¡Ay, Dios mío! Quién se esperaba esto, ¿verdad, maes? En medio del batiburrillo que está viviendo nuestra selección nacional, con más dudas que agujeros en la carretera vieja a Esparza, sale don Marco Ureña con un discurso que te pone la piel de gallina. El hombre, que ya andaba echao pa’ atrás, ahora se ofrece como salvador de la patria futbolística. ¡Imagínate!
La verdad es que nadie espera milagros con La Sele ahorita. Empates amargos contra Nicaragua y Haití… ¡Qué sal! Parecía que íbamos a clasificar tranquilamente como siempre, pero parece que nos tocó sufrir este año. Y ahí está Ureña, soltando cañas a la estrategia del 'recambio generacional'. Dice que Costa Rica vive por clasificar a Mundiales, y no estamos precisamente compitiendo por llevarnos la copa a casa.
Y no es que esté tirándole piedras a los nuevos, al contrario. Reconoció el talento de Manfred Ugalde y Kenneth Vargas. “Me encanta verlos jugar”, dijo, “creo que La Sele tiene material en ofensiva”. Pero luego viene la bomba: “Creo que el tema va más por el medio campo, es ahí donde falta un equilibrio...”. ¡Digo!, ¿quién no lo ha pensado? El mediocampo anda más perdido que chancho en ferretería.
Pa’ ponerle más sabor al tingo, Ureña le metió un buen golpe al concepto del 'recambio'. “Yo no sé a quién se le ocurrió un recambio generacional de esa manera”, sentenció, con la sinceridad que caracteriza al hombre. Parece que le dolieron las entrañas ver cómo la selección se iba al traste con tanta experimentación juvenil.
Ahora, el asunto es si Miguel Herrera va a escuchar al experimentado. Después de todo, Ureña tiene Mundial en el currículum, sabe lo que es la presión de esas fechas. Y él mismo se ofreció: “Si me llaman, iría encantado”. ¡Con toda la ilusión del mundo, chunche! Que le aproveche porque hay gente que necesita agarrarle la mano.
Pero más allá de la oferta individual de Ureña, el caso plantea una interrogante mayor: ¿Es momento de darle espacio a los veteranos o seguir apostando por la cantera? Esta es una vara difícil, compaes. Hay que encontrar el balance perfecto entre la experiencia y la frescura de los muchachos. De lo contrario, seguiremos dando patadas al aire y viendo como otras selecciones nos comen la migaja.
El panorama no pinta muy rosado, vamos a ser sinceros. Honduras, el próximo rival, no va a regalar nada. Y si sumamos el nerviosismo generalizado, la presión de la afición y la incertidumbre sobre el futuro del equipo, tenemos una verdadera pesadilla a la vista. Por eso, la propuesta de Ureña podría ser una bocanada de aire fresco, aunque también puede ser un signo de que estamos llegando a lo más hondo.
Así que, maes, díganme ustedes: ¿Creen que llamar al ‘viejo’ Ureña realmente puede cambiar la suerte de La Sele o ya es demasiado tarde? ¿Debería Miguel Herrera escucharlo o seguir confiando en la juventud?
La verdad es que nadie espera milagros con La Sele ahorita. Empates amargos contra Nicaragua y Haití… ¡Qué sal! Parecía que íbamos a clasificar tranquilamente como siempre, pero parece que nos tocó sufrir este año. Y ahí está Ureña, soltando cañas a la estrategia del 'recambio generacional'. Dice que Costa Rica vive por clasificar a Mundiales, y no estamos precisamente compitiendo por llevarnos la copa a casa.
Y no es que esté tirándole piedras a los nuevos, al contrario. Reconoció el talento de Manfred Ugalde y Kenneth Vargas. “Me encanta verlos jugar”, dijo, “creo que La Sele tiene material en ofensiva”. Pero luego viene la bomba: “Creo que el tema va más por el medio campo, es ahí donde falta un equilibrio...”. ¡Digo!, ¿quién no lo ha pensado? El mediocampo anda más perdido que chancho en ferretería.
Pa’ ponerle más sabor al tingo, Ureña le metió un buen golpe al concepto del 'recambio'. “Yo no sé a quién se le ocurrió un recambio generacional de esa manera”, sentenció, con la sinceridad que caracteriza al hombre. Parece que le dolieron las entrañas ver cómo la selección se iba al traste con tanta experimentación juvenil.
Ahora, el asunto es si Miguel Herrera va a escuchar al experimentado. Después de todo, Ureña tiene Mundial en el currículum, sabe lo que es la presión de esas fechas. Y él mismo se ofreció: “Si me llaman, iría encantado”. ¡Con toda la ilusión del mundo, chunche! Que le aproveche porque hay gente que necesita agarrarle la mano.
Pero más allá de la oferta individual de Ureña, el caso plantea una interrogante mayor: ¿Es momento de darle espacio a los veteranos o seguir apostando por la cantera? Esta es una vara difícil, compaes. Hay que encontrar el balance perfecto entre la experiencia y la frescura de los muchachos. De lo contrario, seguiremos dando patadas al aire y viendo como otras selecciones nos comen la migaja.
El panorama no pinta muy rosado, vamos a ser sinceros. Honduras, el próximo rival, no va a regalar nada. Y si sumamos el nerviosismo generalizado, la presión de la afición y la incertidumbre sobre el futuro del equipo, tenemos una verdadera pesadilla a la vista. Por eso, la propuesta de Ureña podría ser una bocanada de aire fresco, aunque también puede ser un signo de que estamos llegando a lo más hondo.
Así que, maes, díganme ustedes: ¿Creen que llamar al ‘viejo’ Ureña realmente puede cambiar la suerte de La Sele o ya es demasiado tarde? ¿Debería Miguel Herrera escucharlo o seguir confiando en la juventud?