¡Ay, Dios mío! Parece que nos llegó la hora de ponerle turbo a la seguridad digital en Costa Rica. El Ministerio Público anda revolucionado porque los ciberdelitos se nos están multiplicando más rápido que canguros en guanacaste. Ya no basta con andar con antivirus, señores; necesitamos un frente de batalla serio contra estos pillastres virtuales.
Según el Fiscal General, Carlo Díaz, estamos hablando de un problema que va creciendo exponencialmente, como si fuera maleza sin control. Antes, los delincuentes tenían que salir con machete a robar, ahora se sientan cómodamente en su casa, o peor aún, ¡detrás de las rejas!, y te vacían la cuenta bancaria con unos clics. Una verdadera torta, díganlo ustedes.
Pa' darle solución a este brete, parece que la Fiscalía va a pasar de una simple unidad especializada a una Fiscalía Adjunta completa. No precisamente van a contratar un montón de nuevos fiscales, sino que van a enfocar los recursos y darle un empuje específico a esta área. “Lo que podríamos hacer asignar uno o dos fiscales más, con la intención de darle un enfoque ya más especializado en la materia y trabajar las organizaciones criminales,” le soltó Díaz a Grupo Extra.
Pero ojo, que esto no es solo cuestión de agregar gente. Según el Fiscal, hay grupos organizados detrás de estas estafas, con gente que tiene roles definidos dentro del esquema. ¡Hasta en un homicidio pueden estar metidos los ciberdelitos! Imagínense pagar a un asesino con criptomonedas… Qué nivel de sofisticación tienen estos tipos. Y ni hablar de las estafas masivas que se dan por internet, con miles de víctimas engañadas anualmente.
Una de las cosas que más preocupa es cómo estos delincuentes usan los centros carcelarios para operar. Resulta que adentro de las cárceles tienen hasta “call centers” improvisados, estafando a la gente desde la comodidad de una celda. ¡Imaginen la cara de los guardias cuando descubren eso! Obviamente, esto hace que la fiscalía especializada se vuelva aún más necesaria, no solo para perseguir a los estafadores afuera, sino también a los que andan operando desde la cárcel.
Además de combatir los crímenes, esta nueva fiscalía busca capacitar a otros fiscales en temas de ciberdelitos. Así, todos los fiscales del país podrán estar preparados para enfrentar estos nuevos desafíos, sin importar dónde estén asignados. Queremos que nuestros abogados sepan defender al pueblo tanto en el mundo físico como en el virtual. Que no les agarre desprevenidos con un ransomware.
Otro dato interesante que salió a relucir es que, aunque haya miles de estafas cada año, la cantidad de delincuentes involucrados es relativamente pequeña, pero muy organizada. Además, resulta que los fraudes y ciberdelitos ya superaron, en términos económicos, a las ganancias del narcotráfico. ¡Qué sal! Esto quiere decir que estamos viendo un cambio radical en el panorama criminal, con nuevas formas de lavado de dinero y estafa.
Ahora bien, con toda esta información sobre la mesa, me pregunto… ¿Ustedes creen que esta nueva Fiscalía de Cibercrimen será suficiente para frenar la ola de estafas digitales, o deberíamos estar pensando en medidas más contundentes, como campañas educativas masivas y mayor colaboración con empresas tecnológicas? ¿Qué soluciones proponen ustedes, mis queridos lectores?
Según el Fiscal General, Carlo Díaz, estamos hablando de un problema que va creciendo exponencialmente, como si fuera maleza sin control. Antes, los delincuentes tenían que salir con machete a robar, ahora se sientan cómodamente en su casa, o peor aún, ¡detrás de las rejas!, y te vacían la cuenta bancaria con unos clics. Una verdadera torta, díganlo ustedes.
Pa' darle solución a este brete, parece que la Fiscalía va a pasar de una simple unidad especializada a una Fiscalía Adjunta completa. No precisamente van a contratar un montón de nuevos fiscales, sino que van a enfocar los recursos y darle un empuje específico a esta área. “Lo que podríamos hacer asignar uno o dos fiscales más, con la intención de darle un enfoque ya más especializado en la materia y trabajar las organizaciones criminales,” le soltó Díaz a Grupo Extra.
Pero ojo, que esto no es solo cuestión de agregar gente. Según el Fiscal, hay grupos organizados detrás de estas estafas, con gente que tiene roles definidos dentro del esquema. ¡Hasta en un homicidio pueden estar metidos los ciberdelitos! Imagínense pagar a un asesino con criptomonedas… Qué nivel de sofisticación tienen estos tipos. Y ni hablar de las estafas masivas que se dan por internet, con miles de víctimas engañadas anualmente.
Una de las cosas que más preocupa es cómo estos delincuentes usan los centros carcelarios para operar. Resulta que adentro de las cárceles tienen hasta “call centers” improvisados, estafando a la gente desde la comodidad de una celda. ¡Imaginen la cara de los guardias cuando descubren eso! Obviamente, esto hace que la fiscalía especializada se vuelva aún más necesaria, no solo para perseguir a los estafadores afuera, sino también a los que andan operando desde la cárcel.
Además de combatir los crímenes, esta nueva fiscalía busca capacitar a otros fiscales en temas de ciberdelitos. Así, todos los fiscales del país podrán estar preparados para enfrentar estos nuevos desafíos, sin importar dónde estén asignados. Queremos que nuestros abogados sepan defender al pueblo tanto en el mundo físico como en el virtual. Que no les agarre desprevenidos con un ransomware.
Otro dato interesante que salió a relucir es que, aunque haya miles de estafas cada año, la cantidad de delincuentes involucrados es relativamente pequeña, pero muy organizada. Además, resulta que los fraudes y ciberdelitos ya superaron, en términos económicos, a las ganancias del narcotráfico. ¡Qué sal! Esto quiere decir que estamos viendo un cambio radical en el panorama criminal, con nuevas formas de lavado de dinero y estafa.
Ahora bien, con toda esta información sobre la mesa, me pregunto… ¿Ustedes creen que esta nueva Fiscalía de Cibercrimen será suficiente para frenar la ola de estafas digitales, o deberíamos estar pensando en medidas más contundentes, como campañas educativas masivas y mayor colaboración con empresas tecnológicas? ¿Qué soluciones proponen ustedes, mis queridos lectores?
