¡Ay, Dios mío! Esto sí que está duro, fijos. Una señora llamada Calderón, parece que se le fue la pincha y andaba sembrando el pánico en varios rincones del país con unos negocios de préstamos que parecían sacados de película de terror. El OIJ la agarró, y vaya si tiene historia.
La movida, como venimos viendo en estos tiempos, es el famoso “gota a gota”. Un brete para gente que necesita una varita rápida y termina metiéndose en un lío peor que el tráfico en hora pico. Pero esto iba mucho más allá de las llamadas amenazantes de siempre. Esta Calderón, changuiña, estaba usando imágenes y videos que te dejan helao, pa’ que la gente pagara a tiempo. ¡Imagínate recibir eso en el celular!
Según la investigación, la treta se desarrolló en Sabanilla, Buenos Aires de Puntarenas y Quepos. Tres cantones distintos, pero todos conectados por el miedo. El modus operandi era simple, pero macabro: le mandaba a los deudores fotos de armas de fuego y, lo más escalofriante, videos de decapitaciones. Claramente, quería que se asustaran y pagaran rápido, sin hacer preguntas.
“Esto es una barbaridad, fijos”, me decía Doña Elena, vecina de Sabanilla, quien conoce de cerca la problemática de los préstamos informales. “La gente está desesperada, busca una solución rápida y terminan cayendo en manos de estos vampiros que se aprovechan de la necesidad ajena. Ahora esto se pone todavía peor, con estas cosas tan horribles.”
Pero la cosa no quedó ahí. Durante los allanamientos, el OIJ encontró un arma calibre 9 milímetros, marihuana y una pila de billetes. Parece que la Calderona no solo estaba haciendo negocio con el terror, sino también lavando platas. Dicen que los préstamos “gota a gota” pueden ser fachada para meter al circuito económico fajaras que provienen de otras actividades turbias, y este caso apunta justo en esa dirección. ¡Un tingo de leche, fijos!
Las autoridades no descartan que haya más peces gordos involucrados en esta trama. Están revisando minuciosamente todas las transacciones financieras de la Calderona, buscando conexiones con otros delincuentes. Lo que queda claro es que el problema de los préstamos informales es un cáncer que corroe a nuestra sociedad, y que requiere medidas urgentes para proteger a los más vulnerables. Ya no basta con perseguir a los prestamistas, hay que atacar las causas profundas que llevan a la gente a buscar soluciones desesperadas.
Ahora, la señora Calderona enfrenta graves cargos por extorsión, amenazas, posesión ilegal de armas y lavado de dinero. Dicen que le va a caer una pena dura, y con razón. Pero más allá del castigo individual, este caso nos obliga a reflexionar sobre cómo estamos tratando a los más pobres y necesitados. ¿No deberíamos tener sistemas financieros más accesibles y justos para evitar que la gente caiga presa de estos depredadores?
Y hablando de eso… ¿Ustedes creen que el Estado debería regular aún más los préstamos informales, o que la solución pasa por fortalecer la educación financiera y promover alternativas legales para obtener crédito? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan ustedes sobre este panorama tan chungo!
La movida, como venimos viendo en estos tiempos, es el famoso “gota a gota”. Un brete para gente que necesita una varita rápida y termina metiéndose en un lío peor que el tráfico en hora pico. Pero esto iba mucho más allá de las llamadas amenazantes de siempre. Esta Calderón, changuiña, estaba usando imágenes y videos que te dejan helao, pa’ que la gente pagara a tiempo. ¡Imagínate recibir eso en el celular!
Según la investigación, la treta se desarrolló en Sabanilla, Buenos Aires de Puntarenas y Quepos. Tres cantones distintos, pero todos conectados por el miedo. El modus operandi era simple, pero macabro: le mandaba a los deudores fotos de armas de fuego y, lo más escalofriante, videos de decapitaciones. Claramente, quería que se asustaran y pagaran rápido, sin hacer preguntas.
“Esto es una barbaridad, fijos”, me decía Doña Elena, vecina de Sabanilla, quien conoce de cerca la problemática de los préstamos informales. “La gente está desesperada, busca una solución rápida y terminan cayendo en manos de estos vampiros que se aprovechan de la necesidad ajena. Ahora esto se pone todavía peor, con estas cosas tan horribles.”
Pero la cosa no quedó ahí. Durante los allanamientos, el OIJ encontró un arma calibre 9 milímetros, marihuana y una pila de billetes. Parece que la Calderona no solo estaba haciendo negocio con el terror, sino también lavando platas. Dicen que los préstamos “gota a gota” pueden ser fachada para meter al circuito económico fajaras que provienen de otras actividades turbias, y este caso apunta justo en esa dirección. ¡Un tingo de leche, fijos!
Las autoridades no descartan que haya más peces gordos involucrados en esta trama. Están revisando minuciosamente todas las transacciones financieras de la Calderona, buscando conexiones con otros delincuentes. Lo que queda claro es que el problema de los préstamos informales es un cáncer que corroe a nuestra sociedad, y que requiere medidas urgentes para proteger a los más vulnerables. Ya no basta con perseguir a los prestamistas, hay que atacar las causas profundas que llevan a la gente a buscar soluciones desesperadas.
Ahora, la señora Calderona enfrenta graves cargos por extorsión, amenazas, posesión ilegal de armas y lavado de dinero. Dicen que le va a caer una pena dura, y con razón. Pero más allá del castigo individual, este caso nos obliga a reflexionar sobre cómo estamos tratando a los más pobres y necesitados. ¿No deberíamos tener sistemas financieros más accesibles y justos para evitar que la gente caiga presa de estos depredadores?
Y hablando de eso… ¿Ustedes creen que el Estado debería regular aún más los préstamos informales, o que la solución pasa por fortalecer la educación financiera y promover alternativas legales para obtener crédito? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan ustedes sobre este panorama tan chungo!