¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez. Procomer nos soltó la bomba: Synter Resource Group, la empresa gringa que hacía BPO para el sector de transporte y logística, se va pa’ otro lado. Llegaron en 2021 prometiendo miel sobre hojuelas, con planes de expansión que parecían sacados de un cuento de hadas, pero mira nomás, tres años después se están armando las cosas con tremenda rapidez.
La verdad, esto da qué pensar. Cuando llegamos a mediados de los dosmil, traíamos bien alto el vuelo, era la ‘zona azul’, y ahora parece que estamos dando tumbos buscando dónde agarrarnos. Esta empresa tenía alrededor de 50 empleados, gente que ahora tendrá que buscarse el brete, y eso nunca es fácil, máxime en estos tiempos donde el mercado laboral no precisamente está regalando chambas.
Procomer, como siempre, salió con su discurso oficial: van a ver qué pasó, a ofrecerle ‘outplacement’ a los trabajadores afectados… bueno, chévere, pero eso no paga las cuentas ni llena la nevera. Lo que realmente preocupa es si esto es un síntoma de algo peor, si hay algo que no estamos viendo venir. Intenté hablar con el director de Synter, Edward Mora, pero el mae se hizo rogar y luego se escondió. Un clásico, díganme.
Según Cinde, la famosa coalición que atrae inversión extranjera, todavía no les han dado el dato directo, pero dicen que ‘la presión es mayor’. ¡Dígale a quién! Ya sabéis, el contexto global está complicado, la inflación se come hasta el pan, y nosotros tenemos que estar como campeones corriendo detrás de la competitividad. Talento, seguridad, infraestructura, costos... todo tiene que estar perfecto para que estos mae no se vayan huyendo a otros países donde les ofrezcan mejores condiciones.
Y ahí es donde viene el problema, ¿no creen? Porque entre trámites burocráticos interminables, impuestos que te dejan seco y una inseguridad ciudadana que ya da pánico, a veces uno se pregunta cómo esperamos atraer inversiones serias. No digo que la plata extranjera sea la solución a todos nuestros males, pero ayuda a crear empleos, impulsa la economía y le pone un poquito más de brillo a nuestro país. Es importante reconocer que las salidas de empresas como Intel y Qorvo ya estaban generando preocupaciones sobre nuestras proyecciones de crecimiento para el 2026, y este movimiento de Synter simplemente aviva el fuego.
Ahora, algunos dirán que esto es cíclico, que las empresas llegan y se van, y que así es el juego globalizado. Puede ser, pero eso no quita que tengamos que ponerle empeño a mejorar las cosas. Necesitamos dejar de echarles la culpa a los gobiernos y empezar a asumir nuestra responsabilidad como sociedad. Hay que trabajar juntos para crear un ambiente propicio para la inversión, donde los negocios puedan crecer y prosperar, y donde nuestros ciudadanos tengan acceso a oportunidades laborales dignas.
Lo de Synter me recuerda mucho a la historia de muchas otras empresas que llegaron con bombo y platillo y terminaron empacando porque no encontraron lo que buscaban. Nos queda la lección de que no podemos depender solamente de la inversión extranjera, sino que también debemos fortalecer nuestra propia capacidad productiva, apostar por la innovación y fomentar el emprendimiento nacional. Tenemos que ser más creativos, más ágiles y más resilientes.
En fin, la jugada de Synter nos deja pensando en el futuro de la economía costarricense. ¿Estamos haciendo lo suficiente para mantenernos competitivos en un mundo cada vez más exigente? ¿Deberíamos replantear nuestras estrategias de atracción de inversión extranjera? ¿Ustedes, compañeros foristas, qué opinan? ¿Cuál creen que sería la medida más efectiva para evitar que más empresas decidan irse al traste?
La verdad, esto da qué pensar. Cuando llegamos a mediados de los dosmil, traíamos bien alto el vuelo, era la ‘zona azul’, y ahora parece que estamos dando tumbos buscando dónde agarrarnos. Esta empresa tenía alrededor de 50 empleados, gente que ahora tendrá que buscarse el brete, y eso nunca es fácil, máxime en estos tiempos donde el mercado laboral no precisamente está regalando chambas.
Procomer, como siempre, salió con su discurso oficial: van a ver qué pasó, a ofrecerle ‘outplacement’ a los trabajadores afectados… bueno, chévere, pero eso no paga las cuentas ni llena la nevera. Lo que realmente preocupa es si esto es un síntoma de algo peor, si hay algo que no estamos viendo venir. Intenté hablar con el director de Synter, Edward Mora, pero el mae se hizo rogar y luego se escondió. Un clásico, díganme.
Según Cinde, la famosa coalición que atrae inversión extranjera, todavía no les han dado el dato directo, pero dicen que ‘la presión es mayor’. ¡Dígale a quién! Ya sabéis, el contexto global está complicado, la inflación se come hasta el pan, y nosotros tenemos que estar como campeones corriendo detrás de la competitividad. Talento, seguridad, infraestructura, costos... todo tiene que estar perfecto para que estos mae no se vayan huyendo a otros países donde les ofrezcan mejores condiciones.
Y ahí es donde viene el problema, ¿no creen? Porque entre trámites burocráticos interminables, impuestos que te dejan seco y una inseguridad ciudadana que ya da pánico, a veces uno se pregunta cómo esperamos atraer inversiones serias. No digo que la plata extranjera sea la solución a todos nuestros males, pero ayuda a crear empleos, impulsa la economía y le pone un poquito más de brillo a nuestro país. Es importante reconocer que las salidas de empresas como Intel y Qorvo ya estaban generando preocupaciones sobre nuestras proyecciones de crecimiento para el 2026, y este movimiento de Synter simplemente aviva el fuego.
Ahora, algunos dirán que esto es cíclico, que las empresas llegan y se van, y que así es el juego globalizado. Puede ser, pero eso no quita que tengamos que ponerle empeño a mejorar las cosas. Necesitamos dejar de echarles la culpa a los gobiernos y empezar a asumir nuestra responsabilidad como sociedad. Hay que trabajar juntos para crear un ambiente propicio para la inversión, donde los negocios puedan crecer y prosperar, y donde nuestros ciudadanos tengan acceso a oportunidades laborales dignas.
Lo de Synter me recuerda mucho a la historia de muchas otras empresas que llegaron con bombo y platillo y terminaron empacando porque no encontraron lo que buscaban. Nos queda la lección de que no podemos depender solamente de la inversión extranjera, sino que también debemos fortalecer nuestra propia capacidad productiva, apostar por la innovación y fomentar el emprendimiento nacional. Tenemos que ser más creativos, más ágiles y más resilientes.
En fin, la jugada de Synter nos deja pensando en el futuro de la economía costarricense. ¿Estamos haciendo lo suficiente para mantenernos competitivos en un mundo cada vez más exigente? ¿Deberíamos replantear nuestras estrategias de atracción de inversión extranjera? ¿Ustedes, compañeros foristas, qué opinan? ¿Cuál creen que sería la medida más efectiva para evitar que más empresas decidan irse al traste?