Un domingo que andaba en la playa, llegué un poco tarde a mi casa. Mi cojiamigo quería verme, así que apenas entré le avisé que había llegado. Eran como a las 9:30 cuando llegó. Hablamos un rato en la cama, él acostado y yo sobre él. Intercambiamos un par de besos. Luego le dije que necesitaba bañarme y lo invité a acompañarme.
Nos metimos al baño, cada uno se quitó la ropa. Nos mojamos, yo me empecé a enjabonar mientras conversábamos, luego lo ayudé a él, pero me quitó el jabón para poder lavarme bien el pelo. Una vez ambos estábamos debidamente enjuagados, nos comenzamos a besar. Él me abraza, agarraba mis nalgas y a la vez me rozaba su erección cerca de mi clitoris. Además de estar mojada por el baño, empecé a sentir una humedad más espesa entre mis piernas y era obvio, el mae me excita demasiado y yo lubrico súper rápido. Cada vez que estamos de pie y siente mi humedad, me agarra de mis caderas y restriega su pene en mi vulva, como si me estuviera penetrando. Eso me excita demasiado.
Luego paramos, salimos de la ducha, nos lavamos los dientes y nos metimos al cuarto. Como yo venía de la playa, él asumió que estaba cansada y ofreció darme un masaje. A lo cual yo accedí. Saqué una crema, se la di y me acosté boca abajo sobre mi cama. Ambos estábamos desnudos. Él se sentó encima mío y empezó a masajear mi espalda. Nunca me había dado un masaje, por lo que yo estaba realmente fascinada. Sin embargo, al pasar unos minutos recibo una llamada de un familiar, solicitando ayuda con una gestión que debía hacer ese mismo día, por lo que le urgía que le ayudara. Eran pasadas las 10 p.m.
Yo sin siquiera tenía idea del trámite, tuve que investigar cómo hacer eso. Le pedí las disculpas a mi amigo, pero no podía decirle que no a mi familiar, él muy comprensivo me dijo, tranquila, haga lo que tenga que hacer y siguió con el masaje. Yo claramente dediqué mis energías a hacer eso rápido, sin dejar de prestar atención a lo que me hacía. Mientras yo hacía mis cosas en el celular, él recorría sus manos por mi espalda, poco a poco fue bajando, hasta llegar a mis nalgas. Paraba para agarrar más crema y embarrarme.
Él seguía encima mío, pero ya estaba sentado sobre mis piernas y me masajeaba mis nalgas y muslos. En un momento, se levantó un poco, abrió un poco mis nalgas y me pasó su lengua entre ellas. Yo solamente suspiraba y al mismo tiempo le pedía disculpas. Hizo eso varias veces. Luego tuve que pedirle que parara porque necesitaba sacar algo de mi cartera. Él se levantó y me la pasó. Yo continué con lo que estaba y él se sentó para seguir con el masaje, esta vez en mis pies. Pasados unos 5 minutos, terminé esa cuestión.
Me di vuelta, se me acercó, me besó y me pidió que me tranquilizará (estaba un poco estresada por la situación). Siguió besandome, me besó el cuello, chupó mis senos. Todo muy suave y delicado, cosa que me fascina. Fue bajando lentamente hasta que llegó a mi vulva y me empezó a dar un oral demasiado rico. Yo lo veía fijamente y movía mis caderas al ritmo de su lengua, al ratito metió un par de sus dedos en mi vagina. Yo estaba al borde de venirme, pero no lo lograba.
Luego paró, se acercó a mí y me besó, mientras acariciaba mi vulva con su pene, bien erecto. Yo hacía movimientos con la intención de que me penetrara, pero él decía que aún no. Empezó jugar, me metía la punta, la sacaba y me acariciaba nuevamente. Sabe cómo excitarme y obvio lo consigue. Yo le susurraba al oído que me penetrara, luego se lo suplicaba pero me decía que no.
Luego de un rato, me penetró profundamente y suspiré. Empezó a cogerme y a la vez me decía cosas al oído. Quería que me viniera pero no tan rápido. Por ratos me embestía duro y profundo, otras veces lo hacía más lento.
Estábamos en posición de misionero, pero a veces llevaba mis piernas a sus hombros, otras veces colocaba mis piernas en mi pecho, de tal forma que mis rodillas tocaban mis senos. Acá literalmente me inmovilizaba y sentía su pene en lo profundo de mi vagina.
Luego de eso, le dije que quería su leche, quería que se regara dentro de mí. Bajé mis piernas, moví mi pelvis para ayudar con la penetración y estimulé mi clítoris. Acá estaba a punto de sentir el orgasmo, por lo que me concentré en mí. Da la casualidad que él también se regó.
Posterior a eso nos quedamos acostados hablando. En un momento me abrazó por detrás y yo sacaba mis nalgas para sentir su pene. Él me hacía bromas de que lo estaba excitando a lo que yo respondía, ¿cuál es el problema? Luego me empezó a tocar mi vulva y otra vez estaba mojada.
Seguidamente me volvió a penetrar, en la misma posición que estábamos, tipo cucharita. Me penetró tan rico. Luego me puse en 4, con mi cara y pecho sobre la cama, mientras mis nalgas estaban a la altura de su pene. Se sostenía de mis caderas, cintura y hombros, con tal de penetrarme fuerte y profundo. Después de un rato así, quise estar arriba. Así que le pedí que se acostara y lo cabalgué, después de varios minutos ambos sudabamos de tan larga jornada sexual. Yo sentía las sábanas empapadas.
Al final decidí parar y hacerle un oral. Así que me puse nuevamente en 4, para poder tragarme todo su pene, alternaba el oral con masturbación, mientras lo veía fijamente a los ojos. Me encanta esa conexión y ver sus expresiones de placer. Después de un rato, sentí su leche en mi boca y yo fui la más feliz de la noche…
Nos metimos al baño, cada uno se quitó la ropa. Nos mojamos, yo me empecé a enjabonar mientras conversábamos, luego lo ayudé a él, pero me quitó el jabón para poder lavarme bien el pelo. Una vez ambos estábamos debidamente enjuagados, nos comenzamos a besar. Él me abraza, agarraba mis nalgas y a la vez me rozaba su erección cerca de mi clitoris. Además de estar mojada por el baño, empecé a sentir una humedad más espesa entre mis piernas y era obvio, el mae me excita demasiado y yo lubrico súper rápido. Cada vez que estamos de pie y siente mi humedad, me agarra de mis caderas y restriega su pene en mi vulva, como si me estuviera penetrando. Eso me excita demasiado.
Luego paramos, salimos de la ducha, nos lavamos los dientes y nos metimos al cuarto. Como yo venía de la playa, él asumió que estaba cansada y ofreció darme un masaje. A lo cual yo accedí. Saqué una crema, se la di y me acosté boca abajo sobre mi cama. Ambos estábamos desnudos. Él se sentó encima mío y empezó a masajear mi espalda. Nunca me había dado un masaje, por lo que yo estaba realmente fascinada. Sin embargo, al pasar unos minutos recibo una llamada de un familiar, solicitando ayuda con una gestión que debía hacer ese mismo día, por lo que le urgía que le ayudara. Eran pasadas las 10 p.m.
Yo sin siquiera tenía idea del trámite, tuve que investigar cómo hacer eso. Le pedí las disculpas a mi amigo, pero no podía decirle que no a mi familiar, él muy comprensivo me dijo, tranquila, haga lo que tenga que hacer y siguió con el masaje. Yo claramente dediqué mis energías a hacer eso rápido, sin dejar de prestar atención a lo que me hacía. Mientras yo hacía mis cosas en el celular, él recorría sus manos por mi espalda, poco a poco fue bajando, hasta llegar a mis nalgas. Paraba para agarrar más crema y embarrarme.
Él seguía encima mío, pero ya estaba sentado sobre mis piernas y me masajeaba mis nalgas y muslos. En un momento, se levantó un poco, abrió un poco mis nalgas y me pasó su lengua entre ellas. Yo solamente suspiraba y al mismo tiempo le pedía disculpas. Hizo eso varias veces. Luego tuve que pedirle que parara porque necesitaba sacar algo de mi cartera. Él se levantó y me la pasó. Yo continué con lo que estaba y él se sentó para seguir con el masaje, esta vez en mis pies. Pasados unos 5 minutos, terminé esa cuestión.
Me di vuelta, se me acercó, me besó y me pidió que me tranquilizará (estaba un poco estresada por la situación). Siguió besandome, me besó el cuello, chupó mis senos. Todo muy suave y delicado, cosa que me fascina. Fue bajando lentamente hasta que llegó a mi vulva y me empezó a dar un oral demasiado rico. Yo lo veía fijamente y movía mis caderas al ritmo de su lengua, al ratito metió un par de sus dedos en mi vagina. Yo estaba al borde de venirme, pero no lo lograba.
Luego paró, se acercó a mí y me besó, mientras acariciaba mi vulva con su pene, bien erecto. Yo hacía movimientos con la intención de que me penetrara, pero él decía que aún no. Empezó jugar, me metía la punta, la sacaba y me acariciaba nuevamente. Sabe cómo excitarme y obvio lo consigue. Yo le susurraba al oído que me penetrara, luego se lo suplicaba pero me decía que no.
Luego de un rato, me penetró profundamente y suspiré. Empezó a cogerme y a la vez me decía cosas al oído. Quería que me viniera pero no tan rápido. Por ratos me embestía duro y profundo, otras veces lo hacía más lento.
Estábamos en posición de misionero, pero a veces llevaba mis piernas a sus hombros, otras veces colocaba mis piernas en mi pecho, de tal forma que mis rodillas tocaban mis senos. Acá literalmente me inmovilizaba y sentía su pene en lo profundo de mi vagina.
Luego de eso, le dije que quería su leche, quería que se regara dentro de mí. Bajé mis piernas, moví mi pelvis para ayudar con la penetración y estimulé mi clítoris. Acá estaba a punto de sentir el orgasmo, por lo que me concentré en mí. Da la casualidad que él también se regó.
Posterior a eso nos quedamos acostados hablando. En un momento me abrazó por detrás y yo sacaba mis nalgas para sentir su pene. Él me hacía bromas de que lo estaba excitando a lo que yo respondía, ¿cuál es el problema? Luego me empezó a tocar mi vulva y otra vez estaba mojada.
Seguidamente me volvió a penetrar, en la misma posición que estábamos, tipo cucharita. Me penetró tan rico. Luego me puse en 4, con mi cara y pecho sobre la cama, mientras mis nalgas estaban a la altura de su pene. Se sostenía de mis caderas, cintura y hombros, con tal de penetrarme fuerte y profundo. Después de un rato así, quise estar arriba. Así que le pedí que se acostara y lo cabalgué, después de varios minutos ambos sudabamos de tan larga jornada sexual. Yo sentía las sábanas empapadas.
Al final decidí parar y hacerle un oral. Así que me puse nuevamente en 4, para poder tragarme todo su pene, alternaba el oral con masturbación, mientras lo veía fijamente a los ojos. Me encanta esa conexión y ver sus expresiones de placer. Después de un rato, sentí su leche en mi boca y yo fui la más feliz de la noche…