¡Ay, Dios mío! A eso de las nueve y cincuenta y siete de la noche de este martes, el suelo empezó a temblar como loca. No era un temblequito pa' espantar moscas, no, señores. Era un buenazo que te sacudía de las rodillas pa’ arriba, dejándote agarrado de donde pudieras.
El temblor, que se sintió en prácticamente toda la geografía nacional, duró más de lo que uno quisiera admitir. Al principio pensábamos que era un estornudo de la tierra, pero luego nos dimos cuenta de que la cosa estaba más seria de lo normal. Las paredes vibraban, los objetos caían de los muebles... puro pánico, vamos.
Según la Red Sismológica Nacional, el primer reporte hablaba de un temblor de magnitud 5.6, pero después revisaron los datos y, ¡pam!, lo subieron a 6.1. Un buen susto, diay, aunque como decimos acá, estamos acostumbrados a que la tierra se mueva un tantito.
El epicentro, según los expertos, quedó localizado a unos 25 kilómetros al sur de Quepos, en la costa pacífica. Imagínense la gente ahí, disfrutando de sus cenas y de repente, ¡boom!, la mesa empieza a bailar salsa sola. ¡Qué desmadre!
La Comisión Nacional de Emergencias (CNE), siempre moviéndose rápido, ya está tratando de averiguar qué tan grave está la cosa. Están llamando a los cantones, preguntándole si hay alguna emergencia, si alguien necesita ayuda. Ojalá y todo esté bien, porque estos temblores a veces dejan secuelas feísimas.
Por suerte, el Sistema Nacional de Monitoreo de Tsunamis (Sinamot) tuvo noticias tranquilizadoras: descartaron cualquier riesgo de tsunami. Eso sí quita un peso de encima, porque imaginarme olas gigantes llegando a nuestras costas… ¡ufff!, sería una torta aún mayor.
Muchos vecinos compartieron videos en redes sociales mostrando cómo se movían los objetos en sus casas, algunos hasta intentando hacerle gracia a la situación, poniendo canciones de terremotos. ¡Qué manera de tomarse las cosas! Pero bueno, así somos nosotros, los ticos: le encontramos el lado divertido incluso a las situaciones más tensas. Por supuesto, también hubo quienes estaban preocupadísimos, llamando a sus familiares, asegurándose de que estuvieran bien. Lo importante es cuidarnos entre todos, ¿verdad?
Con todo esto, me pregunto: ¿Ustedes sintieron el temblor con tanta fuerza como yo? ¿Qué medidas toman normalmente ustedes cuando la tierra decide bailar un poco? Déjenme sus opiniones en los comentarios; me interesa saber cómo lo vivieron y qué les preocupa más después de este episodio.
El temblor, que se sintió en prácticamente toda la geografía nacional, duró más de lo que uno quisiera admitir. Al principio pensábamos que era un estornudo de la tierra, pero luego nos dimos cuenta de que la cosa estaba más seria de lo normal. Las paredes vibraban, los objetos caían de los muebles... puro pánico, vamos.
Según la Red Sismológica Nacional, el primer reporte hablaba de un temblor de magnitud 5.6, pero después revisaron los datos y, ¡pam!, lo subieron a 6.1. Un buen susto, diay, aunque como decimos acá, estamos acostumbrados a que la tierra se mueva un tantito.
El epicentro, según los expertos, quedó localizado a unos 25 kilómetros al sur de Quepos, en la costa pacífica. Imagínense la gente ahí, disfrutando de sus cenas y de repente, ¡boom!, la mesa empieza a bailar salsa sola. ¡Qué desmadre!
La Comisión Nacional de Emergencias (CNE), siempre moviéndose rápido, ya está tratando de averiguar qué tan grave está la cosa. Están llamando a los cantones, preguntándole si hay alguna emergencia, si alguien necesita ayuda. Ojalá y todo esté bien, porque estos temblores a veces dejan secuelas feísimas.
Por suerte, el Sistema Nacional de Monitoreo de Tsunamis (Sinamot) tuvo noticias tranquilizadoras: descartaron cualquier riesgo de tsunami. Eso sí quita un peso de encima, porque imaginarme olas gigantes llegando a nuestras costas… ¡ufff!, sería una torta aún mayor.
Muchos vecinos compartieron videos en redes sociales mostrando cómo se movían los objetos en sus casas, algunos hasta intentando hacerle gracia a la situación, poniendo canciones de terremotos. ¡Qué manera de tomarse las cosas! Pero bueno, así somos nosotros, los ticos: le encontramos el lado divertido incluso a las situaciones más tensas. Por supuesto, también hubo quienes estaban preocupadísimos, llamando a sus familiares, asegurándose de que estuvieran bien. Lo importante es cuidarnos entre todos, ¿verdad?
Con todo esto, me pregunto: ¿Ustedes sintieron el temblor con tanta fuerza como yo? ¿Qué medidas toman normalmente ustedes cuando la tierra decide bailar un poco? Déjenme sus opiniones en los comentarios; me interesa saber cómo lo vivieron y qué les preocupa más después de este episodio.
