¡Aguántense! Resulta que un congresista yanquis, parece que pensando que nos mandaba a decir, se puso a agitar por el tema del Presidente Chaves y la movida de quitarle la inmunidad. ¡Pero bueno!, como dicen por acá, cada quién en su parcela. El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) no tardó en salir a defender nuestra democracia y dejar claro que aquí tenemos nuestras propias reglas.
Todo empezó porque Mario Rafael Díaz-Balart, un tipo que anda metido en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, convocó a la Embajadora de Costa Rica en Washington, Catalina Crespo, a una “reunión informativa”. Pa’ qué, pa’ preguntarle por el proceso para levantarle la inmunidad al Presidente, alegando que esto podía poner en riesgo la legitimidad de nuestras elecciones. El mae parecía más preocupado él por el futuro de Costa Rica que nosotros mismos, diay.
Y ahí fue donde el TSE respondió con contundencia, recordándoles a los gringos –con toda la educación que nos caracteriza– que Costa Rica es un país con una democracia consolidada, ubicada en el puesto 18 mundial, ¡solo debajo de Canadá y Uruguay en América! Eso sí que habla bien de nosotros, mi pana. Han construido un sistema político estable y autónomo, y no van a dejar que nadie les diga cómo hacerlo.
Según los magistrados, la preocupación del congresista es un simple “acto político de representantes extranjeros” que no tiene ningún efecto en el proceso electoral ni en el procedimiento para levantar la inmunidad. Lo dejaron clarito: acá manejamos nuestro propio juego y no necesitamos que nadie venga a dictarnos cómo jugar. Además, resaltaron que el proceso para levantar la inmunidad no significa la destitución del Presidente, sino simplemente abrir la puerta a una investigación, siempre respetando todas las garantías legales.
El caso, como ya saben, es que los diputados están analizando una solicitud del TSE para investigar al Presidente Chaves por presunta beligerancia política, es decir, usar recursos públicos para favorecer a su partido. Si lo encuentran culpable, podrían inhabilitarlo por hasta cuatro años o incluso separarlo del cargo. Ya le había pasado algo parecido hace unos meses, pero la moción no logró los votos necesarios. Esta vez, el Presidente asegura que enfrentará el proceso “con la verdad, la lógica y el escrutinio de la razón”, como diciendo ‘déjame trabajar solito' .
Es importante recordar que el congresista Díaz-Balart visitó Costa Rica a finales de julio y se reunió precisamente con el Presidente Chaves. Algunos sospechan que esta preocupación repentina puede tener alguna motivación detrás, pero eso ya es otra historia. Lo cierto es que el TSE ha hecho un llamado a la calma y ha reafirmado la fortaleza de nuestra democracia frente a cualquier injerencia externa. ¡Nosotros sabemos cuidarnos, mae!
Algunos analistas políticos comentan que esta reacción del TSE es una muestra de soberanía nacional y de defensa de la autonomía del poder judicial. Otros argumentan que quizás debieron ser un poco más diplomáticos en su respuesta al congresista estadounidense, pero la verdad es que a veces hay que poner a cada quien en su lugar, ¿no creen? Porque meterse en asuntos internos de otros países nunca termina bien.
Ahora bien, dejando de lado el rollo político, me pregunto si a ustedes, como ciudadanos, les preocupa realmente la posibilidad de que un congresista extranjero influya en nuestros procesos electorales. ¿Creen que el TSE actuó correctamente defendiendo la autonomía nacional o deberían haber mostrado mayor apertura al diálogo con Estados Unidos?
Todo empezó porque Mario Rafael Díaz-Balart, un tipo que anda metido en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, convocó a la Embajadora de Costa Rica en Washington, Catalina Crespo, a una “reunión informativa”. Pa’ qué, pa’ preguntarle por el proceso para levantarle la inmunidad al Presidente, alegando que esto podía poner en riesgo la legitimidad de nuestras elecciones. El mae parecía más preocupado él por el futuro de Costa Rica que nosotros mismos, diay.
Y ahí fue donde el TSE respondió con contundencia, recordándoles a los gringos –con toda la educación que nos caracteriza– que Costa Rica es un país con una democracia consolidada, ubicada en el puesto 18 mundial, ¡solo debajo de Canadá y Uruguay en América! Eso sí que habla bien de nosotros, mi pana. Han construido un sistema político estable y autónomo, y no van a dejar que nadie les diga cómo hacerlo.
Según los magistrados, la preocupación del congresista es un simple “acto político de representantes extranjeros” que no tiene ningún efecto en el proceso electoral ni en el procedimiento para levantar la inmunidad. Lo dejaron clarito: acá manejamos nuestro propio juego y no necesitamos que nadie venga a dictarnos cómo jugar. Además, resaltaron que el proceso para levantar la inmunidad no significa la destitución del Presidente, sino simplemente abrir la puerta a una investigación, siempre respetando todas las garantías legales.
El caso, como ya saben, es que los diputados están analizando una solicitud del TSE para investigar al Presidente Chaves por presunta beligerancia política, es decir, usar recursos públicos para favorecer a su partido. Si lo encuentran culpable, podrían inhabilitarlo por hasta cuatro años o incluso separarlo del cargo. Ya le había pasado algo parecido hace unos meses, pero la moción no logró los votos necesarios. Esta vez, el Presidente asegura que enfrentará el proceso “con la verdad, la lógica y el escrutinio de la razón”, como diciendo ‘déjame trabajar solito' .
Es importante recordar que el congresista Díaz-Balart visitó Costa Rica a finales de julio y se reunió precisamente con el Presidente Chaves. Algunos sospechan que esta preocupación repentina puede tener alguna motivación detrás, pero eso ya es otra historia. Lo cierto es que el TSE ha hecho un llamado a la calma y ha reafirmado la fortaleza de nuestra democracia frente a cualquier injerencia externa. ¡Nosotros sabemos cuidarnos, mae!
Algunos analistas políticos comentan que esta reacción del TSE es una muestra de soberanía nacional y de defensa de la autonomía del poder judicial. Otros argumentan que quizás debieron ser un poco más diplomáticos en su respuesta al congresista estadounidense, pero la verdad es que a veces hay que poner a cada quien en su lugar, ¿no creen? Porque meterse en asuntos internos de otros países nunca termina bien.
Ahora bien, dejando de lado el rollo político, me pregunto si a ustedes, como ciudadanos, les preocupa realmente la posibilidad de que un congresista extranjero influya en nuestros procesos electorales. ¿Creen que el TSE actuó correctamente defendiendo la autonomía nacional o deberían haber mostrado mayor apertura al diálogo con Estados Unidos?