¡Ay, Dios mío! Aquí en Costa Rica sabemos valorar a nuestra gente, y este caso es pura miel. Doña Hortensia Vindas, una señora de 80 añitos, acaba de hacer historia en Tilarán, Guanacaste, al recibir su título de educación primaria. Imagínate el orgullo, la emoción... ¡de una manera brumosa! Una superación que nos da qué pensar a todos los que nos andamos quejando por cosas peñitas.
La historia de Doña Hortensia es digna de una telenovela, pero bien real. Como muchas otras mujeres de su generación, tuvo que dejar la escuela para meterle mano al brete y sacar adelante a sus hijos. Trabajó como operaria de máquinas textiles, curtiéndose como nadie en esas faenas duras, mientras soñaba con volver a las aulas. Pura gallardía, mae. Porque entre sacrificio y constancia, la vida te va dando rolas.
Y así, después de muchos años, decidió darle una oportunidad a su sueño. Se inscribió en el Centro Integrado de Educación para Adultos (Cindea) de Tilarán, y desde entonces, le metió hasta arriba. Pues sí, aunque viviera lejos, le hacía stompo llegar todos los días, estudiar, entregar tareas… ¡Confiésalo, algunos estudiantes jóvenes ni eso hacen!
Según fuentes confiables – NTG Costa Rica y el compañero Jonathan Barquero nos dieron la data – Doña Hortensia ha sido una alumna ejemplar. Sus maestras aseguran que tenía ganas de aprender y siempre estaba dispuesta a participar. “Fue un gusto tenerla en clase”, dicen. Y vaya que se nota su dedicación, ¡ese título habla por sí solo!
Cuando le preguntaron cómo se sentía, Doña Hortensia no pudo evitar emocionarse. Entre lágrimas de alegría, dijo: “Ha sido un proceso muy bonito, pero también cansado. Pero valió la pena, mae. Se me cumplió mi deseo.” Y ahí, directo al grano, lanzó un mensaje inspirador para todas las mujeres y adultos mayores de Costa Rica: “Traten de sacar su sexto; es un sueño muy bonito de cumplir”. ¡Un consejo que vale oro, diay!
Este caso de Doña Hortensia nos recuerda que nunca es tarde para perseguir nuestros sueños, por más difícil que parezca el camino. Que la edad no es un obstáculo, sino una experiencia que nos da fuerzas para seguir adelante. Y que con esfuerzo y dedicación, podemos lograr cualquier cosa que nos propongamos. ¡Pura vida y corazón para doña Hortensia!
Es que esto demuestra que en Costa Rica hay gente con una garra tremenda. Un ejemplo de perseverancia que merece ser aplaudido y compartido. No importa la edad, ni las adversidades, siempre hay tiempo para aprender y crecer. Y Doña Hortensia es la prueba fehaciente de ello. En estos tiempos donde todo va tan rápido, es bueno detenernos y reconocer estas historias que nos llenan el alma de esperanza y optimismo.
Ahora dime tú, ¿qué te inspira más de la historia de Doña Hortensia? ¿Crees que iniciativas como ésta deberían estar disponibles en más comunidades de Costa Rica para ayudar a adultos mayores a cumplir sus metas educativas? ¡Déjanos tus comentarios y comparte esta noticia para que más personas se contagien de la energía positiva de esta gran señora!
La historia de Doña Hortensia es digna de una telenovela, pero bien real. Como muchas otras mujeres de su generación, tuvo que dejar la escuela para meterle mano al brete y sacar adelante a sus hijos. Trabajó como operaria de máquinas textiles, curtiéndose como nadie en esas faenas duras, mientras soñaba con volver a las aulas. Pura gallardía, mae. Porque entre sacrificio y constancia, la vida te va dando rolas.
Y así, después de muchos años, decidió darle una oportunidad a su sueño. Se inscribió en el Centro Integrado de Educación para Adultos (Cindea) de Tilarán, y desde entonces, le metió hasta arriba. Pues sí, aunque viviera lejos, le hacía stompo llegar todos los días, estudiar, entregar tareas… ¡Confiésalo, algunos estudiantes jóvenes ni eso hacen!
Según fuentes confiables – NTG Costa Rica y el compañero Jonathan Barquero nos dieron la data – Doña Hortensia ha sido una alumna ejemplar. Sus maestras aseguran que tenía ganas de aprender y siempre estaba dispuesta a participar. “Fue un gusto tenerla en clase”, dicen. Y vaya que se nota su dedicación, ¡ese título habla por sí solo!
Cuando le preguntaron cómo se sentía, Doña Hortensia no pudo evitar emocionarse. Entre lágrimas de alegría, dijo: “Ha sido un proceso muy bonito, pero también cansado. Pero valió la pena, mae. Se me cumplió mi deseo.” Y ahí, directo al grano, lanzó un mensaje inspirador para todas las mujeres y adultos mayores de Costa Rica: “Traten de sacar su sexto; es un sueño muy bonito de cumplir”. ¡Un consejo que vale oro, diay!
Este caso de Doña Hortensia nos recuerda que nunca es tarde para perseguir nuestros sueños, por más difícil que parezca el camino. Que la edad no es un obstáculo, sino una experiencia que nos da fuerzas para seguir adelante. Y que con esfuerzo y dedicación, podemos lograr cualquier cosa que nos propongamos. ¡Pura vida y corazón para doña Hortensia!
Es que esto demuestra que en Costa Rica hay gente con una garra tremenda. Un ejemplo de perseverancia que merece ser aplaudido y compartido. No importa la edad, ni las adversidades, siempre hay tiempo para aprender y crecer. Y Doña Hortensia es la prueba fehaciente de ello. En estos tiempos donde todo va tan rápido, es bueno detenernos y reconocer estas historias que nos llenan el alma de esperanza y optimismo.
Ahora dime tú, ¿qué te inspira más de la historia de Doña Hortensia? ¿Crees que iniciativas como ésta deberían estar disponibles en más comunidades de Costa Rica para ayudar a adultos mayores a cumplir sus metas educativas? ¡Déjanos tus comentarios y comparte esta noticia para que más personas se contagien de la energía positiva de esta gran señora!
