Pónganle atención a esta vara, porque los números que acaba de soltar el Ministerio de Salud son para sentarse a pensar un rato. Resulta que en los primeros seis meses de este 2025, se han detectado 467 nuevos casos de VIH en el país. Si usted es malo para las mates, se lo traduzco: eso son, en promedio, 18 personas CADA SEMANA. Dieciocho. Mae, eso es más que un equipo de fútbol completo con suplentes, todas las semanas, recibiendo un diagnóstico que les cambia la vida para siempre. Diay, no sé ustedes, pero a mí esa cifra me pega y me hace preguntarme seriamente qué estamos haciendo mal.
El reporte oficial desglosa la torta por provincias y, como era de esperarse, Chepe se lleva la medalla de oro con 151 casos. Pero que nadie se relaje, porque la procesión va por dentro en todo el país: Alajuela con 70, Guanacaste con 57, Heredia con 46... la lista sigue y demuestra que esto no es un problema de un solo lugar. Y aquí es donde la cosa se pone más seria. Esto no es un número más en una estadística aburrida del Ministerio. Es gente, mae. Son casi 500 historias en medio año. La excusa de "eso a mí no me pasa" o "eso solo le pasa a cierto tipo de gente" ya no se la cree nadie. O no debería.
Seamos brutalmente honestos: nos estamos jalando una torta como sociedad si creemos que el VIH discrimina. Esta vara no tiene que ver con a quién le reza, a qué bar va los sábados o si le va a la Liga o a Saprissa. Le puede tocar al fiebrudo del gym que se cuida un montón, a la mae que va a la U todos los días, al señor que pasa metido en el brete. El virus no pide cédula ni revisa perfiles de Instagram. Mientras haya contacto sexual sin protección, el riesgo está ahí, latente, esperando que alguien se confíe. Y por lo que se ve, nos estamos confiando demasiado.
Y si usted cree que el VIH es algo que se siente de inmediato y que su cuerpo le va a mandar una alerta de neón, ¡qué va! Los primeros síntomas son unos maestros del disfraz. Fiebre, dolor de cabeza, ganglios inflamados, cansancio... diay, suena a una gripe de las buenas, ¿verdad? O al estrés del brete. Pues esa es la trampa. Mucha gente puede pasar semanas o meses sin tener idea de que son portadores, y en ese tiempo, sin saberlo, pueden seguir transmitiéndolo. Por eso la insistencia de las autoridades de salud no es por joder, es por pura lógica.
Entonces, ¿qué hacemos? ¿Nos sentamos a llorar? ¡Jamás! Aquí es donde nos dejamos de lamentos y nos ponemos a hacer el brete de verdad. El Ministerio de Salud nos lo recuerda, pero parece que hay que repetirlo con más ganas: el condón (o "el chunche", para los finos) sigue siendo el rey de la prevención. No compartir agujas es de cajón. Y mae, aprovechemos que la ciencia nos dio herramientas increíbles como el PrEP (profilaxis preexposición) y el PEP (postexposición). Y lo más importante: hágase la prueba. Si está activo sexualmente, si tuvo una relación de riesgo, si tiene varias parejas... ¡hágase la prueba! Es gratis en la Caja, es confidencial y es el acto de responsabilidad más grande con usted y con los demás.
Al final, estos 18 casos semanales no son solo un número para un titular. Son un espejo que nos refleja como sociedad. Nos muestra que la educación sexual sigue siendo una tarea pendiente, que los tabúes todavía pesan y que la confianza nos está saliendo carísima. Así que les tiro la bola a ustedes, los que están leyendo esto en el foro: Más allá de las campañas de siempre, ¿qué creen ustedes que de verdad hace falta en la calle, en los coles, en las conversaciones entre compas para que esta cifra deje de subir? ¿Es falta de info, de recursos, o es que simplemente nos estamos confiando demasiado? Los leo.
El reporte oficial desglosa la torta por provincias y, como era de esperarse, Chepe se lleva la medalla de oro con 151 casos. Pero que nadie se relaje, porque la procesión va por dentro en todo el país: Alajuela con 70, Guanacaste con 57, Heredia con 46... la lista sigue y demuestra que esto no es un problema de un solo lugar. Y aquí es donde la cosa se pone más seria. Esto no es un número más en una estadística aburrida del Ministerio. Es gente, mae. Son casi 500 historias en medio año. La excusa de "eso a mí no me pasa" o "eso solo le pasa a cierto tipo de gente" ya no se la cree nadie. O no debería.
Seamos brutalmente honestos: nos estamos jalando una torta como sociedad si creemos que el VIH discrimina. Esta vara no tiene que ver con a quién le reza, a qué bar va los sábados o si le va a la Liga o a Saprissa. Le puede tocar al fiebrudo del gym que se cuida un montón, a la mae que va a la U todos los días, al señor que pasa metido en el brete. El virus no pide cédula ni revisa perfiles de Instagram. Mientras haya contacto sexual sin protección, el riesgo está ahí, latente, esperando que alguien se confíe. Y por lo que se ve, nos estamos confiando demasiado.
Y si usted cree que el VIH es algo que se siente de inmediato y que su cuerpo le va a mandar una alerta de neón, ¡qué va! Los primeros síntomas son unos maestros del disfraz. Fiebre, dolor de cabeza, ganglios inflamados, cansancio... diay, suena a una gripe de las buenas, ¿verdad? O al estrés del brete. Pues esa es la trampa. Mucha gente puede pasar semanas o meses sin tener idea de que son portadores, y en ese tiempo, sin saberlo, pueden seguir transmitiéndolo. Por eso la insistencia de las autoridades de salud no es por joder, es por pura lógica.
Entonces, ¿qué hacemos? ¿Nos sentamos a llorar? ¡Jamás! Aquí es donde nos dejamos de lamentos y nos ponemos a hacer el brete de verdad. El Ministerio de Salud nos lo recuerda, pero parece que hay que repetirlo con más ganas: el condón (o "el chunche", para los finos) sigue siendo el rey de la prevención. No compartir agujas es de cajón. Y mae, aprovechemos que la ciencia nos dio herramientas increíbles como el PrEP (profilaxis preexposición) y el PEP (postexposición). Y lo más importante: hágase la prueba. Si está activo sexualmente, si tuvo una relación de riesgo, si tiene varias parejas... ¡hágase la prueba! Es gratis en la Caja, es confidencial y es el acto de responsabilidad más grande con usted y con los demás.
Al final, estos 18 casos semanales no son solo un número para un titular. Son un espejo que nos refleja como sociedad. Nos muestra que la educación sexual sigue siendo una tarea pendiente, que los tabúes todavía pesan y que la confianza nos está saliendo carísima. Así que les tiro la bola a ustedes, los que están leyendo esto en el foro: Más allá de las campañas de siempre, ¿qué creen ustedes que de verdad hace falta en la calle, en los coles, en las conversaciones entre compas para que esta cifra deje de subir? ¿Es falta de info, de recursos, o es que simplemente nos estamos confiando demasiado? Los leo.