¡Ay, Dios mío! Una gringita quedó pegao’ al sillón en el hospital, todo por ir a morearse en un brete peligroso. La cosa es que Kiara Díaz, una enfermera de unos 29 años, llegó pa’ disfrutar de nuestras playas y terminó con un sustazo que ni en novela turca. Ahora, la familia anda buscando cómo traerla de vuelta a Estados Unidos, pero la vara está bien complicada.
Todo comenzó con unas vacaciones planeadas entre risas y sol, pura paila porque decidieron echarse una varada a un hotel abandonado en las afueras de Jacó. Según cuentan los vecinos, ese lugar siempre ha dado más miedo que cosquillas, pero parece que nuestros primos del norte no se andan con rodeos. Resulta que Kiara resbaló y se zambulló desde cuatro metros y medio, directo al suelo. ¡Imagínate el susto!
Su hermano, Gindember Díaz, hablando con esos canales güevos de NBC News y Telemundo Nueva Inglaterra, contó que la situación fue un verdadero despiche. “No puede dormir, no puede comer... es horrible estar tan lejos y ver esto pasar,” dijo con el corazón en la mano. Uno se pone a pensar si acá tenemos la suficiente seguridad en estos sitios, sobre todo cuando hay tanta gente llegando de afuera buscando adrenalina.
La Cruz Roja tardó casi dos horas en llegar, ¡dos horas! Mientras tanto, sus amigotas se rifaron tratando de estabilizarla como pudieron, pa’ que no se le pusiera peor la cosa. Por suerte, saben lo que hacen, porque sino, ¡qué torta! Después, ya en el hospital, empezaron los trámites pa’ mandarla pa’ casa, pero los doctores les dijeron que un vuelo ahora mismo podría ser el detonador pa’ que se fuera al traste toda la recuperación.
Y ahí empieza otra cronología. La familia dice que pasó varios días en un pasillo esperando la cirugía, lo cual generó un montón de preocupación. Que si dónde está el servicio, que si cuándo la van a operar… Uno entiende la presión, imagínate tener a tu hermana o prima en esa situación y sentirte impotente. Parece que algunos hospitales, aunque tienen buenos profesionales, siguen con problemas de infraestructura y organización, y eso no es precisamente lo que queremos proyectar como destino turístico.
Ahora, finalmente, ya la operaron. Dicen que fue una operación peligrosa, un jueguito fino, pero apenas el comienzo de un camino largo hacia la recuperación. El mae tendrá que hacer terapias, rehabilitación… Imagínate los sacrificios que le esperan. Pero bueno, al menos ya salió adelante la cirugía, eso es importante, ¿no?
Este caso ha levantado polvareda por todos lados. La gente está hablando de la necesidad de ponerle candados a esos lugares peligrosos, de mejorar la señalización, de exigirle más eficiencia a los servicios de emergencia. Que si hace falta más control municipal, que si deberían implementar regulaciones más estrictas para proteger a los turistas. Es evidente que hay muchas cosas por mejorar, y este incidente debería servirnos como una alerta seria.
En fin, Kiara está luchando por recuperarse y esperamos que pronto esté de nuevo dando vueltas por su casa en Massachusetts. Pero, ¿ustedes qué opinan? ¿Creen que el gobierno debería tomar medidas más drásticas para evitar que tragedias como esta se repitan? ¿Es responsabilidad del turista investigar a fondo antes de aventurarse en lugares desconocidos, o deberíamos asegurar que exista una red de protección más sólida para aquellos que vienen a disfrutar de nuestra Pura Vida?
Todo comenzó con unas vacaciones planeadas entre risas y sol, pura paila porque decidieron echarse una varada a un hotel abandonado en las afueras de Jacó. Según cuentan los vecinos, ese lugar siempre ha dado más miedo que cosquillas, pero parece que nuestros primos del norte no se andan con rodeos. Resulta que Kiara resbaló y se zambulló desde cuatro metros y medio, directo al suelo. ¡Imagínate el susto!
Su hermano, Gindember Díaz, hablando con esos canales güevos de NBC News y Telemundo Nueva Inglaterra, contó que la situación fue un verdadero despiche. “No puede dormir, no puede comer... es horrible estar tan lejos y ver esto pasar,” dijo con el corazón en la mano. Uno se pone a pensar si acá tenemos la suficiente seguridad en estos sitios, sobre todo cuando hay tanta gente llegando de afuera buscando adrenalina.
La Cruz Roja tardó casi dos horas en llegar, ¡dos horas! Mientras tanto, sus amigotas se rifaron tratando de estabilizarla como pudieron, pa’ que no se le pusiera peor la cosa. Por suerte, saben lo que hacen, porque sino, ¡qué torta! Después, ya en el hospital, empezaron los trámites pa’ mandarla pa’ casa, pero los doctores les dijeron que un vuelo ahora mismo podría ser el detonador pa’ que se fuera al traste toda la recuperación.
Y ahí empieza otra cronología. La familia dice que pasó varios días en un pasillo esperando la cirugía, lo cual generó un montón de preocupación. Que si dónde está el servicio, que si cuándo la van a operar… Uno entiende la presión, imagínate tener a tu hermana o prima en esa situación y sentirte impotente. Parece que algunos hospitales, aunque tienen buenos profesionales, siguen con problemas de infraestructura y organización, y eso no es precisamente lo que queremos proyectar como destino turístico.
Ahora, finalmente, ya la operaron. Dicen que fue una operación peligrosa, un jueguito fino, pero apenas el comienzo de un camino largo hacia la recuperación. El mae tendrá que hacer terapias, rehabilitación… Imagínate los sacrificios que le esperan. Pero bueno, al menos ya salió adelante la cirugía, eso es importante, ¿no?
Este caso ha levantado polvareda por todos lados. La gente está hablando de la necesidad de ponerle candados a esos lugares peligrosos, de mejorar la señalización, de exigirle más eficiencia a los servicios de emergencia. Que si hace falta más control municipal, que si deberían implementar regulaciones más estrictas para proteger a los turistas. Es evidente que hay muchas cosas por mejorar, y este incidente debería servirnos como una alerta seria.
En fin, Kiara está luchando por recuperarse y esperamos que pronto esté de nuevo dando vueltas por su casa en Massachusetts. Pero, ¿ustedes qué opinan? ¿Creen que el gobierno debería tomar medidas más drásticas para evitar que tragedias como esta se repitan? ¿Es responsabilidad del turista investigar a fondo antes de aventurarse en lugares desconocidos, o deberíamos asegurar que exista una red de protección más sólida para aquellos que vienen a disfrutar de nuestra Pura Vida?