Con la experiencia de 3 votaciones diferentes, me queda la sensación de que nosotros, la gente de "a pie", en realidad no sabemos por quien votar. Yo no creo tener criterio suficiente para decidir sobre cuestiones tan tracendentales como si hay que vender activos del estado o no, si el aborto debe ser legal o no, o quien tiene la razón en un debate sobre politicas públicas. No creo tener el conocimiento en política y economía para discernirlo.
Yo lo veo así: Imaginen que ponen como juez en un concurso de ingeniería civil a una persona con educación básica secundaria y nada más. En este concurso hay 4 ingenieron civiles, y cada uno tiene su proyecto de edificio con su maqueta. Cada ingeniero le expone su proyecto al juez iletrado en ingenieria civil y es él quien tendrá que decidir cual proyecto arquitectónico es el mejor. ¿Con qué creterio va a tomar esta desición? Pues lo mismo pasa en la política, donde ponemos a la mayoria a decidir sobre quien debe ser el nuevo presidente.
Y que nadie me venga con el cansado "hay que leer, informarse, ver debates y estudiar". Porque nisiquiera los más estudiados en economía, politica y realaciones internacionales tiene un criterio claro y único sobre quien es el mejor candidato. ¿Cómo esperan que lo sepa el costarricense promedio con algo de leer propaganda y ver debates?.
Otto Guevara dice una cosa, Rolando Araya dice otra, Jose María Villalta dice otra, y el candidato de la Unidad Social Cristiana dice otro. ¿Sabemos de verdad los costarricenses que votamos por la mejor opción? Yo creo que no, yo creo que vateamos.
Bueno, por eso hay que tener claro que nuestro sistema político es una Democracia REPRESENTATIVA, con separación de poderes.
Eso significa que el pueblo elige a los gobernantes, y éstos deben estudiar estos temas y actuar guiados por lo que ellos consideren es el mejor bienestar para todos. La labor de los ciudadanos que no están inmersos en la política es al menos sopesar las cualidades y capacidades de los candidatos, y tratar de elegir aquel que consideren sea el más adecuado para el país.
Pero ojo también hay que tener en cuenta que, aparte de funciones básicas de mantener el orden e implementar un sistema juridico que permita dirimir conflictos en forma pacífica, es muy poco lo que un Estado puede hacer para mejorar el bienestar de las personas. Y muchas veces puede incluso empeorarlo.
Me parece que la gran mayoría de la decepción hacia la clase política nace de la idea de que ellos tienen el poder y la capacidad de hacer que todos estemos mejor, pero no lo hacen por pura mezquindad o intereses ocultos. Esta visión tiene poco que ver con la realidad: la verdad es que por un lado, el sistema político está hecho para evitar la concentración excesiva de poder en una sola persona o grupo de personas, en grna medida porque sabemos que el ser humano es por naturaleza propenso a actuar en forma dictatorial si posee gran poder. Pero al mimso tiempo esto hace muy difícil poner de acuerdo a todos para tomar una ruta de acción específica, y puede llegar a ser exasperante.
Y así, invariablemente, cuando elegimos una nueva adminsitración y un Presidente, hay esta idea de gran júbilo por la renovación, y una visión del nuevo Presidente como alguien que ahora sí vendrá a hacer lo que se debe hacer. Se mira al Presidente saliente con escarnio y desdén, como una figura manchada por la corrupción y una gran decepción. Esto pasó con Carlos Alvarado, Luis Guillermo Solís, etc. Y seguirá pasando. Sólo alguien tan iluso para creer que los políticos están para arreglarle la vida vive de este ciclo de júbilo y decepción.
Por otro lado, toda discusión política es en el fondo una discusión moral: cuál debiera ser la opción a tomar? No es un enfoque meramente tecnocrático. Al final, la idea es que todos decidimos gobernarnos y tomar decisiones con miras a la busqueda del bine comun.
Ahora eso suena facil pero no lo es. EN primer lugar que es el "bien comun"? mucha gente tiene ideas distintas de lo que esto constituye. E incluso en el caso que hubiera un acuerdo de cuál sería este, la forma de actuar puede diferir entre las personas.
Por ejemplo, en un caso tan simple como la industria del arroz, hay muchas visiones contrarias de lo que constituye el bien comun. Para unos, es mantener la industria arrocera del país, para proteger el mododde vida de los pequeños agricultores, apun cunado signifique la permanencia de grandes industriales y productores poco eficientes, pero que en conjuntono podrían lograr sobrevivir ante la apertura comercial. Y por otro lado, hay gente que dice que lo mejor es dicha apertura comercial, que probablemente termine con la actividad arrocera en el país, pero que hará más accesible el arroz al consumidor final.
Ahora, cualquiera de estas dos posiciones tiene completa validez y es políticamente factible. La decisión final dependerá de cuanto valoremos el bienestar de un grupo de la sociedad (productores) frente a otro (consumidores). Los partidarios de la apertura comercial dirán que dentro del gurpo de consumidores se encuentran personas de bajos recursos para los cuales el arroz es una fuente de sustento crucial. Los partidarios de los productores diran que muchas zonas arroceras tienen alta pobreza, y terminar con la actividad dejará a muchas personas sin trabajo y la zona más deprimida.
El juego político busca encontrar soluciones a estos problemas: usualmente la solución es a medias, y no complace plenamene a nadie. Lo cual es de esperar cuando debemos tomar decisiones colectivas.
En fin, hay que saber las limitaciones de la política, y entender que debemos convivir con mucha gente que tiene visiones contrapuestas de lo que constituye el bienestar general.