¡Ay, Dios mío! Resulta que muchos ticos andamos recibiendo llamadas de bufetes jurídicos, amenazándonos con meter juicios por deudas que ni siquiera sabíamos que existían. Algunos dicen que es pura presión para sacarle unos billetes, otros que sí hay caso… Pero, ¿qué hacemos ante semejante bronca? Pues bien, parece que hay luz al final del túnel, gracias a unas claras explicaciones del abogado Carlos Campos.
La verdad, este rollo de demandas judiciales ha generado bastante inquietud entre nosotros, los ciudadanos. Uno nunca sabe cuándo puede caer en una situación así, especialmente con la economía como anda. Lo importante es saber qué derechos tenemos y cómo defendernos para evitar que nos metan las manos en el bolsillo por cosas que no corresponden. Campos nos aclara que para poder arrastrarnos a un juicio, necesitan un título ejecutivo, un papel que realmente respalde la deuda. Si no lo tienen, ¡aguas!
Como bien dice Campos, tener deudas es parte de la vida, casi como comer gallito picante los domingos. Pero no todas las deudas vienen acompañadas de un contrato firme, un pagaré o una letra de cambio. Hay deudas pequeñas, digamos, una varita de arroz prestada a un vecino, que no requieren formalidades. Pero si estamos hablando de montos más significativos, como ¢350.000 o más, es crucial dejar todo por escrito, con nombres completos, números de cédulas y sellos. Así evitamos futuros problemas, ¿me entienden?
Ahora, viene la parte fea: algunos bufetes, esos taimados, se aprovechan de la ignorancia de la gente para cobrar deudas inexistentes o infladas. Te llaman, te presionar, te acosan con mensajes y llamadas... ¡Una torta! Buscan jugarte psicológicamente para que pagues sin pensar, simplemente porque tienes miedo. Pero, ahí les va la clave: ¡mantén la calma, mae! No te dejes llevar por el pánico y exige pruebas, pruebas sólidas de que realmente le debes esa lana.
Y ojo, porque la ley protege nuestros derechos. Según el Código de Comercio, solo ciertos documentos tienen validez como títulos ejecutivos. Además, la ley sanciona el acoso telefónico en temas de cobro. ¿Qué significa esto? Que no pueden andar llamando a tus familiares ni a tus vecinos para presionarte. Si eso sucede, ¡denuncia! Porque está prohibido y puedes defenderte legalmente.
Algo que mucha gente desconoce es que podemos revisar nuestro buró de crédito regularmente. Así, detectamos cualquier registro irregular o deuda falsa que puedan haber inventado en nuestra contra. Es como hacerle un chequeo general a nuestras finanzas, para asegurarnos de que todo esté en orden. De hecho, este pequeño chunche podría salvarte de una buena vara, ya que podrías detectar alguna inconsistencia antes de que te empiecen a amenazar con un juicio.
Campos también nos recuerda que, si nos enfrentamos a esta situación, debemos exigir el documento que respalde la deuda. Insistimos, si no existe un título ejecutivo válido, el cobro judicial no procede. Es como intentar jugar semáforo en verde: ¡imposible! Por eso, es fundamental informarse, conocer nuestros derechos y no ceder ante las presiones injustas. Mejor perder la cara que perder la camisa, ¿verdad?
Entonces, cuéntanos, ¿alguna vez te has sentido amenazado por un bufete jurídico? ¿Cómo manejaste la situación y qué consejo le darías a alguien que está pasando por esto ahora mismo? ¡Anímate a compartir tu experiencia en el foro!
La verdad, este rollo de demandas judiciales ha generado bastante inquietud entre nosotros, los ciudadanos. Uno nunca sabe cuándo puede caer en una situación así, especialmente con la economía como anda. Lo importante es saber qué derechos tenemos y cómo defendernos para evitar que nos metan las manos en el bolsillo por cosas que no corresponden. Campos nos aclara que para poder arrastrarnos a un juicio, necesitan un título ejecutivo, un papel que realmente respalde la deuda. Si no lo tienen, ¡aguas!
Como bien dice Campos, tener deudas es parte de la vida, casi como comer gallito picante los domingos. Pero no todas las deudas vienen acompañadas de un contrato firme, un pagaré o una letra de cambio. Hay deudas pequeñas, digamos, una varita de arroz prestada a un vecino, que no requieren formalidades. Pero si estamos hablando de montos más significativos, como ¢350.000 o más, es crucial dejar todo por escrito, con nombres completos, números de cédulas y sellos. Así evitamos futuros problemas, ¿me entienden?
Ahora, viene la parte fea: algunos bufetes, esos taimados, se aprovechan de la ignorancia de la gente para cobrar deudas inexistentes o infladas. Te llaman, te presionar, te acosan con mensajes y llamadas... ¡Una torta! Buscan jugarte psicológicamente para que pagues sin pensar, simplemente porque tienes miedo. Pero, ahí les va la clave: ¡mantén la calma, mae! No te dejes llevar por el pánico y exige pruebas, pruebas sólidas de que realmente le debes esa lana.
Y ojo, porque la ley protege nuestros derechos. Según el Código de Comercio, solo ciertos documentos tienen validez como títulos ejecutivos. Además, la ley sanciona el acoso telefónico en temas de cobro. ¿Qué significa esto? Que no pueden andar llamando a tus familiares ni a tus vecinos para presionarte. Si eso sucede, ¡denuncia! Porque está prohibido y puedes defenderte legalmente.
Algo que mucha gente desconoce es que podemos revisar nuestro buró de crédito regularmente. Así, detectamos cualquier registro irregular o deuda falsa que puedan haber inventado en nuestra contra. Es como hacerle un chequeo general a nuestras finanzas, para asegurarnos de que todo esté en orden. De hecho, este pequeño chunche podría salvarte de una buena vara, ya que podrías detectar alguna inconsistencia antes de que te empiecen a amenazar con un juicio.
Campos también nos recuerda que, si nos enfrentamos a esta situación, debemos exigir el documento que respalde la deuda. Insistimos, si no existe un título ejecutivo válido, el cobro judicial no procede. Es como intentar jugar semáforo en verde: ¡imposible! Por eso, es fundamental informarse, conocer nuestros derechos y no ceder ante las presiones injustas. Mejor perder la cara que perder la camisa, ¿verdad?
Entonces, cuéntanos, ¿alguna vez te has sentido amenazado por un bufete jurídico? ¿Cómo manejaste la situación y qué consejo le darías a alguien que está pasando por esto ahora mismo? ¡Anímate a compartir tu experiencia en el foro!