A ver, maes, párenme la música un toquecito porque necesito que procesemos esto juntos. La noticia del día, de la semana y probablemente del mes, es este despiche que se acaba de armar Donald Trump. Resulta que el expresidente, en su muy particular estilo, salió a decir que convenció a Intel, sí, el gigante de los microchips, de “aceptar” cederle un 10% de sus acciones al gobierno de Estados Unidos. Así, como quien pide una boca de chifrijo en un bar. La vara es tan surrealista que tuve que leer la nota tres veces para asegurarme de que no era una broma del Día de los Inocentes en agosto.
Vamos por partes, porque el asunto tiene tela que cortar. Según el propio Trump, la conversación con el CEO de Intel fue básicamente una "sugerencia" con aires de extorsión de película. Cito textual: “Dije ‘creo que deberían pagarnos el 10% de su empresa’”. Y para rematar, le metió la cereza al pastel: “‘Creo que sería bueno tener a Estados Unidos como su socio’”. Diay, ¿qué se supone que iba a decir el pobre CEO de Intel con esa presión encima? Es como si el director del cole te “sugiriera” que sería bueno para tus notas que le ayudaras a pintar la tapia el fin de semana. No es una pregunta, es una instrucción con una sonrisa.
Lo que me vuela la cabeza no es solo la audacia de Trump, que ya a estas alturas no debería sorprendernos, sino lo que esto significa para el sistema en general. Mae, estamos hablando de que el gobierno estadounidense se convierta en accionista mayoritario de una empresa privada por una "negociación" que suena más a un cobro de peaje. Esto va más allá de un simple acuerdo comercial; esto es un rediseño a la brava de las reglas del juego. Toda la idea del libre mercado, de la independencia corporativa y de que el gobierno pone las reglas pero no se mete en el brete de las empresas, se puede ir al traste con un precedente así. ¿Qué sigue? ¿Que Apple tenga que darle un porcentaje a la Casa Blanca por vender iPhones? ¿Que Ford tenga que ceder acciones para poder fabricar carros en Detroit?
Ahora, aquí es donde la vara se pone todavía más turbia. ¿Se acuerdan que esto viene de la boca de Trump, verdad? El mismo que una vez sugirió inyectarse desinfectante. La nota de AFP reporta sus declaraciones, pero a esta hora, Intel no ha dicho ni pío. Ni un comunicado, ni un tuit, nada. Silencio absoluto. Y ese silencio es ensordecedor, porque solo deja dos escenarios posibles, y no sé cuál es peor. O Trump se está inventando todo el asunto para sonar como el negociador más carga del planeta, o la junta directiva de Intel está en una sala de crisis, con diez abogados por cabeza, tratando de descifrar cómo carajos le explican a sus otros accionistas que ahora el Tío Sam es su nuevo socio.
Entonces, ¿en qué quedamos? O Trump se jaló la torta del siglo inventándose un "deal" que no existe, generando un caos bursátil por puro gusto. O, por otro lado, estamos presenciando en tiempo real cómo una de las empresas de tecnología más importantes del mundo se convierte en una especie de socio minoritario forzoso del gobierno. Sea cual sea la verdad, esto es un despiche monumental que va a tener consecuencias por todo lado. El simple hecho de que se plantee algo así ya cambia el panorama por completo.
Maes, les tiro la bola a ustedes: ¿Esto es una jugada maestra de ajedrez 4D que no entendemos o simplemente el mayor despiche corporativo que hemos visto en años? ¿Y qué harían ustedes si fueran el CEO de Intel? ¡Los leo!
Vamos por partes, porque el asunto tiene tela que cortar. Según el propio Trump, la conversación con el CEO de Intel fue básicamente una "sugerencia" con aires de extorsión de película. Cito textual: “Dije ‘creo que deberían pagarnos el 10% de su empresa’”. Y para rematar, le metió la cereza al pastel: “‘Creo que sería bueno tener a Estados Unidos como su socio’”. Diay, ¿qué se supone que iba a decir el pobre CEO de Intel con esa presión encima? Es como si el director del cole te “sugiriera” que sería bueno para tus notas que le ayudaras a pintar la tapia el fin de semana. No es una pregunta, es una instrucción con una sonrisa.
Lo que me vuela la cabeza no es solo la audacia de Trump, que ya a estas alturas no debería sorprendernos, sino lo que esto significa para el sistema en general. Mae, estamos hablando de que el gobierno estadounidense se convierta en accionista mayoritario de una empresa privada por una "negociación" que suena más a un cobro de peaje. Esto va más allá de un simple acuerdo comercial; esto es un rediseño a la brava de las reglas del juego. Toda la idea del libre mercado, de la independencia corporativa y de que el gobierno pone las reglas pero no se mete en el brete de las empresas, se puede ir al traste con un precedente así. ¿Qué sigue? ¿Que Apple tenga que darle un porcentaje a la Casa Blanca por vender iPhones? ¿Que Ford tenga que ceder acciones para poder fabricar carros en Detroit?
Ahora, aquí es donde la vara se pone todavía más turbia. ¿Se acuerdan que esto viene de la boca de Trump, verdad? El mismo que una vez sugirió inyectarse desinfectante. La nota de AFP reporta sus declaraciones, pero a esta hora, Intel no ha dicho ni pío. Ni un comunicado, ni un tuit, nada. Silencio absoluto. Y ese silencio es ensordecedor, porque solo deja dos escenarios posibles, y no sé cuál es peor. O Trump se está inventando todo el asunto para sonar como el negociador más carga del planeta, o la junta directiva de Intel está en una sala de crisis, con diez abogados por cabeza, tratando de descifrar cómo carajos le explican a sus otros accionistas que ahora el Tío Sam es su nuevo socio.
Entonces, ¿en qué quedamos? O Trump se jaló la torta del siglo inventándose un "deal" que no existe, generando un caos bursátil por puro gusto. O, por otro lado, estamos presenciando en tiempo real cómo una de las empresas de tecnología más importantes del mundo se convierte en una especie de socio minoritario forzoso del gobierno. Sea cual sea la verdad, esto es un despiche monumental que va a tener consecuencias por todo lado. El simple hecho de que se plantee algo así ya cambia el panorama por completo.
Maes, les tiro la bola a ustedes: ¿Esto es una jugada maestra de ajedrez 4D que no entendemos o simplemente el mayor despiche corporativo que hemos visto en años? ¿Y qué harían ustedes si fueran el CEO de Intel? ¡Los leo!