¡Aguante! Parece que el Sistema Nacional de Pensiones (SNP) sigue dando tumbos, pero en la dirección correcta, díganle a mi abuela que quizás sí tendrá pa’ unos café y galletas en la vieja. Según la Superintendencia de Pensiones (Supen), los activos superaron los ¢27,5 billones. Eso suena a montón de ceros, pero vamos a ver qué significa eso realmente para nosotros, los trabajadores de a pie.
Como siempre, hay que ponerle pausa a la celebración. Este crecimiento, que viene mostrando buen ritmo desde hace tiempo, se alimenta tanto de nuestros aportes mensuales –ese brete que nos toca todos los meses– como del auge de los regímenes complementarios. Es decir, estamos echándole ganas pa’ tener algo decente cuando lleguemos a la edad de palo, aunque, sinceramente, a veces da desazón pensar en eso, ¿verdad?
El boletín de la Supen revela que sumamos más de 8 millones de cuentas, un buenito aumento del 3,1% anual. Esto se traduce en más gente junta al carro, gracias a que cada día hay más oportunidades formales de empleo, cosa que no está demás destacar porque hace algunos años era otro cantar. Y ni hablar del Régimen Obligatorio de Pensiones Complementarias (ROP), que va agarrando fuerza con más afiliados y gente metiendo plata en planes voluntarios, sobre todo los chinos de más de 45 años, pensando en la jubilación. Parece que ahí sí le están viendo la pinta.
Lo curioso es que todavía seguimos siendo los hombres quienes dominan las cifras, aunque poco a poco vemos más mujeres uniéndose al sistema. Un cambio bienvenido, claro, porque refleja cómo nuestras sociedades están evolucionando y buscando una mayor igualdad en el ámbito laboral y, por supuesto, en las pensiones. Es importante reconocerlo, porque antes era otra vaina, mándale saludo a la abuela que trabajaba en la finca sin seguro social ni nada...
Ahora viene la parte interesante: las inversiones. Ya no andamos tan conformes con dejar la plata guardada en casa –metafóricamente hablando–, sino que hemos diversificado y estamos invirtiendo más afuera. Pasamos del 18,5% en 2024 a casi el 23% en 2025, apostando por fondos ETF. Esto quiere decir que estamos poniendo la fe en mercados internacionales, buscando mejores rendimientos... y cruzando los dedos para que no nos vaya como aquella vez que invertimos en criptomonedas, ¡uff!
Hablando de rendimientos, pues sí, estuvieron en terreno positivo, aunque no tanto como el año pasado. El ROP nos dio un 9,79% a tres años, un 8,58% a cinco y un 8,71% a diez. Números bonitos, pero que dependen mucho de cómo se muevan los mercados globales, la deuda local y hasta el valor del colón frente al dólar. Así que, ¡aguante el tipo!, que la economía es como montaña rusa.
Y para rematar, cada vez hay más personitas disfrutando de sus pensiones por el ROP, con casi 85 mil beneficiarios y un promedio cercano a los ¢99 mil mensuales. Ojalá que siga creciendo esa cifra y que esas pensiones les sirvan pa' vivir tranquilos, aunque con lo que dan hoy en día, ¡pues tienen que echar unas cuentas bien claras!
Pero ojo, señores, que la cereza del pastel puede ser amarga. El envejecimiento de la población, la baja tasa de natalidad y la esperanza de vida aumentando nos ponen presión. Tenemos que empezar a ahorrar más desde jóvenes, buscar opciones complementarias y exigirle al gobierno que ponga la lupa en este tema. ¿Será suficiente con lo que estamos haciendo ahora para garantizar un futuro digno para las próximas generaciones? ¡Dígame usted, qué piensa al respecto!
Como siempre, hay que ponerle pausa a la celebración. Este crecimiento, que viene mostrando buen ritmo desde hace tiempo, se alimenta tanto de nuestros aportes mensuales –ese brete que nos toca todos los meses– como del auge de los regímenes complementarios. Es decir, estamos echándole ganas pa’ tener algo decente cuando lleguemos a la edad de palo, aunque, sinceramente, a veces da desazón pensar en eso, ¿verdad?
El boletín de la Supen revela que sumamos más de 8 millones de cuentas, un buenito aumento del 3,1% anual. Esto se traduce en más gente junta al carro, gracias a que cada día hay más oportunidades formales de empleo, cosa que no está demás destacar porque hace algunos años era otro cantar. Y ni hablar del Régimen Obligatorio de Pensiones Complementarias (ROP), que va agarrando fuerza con más afiliados y gente metiendo plata en planes voluntarios, sobre todo los chinos de más de 45 años, pensando en la jubilación. Parece que ahí sí le están viendo la pinta.
Lo curioso es que todavía seguimos siendo los hombres quienes dominan las cifras, aunque poco a poco vemos más mujeres uniéndose al sistema. Un cambio bienvenido, claro, porque refleja cómo nuestras sociedades están evolucionando y buscando una mayor igualdad en el ámbito laboral y, por supuesto, en las pensiones. Es importante reconocerlo, porque antes era otra vaina, mándale saludo a la abuela que trabajaba en la finca sin seguro social ni nada...
Ahora viene la parte interesante: las inversiones. Ya no andamos tan conformes con dejar la plata guardada en casa –metafóricamente hablando–, sino que hemos diversificado y estamos invirtiendo más afuera. Pasamos del 18,5% en 2024 a casi el 23% en 2025, apostando por fondos ETF. Esto quiere decir que estamos poniendo la fe en mercados internacionales, buscando mejores rendimientos... y cruzando los dedos para que no nos vaya como aquella vez que invertimos en criptomonedas, ¡uff!
Hablando de rendimientos, pues sí, estuvieron en terreno positivo, aunque no tanto como el año pasado. El ROP nos dio un 9,79% a tres años, un 8,58% a cinco y un 8,71% a diez. Números bonitos, pero que dependen mucho de cómo se muevan los mercados globales, la deuda local y hasta el valor del colón frente al dólar. Así que, ¡aguante el tipo!, que la economía es como montaña rusa.
Y para rematar, cada vez hay más personitas disfrutando de sus pensiones por el ROP, con casi 85 mil beneficiarios y un promedio cercano a los ¢99 mil mensuales. Ojalá que siga creciendo esa cifra y que esas pensiones les sirvan pa' vivir tranquilos, aunque con lo que dan hoy en día, ¡pues tienen que echar unas cuentas bien claras!
Pero ojo, señores, que la cereza del pastel puede ser amarga. El envejecimiento de la población, la baja tasa de natalidad y la esperanza de vida aumentando nos ponen presión. Tenemos que empezar a ahorrar más desde jóvenes, buscar opciones complementarias y exigirle al gobierno que ponga la lupa en este tema. ¿Será suficiente con lo que estamos haciendo ahora para garantizar un futuro digno para las próximas generaciones? ¡Dígame usted, qué piensa al respecto!