¡Ey, pura vida, gente del Foro! Resulta que estamos todos sudando la gota gorda pensando en el marchamo, esa polilla que nos cae encima justo cuando el bolsillo está medio flaco. Pero espérate un toque, porque el Instituto Nacional de Seguros (INS) soltó unas sorpresas que te dejan boquiabierto. Parece mentira, pero hay seis vehículos, sí señor, SEIS, que pagan exactamente la misma cantidad. ¡Qué chimba!
Hablamos de ¢73.706, una suma que, aunque no es una fortuna, para muchos es un buen pellizco. Lo curioso de todo esto es que no se trata de carros nuevecitos ni de modelos súper lujosos. No, mi pana, estos carros son verdaderos clásicos, reliquias rodantes que han visto pasar décadas. Según el INS, se trata de una simple coincidencia matemática, pero la verdad es que da para pensar, ¿no?
Para ponerle un poquito de contexto, el marchamo promedio va por esos lados, pero hay unos cuantos que hacen temblar hasta al banco. Imagínate, el carro más caro paga casi ¢7.2 millones. ¡Un Ferrari, vamos! La diferencia entre el carro más barato y el más caro es abismal, como si estuvieras comparando un carrito de golf con un cohete espacial. Una verdadera locura, digo yo.
Ahora, hablemos de los protagonistas de esta historia. Tenemos un Willys del año 1960, ¡el abuelo de la pandilla!, seguido por un Mercedes Benz del ’63 y un Volkswagen del ’65. Estos tres ya tienen más años que yo, y seguramente han recorrido miles de kilómetros por nuestras carreteras. Luego entran en juego un Datsun y un Toyota, ambos nacidos en 1973, y cerrando la lista un Jeep modelo 1975. Un verdadero museo sobre ruedas, ¿qué te parece?
Lo que me hace cosquillas es pensar en la historia detrás de estos vehículos. Quién sabe cuántas parejas se fueron de luna de miel en ese Willys, cuántas familias pasearon por el Parque Metropolitano en ese Datsun. Cada carro lleva consigo una memoria, una experiencia, una parte de nuestra cultura. Es como encontrar un tesoro escondido en medio del tráfico caótico de San José.
Pero volviendo a las cuentas, pagar ¢73.706 es aproximadamente el 97% menos que lo que paga el dueño del Ferrari. Te das cuenta de la magnitud de la diferencia. Esto nos demuestra, una vez más, que en Costa Rica todo puede pasar. Un Willys viejo vale tanto como un bólido italiano, dependiendo de cómo lo vea el INS, claro. Sin embargo, hay que reconocer que mantener un carro clásico requiere su propio brete; partes difíciles de conseguir, mecánicos especializados... ¡es todo un rollo!
Y hablando de temas calientes, mientras investigaba esto, me acordé de los denunciantes de Randall Zúñiga y ese chat turbio con Douglas Sánchez. ¡Qué vara! Parece que el caso sigue dando de qué hablar y ahora con señalamientos directos hacia jerarcas del Inamu. También vi que exdirectivos de Incopesca metieron pata lavando plata y haciendo logística para el cártel del Caribe Sur. Diay, con tanta vaina pasando en el país, uno ya no sabe en quién creer. Al final, nos toca estar siempre alerta y analizar bien la información.
En fin, esta peculiaridad del marchamo nos deja pensando en muchas cosas. ¿Será que el sistema de cálculo necesita un ajuste?, ¿por qué estos autos antiguos pagan tan poco?, ¿o simplemente es una casualidad cósmica? Me pregunto, ¿cuál crees tú que es el factor determinante para definir el costo del marchamo, y cuál sería tu propuesta para hacerlo más justo y equitativo para todos los conductores? ¡Déjame saber tu opinión en los comentarios!
Hablamos de ¢73.706, una suma que, aunque no es una fortuna, para muchos es un buen pellizco. Lo curioso de todo esto es que no se trata de carros nuevecitos ni de modelos súper lujosos. No, mi pana, estos carros son verdaderos clásicos, reliquias rodantes que han visto pasar décadas. Según el INS, se trata de una simple coincidencia matemática, pero la verdad es que da para pensar, ¿no?
Para ponerle un poquito de contexto, el marchamo promedio va por esos lados, pero hay unos cuantos que hacen temblar hasta al banco. Imagínate, el carro más caro paga casi ¢7.2 millones. ¡Un Ferrari, vamos! La diferencia entre el carro más barato y el más caro es abismal, como si estuvieras comparando un carrito de golf con un cohete espacial. Una verdadera locura, digo yo.
Ahora, hablemos de los protagonistas de esta historia. Tenemos un Willys del año 1960, ¡el abuelo de la pandilla!, seguido por un Mercedes Benz del ’63 y un Volkswagen del ’65. Estos tres ya tienen más años que yo, y seguramente han recorrido miles de kilómetros por nuestras carreteras. Luego entran en juego un Datsun y un Toyota, ambos nacidos en 1973, y cerrando la lista un Jeep modelo 1975. Un verdadero museo sobre ruedas, ¿qué te parece?
Lo que me hace cosquillas es pensar en la historia detrás de estos vehículos. Quién sabe cuántas parejas se fueron de luna de miel en ese Willys, cuántas familias pasearon por el Parque Metropolitano en ese Datsun. Cada carro lleva consigo una memoria, una experiencia, una parte de nuestra cultura. Es como encontrar un tesoro escondido en medio del tráfico caótico de San José.
Pero volviendo a las cuentas, pagar ¢73.706 es aproximadamente el 97% menos que lo que paga el dueño del Ferrari. Te das cuenta de la magnitud de la diferencia. Esto nos demuestra, una vez más, que en Costa Rica todo puede pasar. Un Willys viejo vale tanto como un bólido italiano, dependiendo de cómo lo vea el INS, claro. Sin embargo, hay que reconocer que mantener un carro clásico requiere su propio brete; partes difíciles de conseguir, mecánicos especializados... ¡es todo un rollo!
Y hablando de temas calientes, mientras investigaba esto, me acordé de los denunciantes de Randall Zúñiga y ese chat turbio con Douglas Sánchez. ¡Qué vara! Parece que el caso sigue dando de qué hablar y ahora con señalamientos directos hacia jerarcas del Inamu. También vi que exdirectivos de Incopesca metieron pata lavando plata y haciendo logística para el cártel del Caribe Sur. Diay, con tanta vaina pasando en el país, uno ya no sabe en quién creer. Al final, nos toca estar siempre alerta y analizar bien la información.
En fin, esta peculiaridad del marchamo nos deja pensando en muchas cosas. ¿Será que el sistema de cálculo necesita un ajuste?, ¿por qué estos autos antiguos pagan tan poco?, ¿o simplemente es una casualidad cósmica? Me pregunto, ¿cuál crees tú que es el factor determinante para definir el costo del marchamo, y cuál sería tu propuesta para hacerlo más justo y equitativo para todos los conductores? ¡Déjame saber tu opinión en los comentarios!