¡Ay, Dios mío! Esto sí que es chungo. Las estadísticas del Ministerio de Salud nos revuelven el estómago: más de dos mil doscientos adultos mayores sufrieron violencia intrafamiliar en lo que va de 2025. ¿Se imaginan eso? Gente que ya vivió tantito, y encima tienen que pasarla así. Un agarrón, qué torta.
Según los datos oficiales, la negligencia y el abandono encabezan la lista de males, representando casi el 34.8% de los casos reportados. Le sigue de cerca el maltrato psicológico, con un alarmante 29%. La verdad, esto pinta feo y demuestra que todavía tenemos mucho que mejorar como sociedad. No es justo cómo algunos tratamos a nuestros viejitos, deberían estar tranquilos disfrutando sus últimos años.
Pero ojo, porque hay luzcita al final del túnel. La Asamblea Legislativa, pa’ darle una mano, aprobó una reforma penal pa' castigar el abandono con cárcel. Ya era hora, mae. Antes, quedaba prácticamente impune dejar plantada a una persona vulnerable. Fabricio Alvarado se fajó en este brete, y parece que al fin hemos logrado avanzar un poco en proteger a los que más lo necesitan.
Las cifras hablan por sí solas: de los 16.087 casos de violencia intrafamiliar a nivel nacional, 2.238 corresponden a adultos mayores – casi el 14% del total. ¡Una barbaridad! Lo peor de todo es que muchas veces estos casos ni siquiera se denuncian, por vergüenza, miedo o simplemente porque no saben a quién recurrir. Hay que romper con ese silencio y crear espacios seguros donde puedan pedir ayuda sin temor.
Y no solo eso, sino que la mayoría de las víctimas son mujeres: seis de cada diez denuncias provienen de señoras adultas mayores. Eso nos dice que aún existen patrones machistas arraigados en nuestra cultura, donde las mujeres, incluso en la tercera edad, siguen siendo más vulnerables a sufrir abusos. Tenemos que trabajar juntos para cambiar mentalidades y promover una igualdad real.
El informe también señala que la incidencia de la violencia aumenta con la edad, alcanzando su punto máximo en los mayores de 75 años. Ahí es donde entra en juego la dependencia económica y física, que facilita el abuso y el abandono. Parece que cuanto más necesidad tiene una persona, más expuesta está a caer en manos equivocadas. Qué salado es el mundo a veces.
Si miramos por regiones, San José encabeza la lista de casos, aunque no necesariamente en términos de tasa. Alajuela y Puntarenas muestran tasas altas, pero probablemente debido a un subregistro de los incidentes. En cambio, Heredia, Guanacaste, Limón y Cartago presentan tasas bajas, quizás relacionadas con la dispersión geográfica o barreras culturales. ¡Hay que investigar esto a fondo para entender qué está pasando!
Ahora sí, vamos a la pregunta importante: ¿Cómo podemos, como comunidad costarricense, fortalecer las redes de apoyo para nuestros adultos mayores y asegurar que vivan con dignidad y respeto? ¿Qué medidas prácticas podemos tomar para prevenir la violencia intrafamiliar y brindar asistencia a las víctimas? ¡Déjenme sus opiniones y propuestas en el foro! Va, dénle duro a la discusión, pues, porque esto nos concierne a todos.
Según los datos oficiales, la negligencia y el abandono encabezan la lista de males, representando casi el 34.8% de los casos reportados. Le sigue de cerca el maltrato psicológico, con un alarmante 29%. La verdad, esto pinta feo y demuestra que todavía tenemos mucho que mejorar como sociedad. No es justo cómo algunos tratamos a nuestros viejitos, deberían estar tranquilos disfrutando sus últimos años.
Pero ojo, porque hay luzcita al final del túnel. La Asamblea Legislativa, pa’ darle una mano, aprobó una reforma penal pa' castigar el abandono con cárcel. Ya era hora, mae. Antes, quedaba prácticamente impune dejar plantada a una persona vulnerable. Fabricio Alvarado se fajó en este brete, y parece que al fin hemos logrado avanzar un poco en proteger a los que más lo necesitan.
Las cifras hablan por sí solas: de los 16.087 casos de violencia intrafamiliar a nivel nacional, 2.238 corresponden a adultos mayores – casi el 14% del total. ¡Una barbaridad! Lo peor de todo es que muchas veces estos casos ni siquiera se denuncian, por vergüenza, miedo o simplemente porque no saben a quién recurrir. Hay que romper con ese silencio y crear espacios seguros donde puedan pedir ayuda sin temor.
Y no solo eso, sino que la mayoría de las víctimas son mujeres: seis de cada diez denuncias provienen de señoras adultas mayores. Eso nos dice que aún existen patrones machistas arraigados en nuestra cultura, donde las mujeres, incluso en la tercera edad, siguen siendo más vulnerables a sufrir abusos. Tenemos que trabajar juntos para cambiar mentalidades y promover una igualdad real.
El informe también señala que la incidencia de la violencia aumenta con la edad, alcanzando su punto máximo en los mayores de 75 años. Ahí es donde entra en juego la dependencia económica y física, que facilita el abuso y el abandono. Parece que cuanto más necesidad tiene una persona, más expuesta está a caer en manos equivocadas. Qué salado es el mundo a veces.
Si miramos por regiones, San José encabeza la lista de casos, aunque no necesariamente en términos de tasa. Alajuela y Puntarenas muestran tasas altas, pero probablemente debido a un subregistro de los incidentes. En cambio, Heredia, Guanacaste, Limón y Cartago presentan tasas bajas, quizás relacionadas con la dispersión geográfica o barreras culturales. ¡Hay que investigar esto a fondo para entender qué está pasando!
Ahora sí, vamos a la pregunta importante: ¿Cómo podemos, como comunidad costarricense, fortalecer las redes de apoyo para nuestros adultos mayores y asegurar que vivan con dignidad y respeto? ¿Qué medidas prácticas podemos tomar para prevenir la violencia intrafamiliar y brindar asistencia a las víctimas? ¡Déjenme sus opiniones y propuestas en el foro! Va, dénle duro a la discusión, pues, porque esto nos concierne a todos.