales que no le quitaban al país, sumado a la influencia indirecta del huracán Melissa, que ahí nomás nos mandó un saludo desde lejos. Pero no todo es culpa del clima, ¿eh? También tenemos que echarle el agua a los molinos a nuestras propias irresponsabilidades. Alcantarillas tapadas de basura, construcciones hechas a pata de gallina... ¡vaya brete nos hemos armado!
Puntarenas, como siempre, fue la que más sufrió. Con 578 incidentes reportados, se llevaron la palma amarga. Le siguieron Santa Cruz y Nicoya, donde las lluvias se intensificaron a tope durante la segunda quincena del mes. Imagínense la situación: gente desalojada, albergues repletos, caminos destruidos... ¡parecía película de terror!
Alejandro Picado, presidente de la CNE, lo expresó claro: “Este fue el octubre con más incidentes registrados en los últimos cinco años. Las lluvias y los fenómenos propios de la época generaron afectaciones en prácticamente todo el territorio nacional”. Lo dijo clarito, sin rodeos. Y vaya que lo sentimos en la carne, ¿no?
Y ahora, con la llegada de noviembre, pensábamos que podríamos respirar tranquilos, pero el Instituto Meteorológico Nacional (IMN) nos avisa que todavía no podemos aflojar el cinturón. Preveen más lluvias gracias a la onda tropical número 43, especialmente en la Zona Norte, el Caribe y el Pacífico Sur. Dicen que es un mes de transición, pero a ver quién les cree... ¡idiay!
La alerta amarilla sigue prendida en todo el país, así que hay que estar pendientes y tomar precauciones. No bajemos la guardia, porque este clima impredecible nos puede llevar por sorpresa en cualquier momento. Recordemos que es mejor prevenir que lamentar, como dice mi abu. Hay que limpiar esos desagües, revisar los techos y estar preparados para lo que pueda venir.
Ahora bien, la gran pregunta queda abierta: ¿Estamos haciendo lo suficiente para mitigar estos riesgos? ¿Es hora de replantearnos cómo construimos nuestras ciudades y cómo gestionamos nuestros recursos hídricos? ¿Será que ya llegó el momento de aceptar que el cambio climático nos está pegando duro y necesitamos medidas más drásticas? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan ustedes sobre este tema!
	
		
			
		
		
	
				
			Los números hablan por sí solos: 2.256 incidentes reportados, superando con creces cualquier otro octubre de los últimos cinco años. De hecho, si hacemos cuentas, ¡el incremento con respecto al año pasado es de un 165%! Esto quiere decir que estamos hablando de una diferencia abismal, compas. Y encima, todo esto mientras esperamos ansiosos que llegue la época seca... ¡qué cargada!
La CNE explica que todo comenzó con esas lluvias torrenciales que no le quitaban al país, sumado a la influencia indirecta del huracán Melissa, que ahí nomás nos mandó un saludo desde lejos. Pero no todo es culpa del clima, ¿eh? También tenemos que echarle el agua a los molinos a nuestras propias irresponsabilidades. Alcantarillas tapadas de basura, construcciones hechas a pata de gallina... ¡vaya brete nos hemos armado!
Puntarenas, como siempre, fue la que más sufrió. Con 578 incidentes reportados, se llevaron la palma amarga. Le siguieron Santa Cruz y Nicoya, donde las lluvias se intensificaron a tope durante la segunda quincena del mes. Imagínense la situación: gente desalojada, albergues repletos, caminos destruidos... ¡parecía película de terror!
Alejandro Picado, presidente de la CNE, lo expresó claro: “Este fue el octubre con más incidentes registrados en los últimos cinco años. Las lluvias y los fenómenos propios de la época generaron afectaciones en prácticamente todo el territorio nacional”. Lo dijo clarito, sin rodeos. Y vaya que lo sentimos en la carne, ¿no?
Y ahora, con la llegada de noviembre, pensábamos que podríamos respirar tranquilos, pero el Instituto Meteorológico Nacional (IMN) nos avisa que todavía no podemos aflojar el cinturón. Preveen más lluvias gracias a la onda tropical número 43, especialmente en la Zona Norte, el Caribe y el Pacífico Sur. Dicen que es un mes de transición, pero a ver quién les cree... ¡idiay!
La alerta amarilla sigue prendida en todo el país, así que hay que estar pendientes y tomar precauciones. No bajemos la guardia, porque este clima impredecible nos puede llevar por sorpresa en cualquier momento. Recordemos que es mejor prevenir que lamentar, como dice mi abu. Hay que limpiar esos desagües, revisar los techos y estar preparados para lo que pueda venir.
Ahora bien, la gran pregunta queda abierta: ¿Estamos haciendo lo suficiente para mitigar estos riesgos? ¿Es hora de replantearnos cómo construimos nuestras ciudades y cómo gestionamos nuestros recursos hídricos? ¿Será que ya llegó el momento de aceptar que el cambio climático nos está pegando duro y necesitamos medidas más drásticas? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan ustedes sobre este tema!