¡Ay, mae! Qué pena darle la nota así, pero ayer la Asamblea Legislativa le rindió un homenaje póstumo a don Víctor Láscarez, un político que le metió gallos a la política nacional durante unos añitos. Falleció el domingao, dejando un vacío en muchos corazones y, claro, generando bastante conversación en los corrillos del país.
Don Víctor, como lo conocían muchos, tuvo su etapa como diputado entre el 2006 y el 2010, representando al Partido Liberación Nacional (PLN). Su paso por el Congreso no siempre fue fácil, hubo debates fuertes y algunas controversias, pero siempre mantuvo la compostura y defendió sus ideas, aunque a veces pareciera que hablaba chino para algunos. De hecho, ocupó la curul tras la salida de Ofelia Taitelbaum cuando ella se convirtió en la defensora de los habitantes, ¡qué varas!
Este lunes, la Capilla Ardiente fue habilitada en el antiguo Plenario, ahora conocido como Salón Cecilio Umaña. Ver la fila de diputados y funcionarios dando el último adiós a don Víctor... bueno, te recordaba a esos funerales tradicionales donde toda la gente va a mostrar respeto y a compartir recuerdos. Se armó una guardia de honor alrededor del féretro, y la familia recibiendo las condolencias con una mezcla de tristeza y agradecimiento por el apoyo recibido.
Rodrigo Arias, el presidente de la Asamblea, lo definió como “un amigo entrañable, a un dirigente ejemplar y a un costarricense íntegro”. Ya saben cómo son los comunicados de prensa, siempre con esas palabras bonitas, pero en el fondo, transmiten lo que sentían por él. Arias destacó su compromiso con las causas sociales, la defensa de los derechos laborales y la búsqueda de una vivienda digna para las familias. Un brete eso de querer resolver todos los problemas del país, ¡pero don Víctor sí que le puso empeño!
Muchos recuerdan a don Víctor como un defensor tenaz de los trabajadores, siempre buscando mejorar sus condiciones laborales y luchando contra la explotación. No era precisamente un orador muy brillante, a veces se trababa un poco y parecía que buscaba la palabra, pero tenía convicción y eso se notaba. Además, se preocupaba por los temas de vivienda, porque sabía que tener un techo seguro es fundamental para cualquier familia. Eso sí le importaba, ¡y eso hay que reconocerlo!
Claro que, como todo político, también tuvo sus detractores. Algunos cuestionaban sus métodos, otros criticaban sus propuestas. Pero nadie puede negar que don Víctor dejó huella en la política nacional. Fue parte de un momento importante de nuestro país, cuando se enfrentaban desafíos económicos y sociales complejos. Intentó aportar su granito de arena, y eso cuenta mucho, aunque no siempre haya dado en el clavo.
Y hablando de momentos, recuerdo cuando intentó impulsar una ley para regular el alquiler de propiedades turísticas… ¡Qué load se armó! Algunos dueños de Airbnb estaban furiosos, otros apoyaban la iniciativa. Al final, la ley no prosperó, pero demostró que don Víctor estaba dispuesto a defender lo que creía, incluso si eso significaba meterse en broncas. Con estas cosas, uno aprende que la política es un juego complicado, lleno de intereses encontrados y agendas ocultas. A veces, uno se jala una torta tratando de hacer lo correcto, y termina siendo el hazmerreír de todos.
Ahora que don Víctor ya no está físicamente con nosotros, nos queda reflexionar sobre su legado y preguntarnos: ¿Qué podemos aprender de su trayectoria política? ¿Cómo podemos honrar su memoria trabajando por un país más justo y equitativo? ¿Consideran que los políticos de hoy día tienen el mismo compromiso con las causas sociales que mostró don Víctor?
Don Víctor, como lo conocían muchos, tuvo su etapa como diputado entre el 2006 y el 2010, representando al Partido Liberación Nacional (PLN). Su paso por el Congreso no siempre fue fácil, hubo debates fuertes y algunas controversias, pero siempre mantuvo la compostura y defendió sus ideas, aunque a veces pareciera que hablaba chino para algunos. De hecho, ocupó la curul tras la salida de Ofelia Taitelbaum cuando ella se convirtió en la defensora de los habitantes, ¡qué varas!
Este lunes, la Capilla Ardiente fue habilitada en el antiguo Plenario, ahora conocido como Salón Cecilio Umaña. Ver la fila de diputados y funcionarios dando el último adiós a don Víctor... bueno, te recordaba a esos funerales tradicionales donde toda la gente va a mostrar respeto y a compartir recuerdos. Se armó una guardia de honor alrededor del féretro, y la familia recibiendo las condolencias con una mezcla de tristeza y agradecimiento por el apoyo recibido.
Rodrigo Arias, el presidente de la Asamblea, lo definió como “un amigo entrañable, a un dirigente ejemplar y a un costarricense íntegro”. Ya saben cómo son los comunicados de prensa, siempre con esas palabras bonitas, pero en el fondo, transmiten lo que sentían por él. Arias destacó su compromiso con las causas sociales, la defensa de los derechos laborales y la búsqueda de una vivienda digna para las familias. Un brete eso de querer resolver todos los problemas del país, ¡pero don Víctor sí que le puso empeño!
Muchos recuerdan a don Víctor como un defensor tenaz de los trabajadores, siempre buscando mejorar sus condiciones laborales y luchando contra la explotación. No era precisamente un orador muy brillante, a veces se trababa un poco y parecía que buscaba la palabra, pero tenía convicción y eso se notaba. Además, se preocupaba por los temas de vivienda, porque sabía que tener un techo seguro es fundamental para cualquier familia. Eso sí le importaba, ¡y eso hay que reconocerlo!
Claro que, como todo político, también tuvo sus detractores. Algunos cuestionaban sus métodos, otros criticaban sus propuestas. Pero nadie puede negar que don Víctor dejó huella en la política nacional. Fue parte de un momento importante de nuestro país, cuando se enfrentaban desafíos económicos y sociales complejos. Intentó aportar su granito de arena, y eso cuenta mucho, aunque no siempre haya dado en el clavo.
Y hablando de momentos, recuerdo cuando intentó impulsar una ley para regular el alquiler de propiedades turísticas… ¡Qué load se armó! Algunos dueños de Airbnb estaban furiosos, otros apoyaban la iniciativa. Al final, la ley no prosperó, pero demostró que don Víctor estaba dispuesto a defender lo que creía, incluso si eso significaba meterse en broncas. Con estas cosas, uno aprende que la política es un juego complicado, lleno de intereses encontrados y agendas ocultas. A veces, uno se jala una torta tratando de hacer lo correcto, y termina siendo el hazmerreír de todos.
Ahora que don Víctor ya no está físicamente con nosotros, nos queda reflexionar sobre su legado y preguntarnos: ¿Qué podemos aprender de su trayectoria política? ¿Cómo podemos honrar su memoria trabajando por un país más justo y equitativo? ¿Consideran que los políticos de hoy día tienen el mismo compromiso con las causas sociales que mostró don Víctor?