¡Ay, Dios mío! Anoche y madrugada fueron durísimas para nuestros cuerpos de socorro. La Cruz Roja tuvo que atender siete accidentes de tránsito que terminaron con personas necesitando atención médica urgente. Parece que algunos conductores le perdieron el miedo a la carretera, ¡y vaya que se nota!
La primera llamada llegó cerca de las once de la noche desde Purral de Goicoechea. Un maje en moto chocó contra un carro liviano. Por suerte, el herido no estaba tan grave y lo trasladaron rápido al Hospital Calderón Guardia. Uno esperaría que con estas cosas la gente se espantara un poquito, pero parece que no, diay.
Pero esto no paró ahí, parce. Apenas unos minutos después, en Pozos de Santa Ana, otro choque similar, esta vez entre un carro y una motocicleta. Dos personas lesionadas, ambos rumbo al hospital. No sé qué está pasando, si es exceso de velocidad, falta de precaución o simplemente… ¡qué sal!
Luego, a las tres de la mañana en Liberia, la cosa se puso aún más complicada. Imaginen la escena: una ambulancia privada, llevando a un paciente en estado crítico, ¡choca contra un carro! Menuda bronca, ¿verdad? El personal de la Cruz Roja tuvo que meterle mano para estabilizar al paciente que iba en la ambulancia y llevarlos todos a un centro médico. Totalmente inesperado, eso sí.
Y ni siquiera habíamos terminado con eso. Poco después, en Poás de Alajuela, encontraron una moto volcada. Dos jóvenes resultaron heridos y tuvieron que recibir atención médica. A ver quién les dice ahora que andar manejando a altas horas de la noche es seguro... ¡no hay pa’ esos!
Las autoridades han pedido a la población redoblar la precauciones, especialmente durante las noches y fines de semana, cuando se registra mayor movimiento vehicular. Pero, vamos, a veces parece que hablar es en vano, porque la imprudencia sigue imperando. Esperemos que estos accidentes sirvan como un llamado de atención serio para todos los conductores – y para que las autoridades hagan algo, claro está.
Este tipo de situaciones nos recuerdan la importancia fundamental del trabajo de la Cruz Roja Costarricense. Son unos héroes anónimos que siempre están ahí, dispuestos a ayudar en cualquier momento. Y aunque nosotros quizás no les demos el reconocimiento que merecen, ellos siguen adelante, salvando vidas día tras día. ¡Que les sigamos agradeciendo, maes!
Con tantos incidentes en nuestras carreteras, ¿usted cree que deberíamos implementar medidas más estrictas para controlar el exceso de velocidad y asegurar que los conductores estén debidamente capacitados? ¿O sería mejor enfocarnos en campañas de concientización más efectivas para promover una cultura vial más segura?
La primera llamada llegó cerca de las once de la noche desde Purral de Goicoechea. Un maje en moto chocó contra un carro liviano. Por suerte, el herido no estaba tan grave y lo trasladaron rápido al Hospital Calderón Guardia. Uno esperaría que con estas cosas la gente se espantara un poquito, pero parece que no, diay.
Pero esto no paró ahí, parce. Apenas unos minutos después, en Pozos de Santa Ana, otro choque similar, esta vez entre un carro y una motocicleta. Dos personas lesionadas, ambos rumbo al hospital. No sé qué está pasando, si es exceso de velocidad, falta de precaución o simplemente… ¡qué sal!
Luego, a las tres de la mañana en Liberia, la cosa se puso aún más complicada. Imaginen la escena: una ambulancia privada, llevando a un paciente en estado crítico, ¡choca contra un carro! Menuda bronca, ¿verdad? El personal de la Cruz Roja tuvo que meterle mano para estabilizar al paciente que iba en la ambulancia y llevarlos todos a un centro médico. Totalmente inesperado, eso sí.
Y ni siquiera habíamos terminado con eso. Poco después, en Poás de Alajuela, encontraron una moto volcada. Dos jóvenes resultaron heridos y tuvieron que recibir atención médica. A ver quién les dice ahora que andar manejando a altas horas de la noche es seguro... ¡no hay pa’ esos!
Las autoridades han pedido a la población redoblar la precauciones, especialmente durante las noches y fines de semana, cuando se registra mayor movimiento vehicular. Pero, vamos, a veces parece que hablar es en vano, porque la imprudencia sigue imperando. Esperemos que estos accidentes sirvan como un llamado de atención serio para todos los conductores – y para que las autoridades hagan algo, claro está.
Este tipo de situaciones nos recuerdan la importancia fundamental del trabajo de la Cruz Roja Costarricense. Son unos héroes anónimos que siempre están ahí, dispuestos a ayudar en cualquier momento. Y aunque nosotros quizás no les demos el reconocimiento que merecen, ellos siguen adelante, salvando vidas día tras día. ¡Que les sigamos agradeciendo, maes!
Con tantos incidentes en nuestras carreteras, ¿usted cree que deberíamos implementar medidas más estrictas para controlar el exceso de velocidad y asegurar que los conductores estén debidamente capacitados? ¿O sería mejor enfocarnos en campañas de concientización más efectivas para promover una cultura vial más segura?