¡Ay, Dios mío! Parece que el Ministerio de Hacienda nos quiere llevar al manicomio con este TRIBU-CR. Lo presentaron como la última moda para facilitarnos la vida con los impuestos, pero a muchos nos está complicando hasta el acto más simple: pagar nuestras obligaciones fiscales. La verdad, esto está siendo un verdadero despiche.
Recuerdo cuando antes, tranquilamente podíamos ir a pagar en la sucursal electrónica de cualquier banco afiliado. Era pan comido, rapidito y listo. Pero no, nuestros dignatarios decidieron que eso era demasiado fácil, así que inventaron esta movida de los IBAN registrados. Ahora, si quieres pagar, tienes que tener la cuenta correcta, y encima, si vas a utilizar una cuenta de otro, prepárate para un laberinto burocrático que te va a sacar canas verdes.
Y ni hablar de los adultos mayores, mae. Ese sector de la población, que ya tiene bastante con recordarle dónde dejó las llaves, ahora tiene que lidiar con registros en la OVi, autorizaciones y permisos actualizados. ¡Una tortura! Muchos dependen de sus hijos o nietos para hacer esos trámites, y ahora resulta que se les complica aún más. Qué poca consideración, francamente.
Gabriel Zamora Baudrit, un abogado tributario bien respetado, le ha echado lupa a la cosa y dice que el sistema está generando morosidad involuntaria. Eso significa que gente que quiere pagar, simplemente no puede, porque el proceso es demasiado confuso y engorroso. Y eso, obvio, afecta la recaudación del país. ¡Imagínate el daño!
El problema central, según Baudrit, es que se pusieron más preocupados por la tecnología que por la facilidad para el contribuyente. “En nombre de la modernización, se diseñó un proceso que desalienta el pago y complica al contribuyente,” dijo el experto. Digo, claro, es fácil hablar de innovación cuando uno está sentado en una oficina con aire acondicionado, pero hay que ver cómo le afecta esto a la gente de a pie.
Y no solo afecta a los pequeños contribuyentes. Incluso empresas grandes están teniendo problemas para navegar este nuevo sistema. Imaginen la magnitud del impacto económico si todos tienen dificultades. Estamos hablando de posibles retrasos en proyectos, reducción de inversiones e incluso cierre de negocios. Un brete, vamos.
Lo que realmente preocupa es que la administración tributaria parece estar perdiendo de vista su objetivo primordial: recaudar impuestos. Si el sistema es tan complicado que la gente prefiere dejar de pagar, entonces toda la inversión en tecnología habrá sido en vano. Deberían replantearse la estrategia, buscar soluciones más amigables y dejar de tratar al contribuyente como un enemigo público número uno.
Al final del día, la modernización tributaria debería acercar al ciudadano al Estado, no alejarlo con tecnicismos incomprensibles. Entonces, queridos lectores, díganme, ¿ustedes qué opinan? ¿Han tenido problemas con TRIBU-CR? ¿Creen que el Ministerio de Hacienda debería reconsiderar algunos aspectos del sistema?
Recuerdo cuando antes, tranquilamente podíamos ir a pagar en la sucursal electrónica de cualquier banco afiliado. Era pan comido, rapidito y listo. Pero no, nuestros dignatarios decidieron que eso era demasiado fácil, así que inventaron esta movida de los IBAN registrados. Ahora, si quieres pagar, tienes que tener la cuenta correcta, y encima, si vas a utilizar una cuenta de otro, prepárate para un laberinto burocrático que te va a sacar canas verdes.
Y ni hablar de los adultos mayores, mae. Ese sector de la población, que ya tiene bastante con recordarle dónde dejó las llaves, ahora tiene que lidiar con registros en la OVi, autorizaciones y permisos actualizados. ¡Una tortura! Muchos dependen de sus hijos o nietos para hacer esos trámites, y ahora resulta que se les complica aún más. Qué poca consideración, francamente.
Gabriel Zamora Baudrit, un abogado tributario bien respetado, le ha echado lupa a la cosa y dice que el sistema está generando morosidad involuntaria. Eso significa que gente que quiere pagar, simplemente no puede, porque el proceso es demasiado confuso y engorroso. Y eso, obvio, afecta la recaudación del país. ¡Imagínate el daño!
El problema central, según Baudrit, es que se pusieron más preocupados por la tecnología que por la facilidad para el contribuyente. “En nombre de la modernización, se diseñó un proceso que desalienta el pago y complica al contribuyente,” dijo el experto. Digo, claro, es fácil hablar de innovación cuando uno está sentado en una oficina con aire acondicionado, pero hay que ver cómo le afecta esto a la gente de a pie.
Y no solo afecta a los pequeños contribuyentes. Incluso empresas grandes están teniendo problemas para navegar este nuevo sistema. Imaginen la magnitud del impacto económico si todos tienen dificultades. Estamos hablando de posibles retrasos en proyectos, reducción de inversiones e incluso cierre de negocios. Un brete, vamos.
Lo que realmente preocupa es que la administración tributaria parece estar perdiendo de vista su objetivo primordial: recaudar impuestos. Si el sistema es tan complicado que la gente prefiere dejar de pagar, entonces toda la inversión en tecnología habrá sido en vano. Deberían replantearse la estrategia, buscar soluciones más amigables y dejar de tratar al contribuyente como un enemigo público número uno.
Al final del día, la modernización tributaria debería acercar al ciudadano al Estado, no alejarlo con tecnicismos incomprensibles. Entonces, queridos lectores, díganme, ¿ustedes qué opinan? ¿Han tenido problemas con TRIBU-CR? ¿Creen que el Ministerio de Hacienda debería reconsiderar algunos aspectos del sistema?
