¡Aguántense todos! La carretea a San Carlos, esa que llevamos esperando medio siglo, parece que va a seguir siendo un dolor de cabeza. Resulta que ahora el Gobierno y el BID se están peleando como perro y gato por el tramo central de la Ruta 35, y esto amenaza con dejar la punta sur abandonada, varada en el olvido mientras seguimos sacudiéndonos hasta los dientes en baches.
La historia de esta carretea es más larga que la cola para el gallito en Navidad. Desde hace años hemos visto promesas, anuncios y proyectos que terminan desapareciendo como humo. Ahora, con la punta sur avanzando gracias a Meco, parecía que finalmente íbamos a ver resultados tangibles, pero este embrollo administrativo podría echarlo todo a perder. Parece que vamos a estar raspando lodo por mucho tiempo más.
Según la Asociación Pro Carretera, la bronca entre el Gobierno y el BID gira en torno a los incumplimientos en la licitación del tramo central, adjudicado a la constructora china CHEC. Dicen que el BID no está dando luz verde porque no cumplen con los requisitos que exige el banco, y eso pone en riesgo todo el financiamiento del proyecto. Carolina Solís, representante de la asociación, no se anda con rodeos: 'Este gobierno prometió hacer obra, pero lamentablemente no lo logró. Tenemos un escenario muy preocupante'.
Y es que la pinta no es bonita. Si el BID decide condicionar o suspender los fondos para la punta sur, la obra podría quedar paralizada nuevamente, sumándose a las décadas de retrasos que ya acumulamos. Imagínense, todavía estamos hablando de estudios de suelo y diseño, mientras otros países ya tienen autopistas voladoras. ¡Nos quedamos atrás!
La punta sur, recordemos, es un tramo de 8.5 kilómetros entre Sifón de San Ramón y San Miguel de Naranjo, que costará unos 200 millones de dólares. Meco lleva trabajando en el diseño, que finalizará en noviembre, y Guillermo Carazo del CFIA dice que esperan empezar a construir en enero. Pero, ¡ojo!, esa esperanza podría evaporarse si el BID decide ponerle el freno de mano a la obra.
Además de la posibilidad de que la obra quede paralizada, existe el riesgo de que Meco presente una demanda contra el Estado por incumplimiento contractual. Eso sería otro golpe para las arcas públicas, que ya andan justitas. Todo esto demuestra la complejidad de gestionar megaproyectos financiados por organismos internacionales, especialmente cuando hay intereses políticos y económicos involucrados. ¡Es un brete manejar estas cosas!
Desde la Asociación Pro Carretera piden al Gobierno que deje de buscar excusas y se ponga las pilas para solucionar el problema. Acusan al Presidente Chaves de querer culpar al BID por sus propios errores, creando una rivalidad innecesaria. Lo que necesitamos es diálogo, transparencia y compromiso genuino con el bienestar de la población. Dejar de echarle la culpa a los demás y asumir responsabilidad es clave, maes.
Esta novela de la Ruta 35 nos recuerda que los proyectos de infraestructura en Costa Rica suelen tener una vida más larga que nosotros mismos. ¿Será que alguna vez podremos conducir por una carretera moderna y segura a San Carlos, o seguiremos viendo cómo los sueños se van al traste? ¿Ustedes creen que el gobierno logrará llegar a un acuerdo con el BID, o deberíamos prepararnos para otra década de baches y desvíos?
La historia de esta carretea es más larga que la cola para el gallito en Navidad. Desde hace años hemos visto promesas, anuncios y proyectos que terminan desapareciendo como humo. Ahora, con la punta sur avanzando gracias a Meco, parecía que finalmente íbamos a ver resultados tangibles, pero este embrollo administrativo podría echarlo todo a perder. Parece que vamos a estar raspando lodo por mucho tiempo más.
Según la Asociación Pro Carretera, la bronca entre el Gobierno y el BID gira en torno a los incumplimientos en la licitación del tramo central, adjudicado a la constructora china CHEC. Dicen que el BID no está dando luz verde porque no cumplen con los requisitos que exige el banco, y eso pone en riesgo todo el financiamiento del proyecto. Carolina Solís, representante de la asociación, no se anda con rodeos: 'Este gobierno prometió hacer obra, pero lamentablemente no lo logró. Tenemos un escenario muy preocupante'.
Y es que la pinta no es bonita. Si el BID decide condicionar o suspender los fondos para la punta sur, la obra podría quedar paralizada nuevamente, sumándose a las décadas de retrasos que ya acumulamos. Imagínense, todavía estamos hablando de estudios de suelo y diseño, mientras otros países ya tienen autopistas voladoras. ¡Nos quedamos atrás!
La punta sur, recordemos, es un tramo de 8.5 kilómetros entre Sifón de San Ramón y San Miguel de Naranjo, que costará unos 200 millones de dólares. Meco lleva trabajando en el diseño, que finalizará en noviembre, y Guillermo Carazo del CFIA dice que esperan empezar a construir en enero. Pero, ¡ojo!, esa esperanza podría evaporarse si el BID decide ponerle el freno de mano a la obra.
Además de la posibilidad de que la obra quede paralizada, existe el riesgo de que Meco presente una demanda contra el Estado por incumplimiento contractual. Eso sería otro golpe para las arcas públicas, que ya andan justitas. Todo esto demuestra la complejidad de gestionar megaproyectos financiados por organismos internacionales, especialmente cuando hay intereses políticos y económicos involucrados. ¡Es un brete manejar estas cosas!
Desde la Asociación Pro Carretera piden al Gobierno que deje de buscar excusas y se ponga las pilas para solucionar el problema. Acusan al Presidente Chaves de querer culpar al BID por sus propios errores, creando una rivalidad innecesaria. Lo que necesitamos es diálogo, transparencia y compromiso genuino con el bienestar de la población. Dejar de echarle la culpa a los demás y asumir responsabilidad es clave, maes.
Esta novela de la Ruta 35 nos recuerda que los proyectos de infraestructura en Costa Rica suelen tener una vida más larga que nosotros mismos. ¿Será que alguna vez podremos conducir por una carretera moderna y segura a San Carlos, o seguiremos viendo cómo los sueños se van al traste? ¿Ustedes creen que el gobierno logrará llegar a un acuerdo con el BID, o deberíamos prepararnos para otra década de baches y desvíos?