¡Ay, Dios mío, qué bronca! Resulta que el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) anda preocupadísimo, y no precisamente por el cambio climático ni por la inflación, sino por algo mucho más novedoso y, si me preguntan, bastante espeluznante: la inteligencia artificial. Parece que los políticos andan maquinando cómo usar esta tecnología para hacer trampas en las elecciones del 2026. ¡Imagínense eso, cambiar el rumbo del país con unos cuantos códigos!
Gustavo Román, el encargado de estrategia política del TSE, soltó la bomba la semana pasada. Dijo que aunque la IA tiene sus cosas buenas –para hacernos la vida más fácil, entiendan–, también puede usarse para manipularnos y engañarnos. Ya hay ejemplos en otros países donde le metieron mano a videos y audios de candidatos, creando versiones falsas para hundirlos. ¡Un verdadero despache, diay!
Lo peor de todo es que, según Román, estamos llegando a las elecciones con las manos atadas. El Código Electoral, ese que nos protege desde tiempos de nuestros abuelos, está hecho para los medios tradicionales, para la radio y la tele de antaño. ¡Ni siquiera contempla las redes sociales, los algoritmos ni, menos aún, la inteligencia artificial! Así que, ¿cómo vamos a combatirla si no tenemos las herramientas necesarias?
Afortunadamente, parece que hay luz al final del túnel. Un par de diputados, Vanessa Castro y Carlos Felipe García, presentaron un proyecto de ley para regular el uso de la IA en la propaganda electoral. No quieren prohibirla por completo, entiéndanse, pero sí quieren ponerle freno, establecer unas reglas claras para que los candidatos no se pasen de la raya y la ciudadanía reciba información verídica.
Pero aquí viene el problema, señoras y señores. Ese proyecto de ley está varado en la Asamblea Legislativa. Ahí, entre tanto debate y papeleo, parece que se le olvidaron que las elecciones están a la vuelta de la esquina. ¡Qué carga! Y mientras tanto, los políticos siguen pensando cómo aprovechar la IA para su propio beneficio, sin importarle si eso afecta la democracia.
Mauricio Garro, un abogado experto en derechos digitales, también expresó su preocupación. Dijo que deberíamos tener una ley al respecto, tomando en cuenta que la IA avanza a pasos agigantados. Citó el ejemplo de la Unión Europea, que ya tiene una normativa integral sobre inteligencia artificial, mucho más moderna que la nuestra. ¡Nos están dejando atrás, diay!
Garro criticó la falta de voluntad política para avanzar en esta materia. Según él, “hace falta una voluntad política más directa y una intención legislativa más firme” para aprobar leyes que realmente protejan a los ciudadanos. Recordó que Costa Rica solía ser líder en temas de privacidad y protección de datos, pero ahora estamos rezagados frente a otros países de la región.
En fin, la situación pinta complicada. Tenemos que estar ojo avizor y exigir a nuestros representantes que actúen rápido para regular la inteligencia artificial en las elecciones. Porque si no, nos pueden clavar bien hondo y, encima, ni siquiera nos damos cuenta. ¿Ustedes creen que la Asamblea Legislativa tomará cartas en el asunto antes de que sea demasiado tarde, o seguiremos siendo presa fácil de la manipulación tecnológica?
Gustavo Román, el encargado de estrategia política del TSE, soltó la bomba la semana pasada. Dijo que aunque la IA tiene sus cosas buenas –para hacernos la vida más fácil, entiendan–, también puede usarse para manipularnos y engañarnos. Ya hay ejemplos en otros países donde le metieron mano a videos y audios de candidatos, creando versiones falsas para hundirlos. ¡Un verdadero despache, diay!
Lo peor de todo es que, según Román, estamos llegando a las elecciones con las manos atadas. El Código Electoral, ese que nos protege desde tiempos de nuestros abuelos, está hecho para los medios tradicionales, para la radio y la tele de antaño. ¡Ni siquiera contempla las redes sociales, los algoritmos ni, menos aún, la inteligencia artificial! Así que, ¿cómo vamos a combatirla si no tenemos las herramientas necesarias?
Afortunadamente, parece que hay luz al final del túnel. Un par de diputados, Vanessa Castro y Carlos Felipe García, presentaron un proyecto de ley para regular el uso de la IA en la propaganda electoral. No quieren prohibirla por completo, entiéndanse, pero sí quieren ponerle freno, establecer unas reglas claras para que los candidatos no se pasen de la raya y la ciudadanía reciba información verídica.
Pero aquí viene el problema, señoras y señores. Ese proyecto de ley está varado en la Asamblea Legislativa. Ahí, entre tanto debate y papeleo, parece que se le olvidaron que las elecciones están a la vuelta de la esquina. ¡Qué carga! Y mientras tanto, los políticos siguen pensando cómo aprovechar la IA para su propio beneficio, sin importarle si eso afecta la democracia.
Mauricio Garro, un abogado experto en derechos digitales, también expresó su preocupación. Dijo que deberíamos tener una ley al respecto, tomando en cuenta que la IA avanza a pasos agigantados. Citó el ejemplo de la Unión Europea, que ya tiene una normativa integral sobre inteligencia artificial, mucho más moderna que la nuestra. ¡Nos están dejando atrás, diay!
Garro criticó la falta de voluntad política para avanzar en esta materia. Según él, “hace falta una voluntad política más directa y una intención legislativa más firme” para aprobar leyes que realmente protejan a los ciudadanos. Recordó que Costa Rica solía ser líder en temas de privacidad y protección de datos, pero ahora estamos rezagados frente a otros países de la región.
En fin, la situación pinta complicada. Tenemos que estar ojo avizor y exigir a nuestros representantes que actúen rápido para regular la inteligencia artificial en las elecciones. Porque si no, nos pueden clavar bien hondo y, encima, ni siquiera nos damos cuenta. ¿Ustedes creen que la Asamblea Legislativa tomará cartas en el asunto antes de que sea demasiado tarde, o seguiremos siendo presa fácil de la manipulación tecnológica?