Mae, pónganse a pensar un toque: ¿se acuerdan cómo era la vida antes de que uno pudiera pedir un carro desde el celular? Parece que fue ayer cuando Uber aterrizó en Costa Rica y se armó aquel despiche monumental con los taxistas. Pues bueno, de esa bronca inicial ya pasaron diez años. Una década completa. Y lo que empezó como una app controversial para moverse por la GAM, hoy es una vara que, gústele a quien le guste, ya es parte del ecosistema tico.
Y no es hablada. Los números que soltaron para celebrar el aniversario son para sentarse a analizarlos. Estamos hablando de que un millón de ticos usan la app. ¡Un millón! Y del otro lado del volante, hay más de 28.000 socios colaboradores (o choferes, como les decimos todos) que se ganan la vida o un extra con este brete. Lo más interesante es que ya no es solo un chunche de chepe. La plataforma reporta viajes en Cañas, Pérez Zeledón, Limón, Jacó, Liberia... Diay, básicamente en todo lado donde haya calle y un turista o un local necesite moverse. De hecho, ¡qué nivel el dato de los turistas! Más de 47 millones de kilómetros han recorrido los gringos, canadienses y europeos usando la app aquí. Se dice fácil, pero eso es un montón de gente que encontró una forma sencilla de no perderse buscando la parada del bus.
Pero aquí viene la parte que, honestamente, está bien tuanis y que tal vez muchos no sabíamos. Resulta que Costa Rica no es solo un mercadito más para Uber. Somos una especie de laboratorio. Dos de las funciones que hoy se usan en todo el mundo nacieron aquí, en nuestra pequeña finca: Uber Flash, esa salvada para mandar paquetes cuando se nos olvida algo, y Uber Planet, la opción para pedir viajes más sostenibles. O sea, no solo consumimos la app, la estamos moldeando. La Gerente de Comunicaciones lo dijo claro: somos un "semillero de ideas". Y esa vara de la sostenibilidad no es puro cuento; ya ruedan más de 1.200 carros eléctricos en la plataforma y esperan meter 240 más antes de que termine el año. ¡Más de medio millón de viajes cero emisiones solo en los primeros meses de este 2024!
Y la huella no es solo en la calle. ¿Sabían que aquí en Costa Rica está uno de los dos únicos "Centros de Excelencia" de Uber en toda Latinoamérica? Eso se traduce en brete para casi 500 personas. Un dato no menor es que más del 62% de esa planilla son mujeres, lo cual es un detallazo en el sector de tecnología. Así que, además de los viajes, la empresa está generando empleos calificados que se quedan aquí. Es un ángulo que a veces se nos va de la película cuando estamos pensando solo en si el conductor aceptó el viaje o no.
Ahora, para no quedarse dormidos en los laureles, acaban de lanzar más opciones. Está Uber Black, que es la versión "chuzo" del servicio, con carros más grandes y los conductores con mejor nota, por ahora solo en la GAM. También pensaron en la familia con Uber Teens, para que los güilas de 15 a 17 años puedan moverse con más seguridad, y hasta una cuenta para que los adultos mayores (los tatas o los abuelos) puedan solicitar viajes sin enredarse con la tecnología. Después de una década, está claro que la vara va más allá de un simple "ride". Uber redibujó el mapa de cómo nos movemos y, de paso, se metió de lleno en la economía y hasta en la cultura del país.
Pero bueno, más allá de los números oficiales y los comunicados de prensa... A ustedes, ¿cómo les ha cambiado la vida (o el ride) Uber en estos 10 años? ¿Tienen alguna historia memorable, una salvada épica o una torta de viaje? ¿Y qué creen que todavía le falta a la plataforma por mejorar o inventar? ¡Ahí los leo en los comentarios!
Y no es hablada. Los números que soltaron para celebrar el aniversario son para sentarse a analizarlos. Estamos hablando de que un millón de ticos usan la app. ¡Un millón! Y del otro lado del volante, hay más de 28.000 socios colaboradores (o choferes, como les decimos todos) que se ganan la vida o un extra con este brete. Lo más interesante es que ya no es solo un chunche de chepe. La plataforma reporta viajes en Cañas, Pérez Zeledón, Limón, Jacó, Liberia... Diay, básicamente en todo lado donde haya calle y un turista o un local necesite moverse. De hecho, ¡qué nivel el dato de los turistas! Más de 47 millones de kilómetros han recorrido los gringos, canadienses y europeos usando la app aquí. Se dice fácil, pero eso es un montón de gente que encontró una forma sencilla de no perderse buscando la parada del bus.
Pero aquí viene la parte que, honestamente, está bien tuanis y que tal vez muchos no sabíamos. Resulta que Costa Rica no es solo un mercadito más para Uber. Somos una especie de laboratorio. Dos de las funciones que hoy se usan en todo el mundo nacieron aquí, en nuestra pequeña finca: Uber Flash, esa salvada para mandar paquetes cuando se nos olvida algo, y Uber Planet, la opción para pedir viajes más sostenibles. O sea, no solo consumimos la app, la estamos moldeando. La Gerente de Comunicaciones lo dijo claro: somos un "semillero de ideas". Y esa vara de la sostenibilidad no es puro cuento; ya ruedan más de 1.200 carros eléctricos en la plataforma y esperan meter 240 más antes de que termine el año. ¡Más de medio millón de viajes cero emisiones solo en los primeros meses de este 2024!
Y la huella no es solo en la calle. ¿Sabían que aquí en Costa Rica está uno de los dos únicos "Centros de Excelencia" de Uber en toda Latinoamérica? Eso se traduce en brete para casi 500 personas. Un dato no menor es que más del 62% de esa planilla son mujeres, lo cual es un detallazo en el sector de tecnología. Así que, además de los viajes, la empresa está generando empleos calificados que se quedan aquí. Es un ángulo que a veces se nos va de la película cuando estamos pensando solo en si el conductor aceptó el viaje o no.
Ahora, para no quedarse dormidos en los laureles, acaban de lanzar más opciones. Está Uber Black, que es la versión "chuzo" del servicio, con carros más grandes y los conductores con mejor nota, por ahora solo en la GAM. También pensaron en la familia con Uber Teens, para que los güilas de 15 a 17 años puedan moverse con más seguridad, y hasta una cuenta para que los adultos mayores (los tatas o los abuelos) puedan solicitar viajes sin enredarse con la tecnología. Después de una década, está claro que la vara va más allá de un simple "ride". Uber redibujó el mapa de cómo nos movemos y, de paso, se metió de lleno en la economía y hasta en la cultura del país.
Pero bueno, más allá de los números oficiales y los comunicados de prensa... A ustedes, ¿cómo les ha cambiado la vida (o el ride) Uber en estos 10 años? ¿Tienen alguna historia memorable, una salvada épica o una torta de viaje? ¿Y qué creen que todavía le falta a la plataforma por mejorar o inventar? ¡Ahí los leo en los comentarios!