¡Aguántense, pues! Resulta que parece que algunos de nosotros andamos arrastrando una verdadera mina en nuestros gavetones, sin siquiera darnos cuenta. No me estoy riendo, diay, les digo que si tienen alguna alcancía olvidada, o unos chinos de monedas viejas guardadas, revísenlos bien porque pueden estar sentados encima de una fortuna inesperada. Lo que antes era simple polvo, ahora puede ser oro... bueno, casi.
La cosa es que el mercado de coleccionismo numismático, como le dicen los expertos, se ha inflado como un globo de Carnaval. Antes nadie le daba importancia a esas cositas redondas de metal, pero ahora están cambiando manos por sumas de dinero que ni en sueños imaginábamos. Parece que la pandemia movió el panorama, mucha gente empezó a ordenar cosas en casa y bam, ¡descubrimiento! Ya hay historias de gente que encontró monedas que les cambiaron la vida de repente, y estamos hablando de hartas guayas, mi pana.
Según los gurús de las monedas y los tipos que se ganan la vida vendiéndolas en subastas, hay cinco monedas en particular que están causando furia. No todas las monedas antiguas valen una fortuna, claro está, pero estas específicas sí tienen un potencial interesante. Hay que entender que la clave está en la rareza, en si la moneda tiene algún error de fábrica, o si simplemente representa un momento histórico importante. Ahí es donde entra la magia y suben los precios a niveles estratosféricos.
La primera que vale la pena revisar es la Liberty Head de 1913. Esta vaina es tan rara que casi nadie sabe de dónde salió. Dicen que la acuñaron a pedales, sin permiso de la Casa de la Moneda, y solo unas pocas salieron a la circulación. Una de ellas se vendió por casi 5 millones de dólares, ¡una locura! Ahora imagínate si tienes una dando vueltas por ahí, sin que supieras qué harta plata podrías estar perdiendo. De verdad, dale una mirada aunque creas que no tiene caso.
Luego tenemos el dólar “Flowing Hair” de 1794, el primer dólar americano oficialmente reconocido. Esto es como buscar fósiles, pues ya tiene más de 200 años. Se dice que quedan pocos ejemplos en buen estado, y cuando sale uno a remate, la gente se pelea por él. Un par de ellos ya superaron los seis millones de dólares, así que si tienes alguno, ¡no lo tires a la basura!
Para los que no tienen tanta suerte, hay esperanzas también. Los dimes Mercury de 1940, esos que tienen la imagen de Mercurio, el mensajero romano, también pueden valer una suma considerable si están en perfecto estado. Los que tienen las “bandas completas”, como dicen los coleccionistas, pueden llegar a venderse por miles de dólares. Imagínate, una monedita pequeñita dando tantos clavos, ¡qué cosa!
Y ni hablar del Águila doble de Saint-Gaudens, hecha de oro puro. Esa vaina es considerada una obra maestra de la numismática, una joya digna de museo. Son muy bellas, con diseños detallados y símbolos patrióticos. Una de ellas rompió récords y se vendió por más de 19 millones de dólares, convirtiéndose en la moneda más cara del mundo. ¡Eso sí es mover la aguja! Obviamente, que no nos vamos a llenar los bolsillos con eso, pero da para soñar, ¿verdad?
Finalmente, el centavo de 1909-S con cabeza de indio. Aunque se hicieron muchísimas de estas, la mayoría se perdieron o están en malas condiciones. Las que están en buen estado son muy buscadas por los coleccionistas. Entonces, mi pana, te pregunto: ¿ya metiste mano en la alcancía y revisaste si tienes alguna de estas monedas ocultas? ¿Te has fijado en las antigüedades que guarda tu familia, por si acaso? Y dime, ¿crees que realmente vale la pena dedicar tiempo y esfuerzo a buscar tesoros numismáticos, o es mejor invertir ese tiempo en otras cosas?
La cosa es que el mercado de coleccionismo numismático, como le dicen los expertos, se ha inflado como un globo de Carnaval. Antes nadie le daba importancia a esas cositas redondas de metal, pero ahora están cambiando manos por sumas de dinero que ni en sueños imaginábamos. Parece que la pandemia movió el panorama, mucha gente empezó a ordenar cosas en casa y bam, ¡descubrimiento! Ya hay historias de gente que encontró monedas que les cambiaron la vida de repente, y estamos hablando de hartas guayas, mi pana.
Según los gurús de las monedas y los tipos que se ganan la vida vendiéndolas en subastas, hay cinco monedas en particular que están causando furia. No todas las monedas antiguas valen una fortuna, claro está, pero estas específicas sí tienen un potencial interesante. Hay que entender que la clave está en la rareza, en si la moneda tiene algún error de fábrica, o si simplemente representa un momento histórico importante. Ahí es donde entra la magia y suben los precios a niveles estratosféricos.
La primera que vale la pena revisar es la Liberty Head de 1913. Esta vaina es tan rara que casi nadie sabe de dónde salió. Dicen que la acuñaron a pedales, sin permiso de la Casa de la Moneda, y solo unas pocas salieron a la circulación. Una de ellas se vendió por casi 5 millones de dólares, ¡una locura! Ahora imagínate si tienes una dando vueltas por ahí, sin que supieras qué harta plata podrías estar perdiendo. De verdad, dale una mirada aunque creas que no tiene caso.
Luego tenemos el dólar “Flowing Hair” de 1794, el primer dólar americano oficialmente reconocido. Esto es como buscar fósiles, pues ya tiene más de 200 años. Se dice que quedan pocos ejemplos en buen estado, y cuando sale uno a remate, la gente se pelea por él. Un par de ellos ya superaron los seis millones de dólares, así que si tienes alguno, ¡no lo tires a la basura!
Para los que no tienen tanta suerte, hay esperanzas también. Los dimes Mercury de 1940, esos que tienen la imagen de Mercurio, el mensajero romano, también pueden valer una suma considerable si están en perfecto estado. Los que tienen las “bandas completas”, como dicen los coleccionistas, pueden llegar a venderse por miles de dólares. Imagínate, una monedita pequeñita dando tantos clavos, ¡qué cosa!
Y ni hablar del Águila doble de Saint-Gaudens, hecha de oro puro. Esa vaina es considerada una obra maestra de la numismática, una joya digna de museo. Son muy bellas, con diseños detallados y símbolos patrióticos. Una de ellas rompió récords y se vendió por más de 19 millones de dólares, convirtiéndose en la moneda más cara del mundo. ¡Eso sí es mover la aguja! Obviamente, que no nos vamos a llenar los bolsillos con eso, pero da para soñar, ¿verdad?
Finalmente, el centavo de 1909-S con cabeza de indio. Aunque se hicieron muchísimas de estas, la mayoría se perdieron o están en malas condiciones. Las que están en buen estado son muy buscadas por los coleccionistas. Entonces, mi pana, te pregunto: ¿ya metiste mano en la alcancía y revisaste si tienes alguna de estas monedas ocultas? ¿Te has fijado en las antigüedades que guarda tu familia, por si acaso? Y dime, ¿crees que realmente vale la pena dedicar tiempo y esfuerzo a buscar tesoros numismáticos, o es mejor invertir ese tiempo en otras cosas?
