¡Ay, Dios mío! Esto sí que es una bronca, mi gente. Resulta que un tipo, identificado como Erick Sánchez, de apenas 23 años, quedó calado tras dejar varios peatones tirados en Río Cuarto, incluyendo a un chiquito de cinco añitos. Parece que estaba más contento que unas pasitas manejando una moto, sin darse cuenta de lo que hacía.
Según nos cuentan desde el Juzgado Penal de San Carlos, el mae este le dieron dos meses de prisión preventiva. No se anduvieron con rodeos, porque la cosa pinta fea. Las pruebas de alcoholemia fueron clarísimas: 0.61 y 0.59 miligramos por litro. ¡Eso es andar bastante caído, vale! Claramente, el vicio lo tenía ciego y ahora todos estamos viendo las consecuencias.
El caso, que llevan como 25-001465-0306-PE, ocurrió el pasado 5 de octubre en plena La Tabla. Fue un verdadero piñazo, dicen los testigos. Imagínense la escena: gente caminando tranquilamente y de repente, ¡bam!, llega este fulano a toda velocidad. Da escalofío solo pensarlo. Menos mal que llegó rápido la ambulancia.
Lo peor de todo es que el niño está peleando por su vida en el Hospital Nacional de Niños. Le diagnosticaron traumatismo craneal severo, laceración hepática y otras cosillas feas dentro. Su papá, pobre hombre, también tuvo que lidiar con fracturas de fémur y clavícula. ¡Qué salado, diay! Una verdadera tragedia familiar, y todo por culpa de alguien que no supo controlar la bebida.
Gracias a Dios que la Fuerza Pública, el OIJ y varios vecinos lograron identificar al responsable. Es nicaragüense, aparentemente, así que eso abre otra vara de preguntas sobre migración y controles. Hay que estar ojo avizor con estas cosas, porque al final siempre terminamos lamentándonos. Pero bueno, ahora toca enfocarnos en que el niño se recupere pronto.
Es increíble cómo algunas personas creen que pueden hacer lo que les da la gana, poniendo en riesgo la vida de los demás. ¿Será que no entienden la responsabilidad que tienen cuando se suben a un vehículo? O será que simplemente no les importa nada más que su propia diversión? Es preocupante ver tanta irresponsabilidad en nuestras calles.
Esta situación debería servirnos como llamada de atención a todos. Tenemos que tomar cartas en el asunto y exigir más control vial, más campañas de concientización y sanciones más duras para quienes manejen bajo los efectos del alcohol. No podemos seguir permitiendo que la imprudencia de unos ponga en peligro la integridad física de otros. Además, ¡qué brete para los servicios médicos! Siempre trabajando a marchas forzadas por culpa de estas situaciones evitables.
Ahora bien, mi gente, me pregunto… ¿Deberían endurecer las penas para los conductores que manejan bajo los efectos del alcohol, incluso llegar a la suspensión definitiva de la licencia? ¿O creen que ya las leyes actuales son suficientes y el problema está en la fiscalización?
Según nos cuentan desde el Juzgado Penal de San Carlos, el mae este le dieron dos meses de prisión preventiva. No se anduvieron con rodeos, porque la cosa pinta fea. Las pruebas de alcoholemia fueron clarísimas: 0.61 y 0.59 miligramos por litro. ¡Eso es andar bastante caído, vale! Claramente, el vicio lo tenía ciego y ahora todos estamos viendo las consecuencias.
El caso, que llevan como 25-001465-0306-PE, ocurrió el pasado 5 de octubre en plena La Tabla. Fue un verdadero piñazo, dicen los testigos. Imagínense la escena: gente caminando tranquilamente y de repente, ¡bam!, llega este fulano a toda velocidad. Da escalofío solo pensarlo. Menos mal que llegó rápido la ambulancia.
Lo peor de todo es que el niño está peleando por su vida en el Hospital Nacional de Niños. Le diagnosticaron traumatismo craneal severo, laceración hepática y otras cosillas feas dentro. Su papá, pobre hombre, también tuvo que lidiar con fracturas de fémur y clavícula. ¡Qué salado, diay! Una verdadera tragedia familiar, y todo por culpa de alguien que no supo controlar la bebida.
Gracias a Dios que la Fuerza Pública, el OIJ y varios vecinos lograron identificar al responsable. Es nicaragüense, aparentemente, así que eso abre otra vara de preguntas sobre migración y controles. Hay que estar ojo avizor con estas cosas, porque al final siempre terminamos lamentándonos. Pero bueno, ahora toca enfocarnos en que el niño se recupere pronto.
Es increíble cómo algunas personas creen que pueden hacer lo que les da la gana, poniendo en riesgo la vida de los demás. ¿Será que no entienden la responsabilidad que tienen cuando se suben a un vehículo? O será que simplemente no les importa nada más que su propia diversión? Es preocupante ver tanta irresponsabilidad en nuestras calles.
Esta situación debería servirnos como llamada de atención a todos. Tenemos que tomar cartas en el asunto y exigir más control vial, más campañas de concientización y sanciones más duras para quienes manejen bajo los efectos del alcohol. No podemos seguir permitiendo que la imprudencia de unos ponga en peligro la integridad física de otros. Además, ¡qué brete para los servicios médicos! Siempre trabajando a marchas forzadas por culpa de estas situaciones evitables.
Ahora bien, mi gente, me pregunto… ¿Deberían endurecer las penas para los conductores que manejan bajo los efectos del alcohol, incluso llegar a la suspensión definitiva de la licencia? ¿O creen que ya las leyes actuales son suficientes y el problema está en la fiscalización?