¡Ay, Dios mío! Aquí nos sacamos de onda el Banco Central con estas movidas de las Cuentas Nacionales. Resulta que revisaron toda la vaina y el PIB del 2022 subió un 2,5%. Sí, leyeron bien, ¡subió! Pero esperen unito, porque la cosa no es tan simple como parece. Parece que tienen que ver con cómo cuentan las cosas ahora, cambiando algunos métodos y basándose en estándares internacionales más modernos, esos que siempre dicen que nos ponen a la vanguardia.
Según el BCCR, esto significa que la manufactura, los servicios empresariales, el comercio y los servicios de información están teniendo un mayor peso en nuestra economía. Antes parecíamos más basados en la agricultura y el turismo, pero ahora la cosa está más diversificada, ¿eh? Además, las exportaciones están dando mucho de qué hablar, pasando de ser poquito más de un tercio del PIB a casi la mitad. Esto es histórico, chavales. De hecho, gracias a esto, hemos pasado de tener un déficit comercial a un superávit. ¡Eso sí que es bueno!
Ahora, explíquenme, ¿qué quiere decir todo esto en cristiano? Pues básicamente, que estamos haciendo las cosas bien en cuanto a mover productos afuera. Se nota que el esfuerzo por impulsar la industria y las exportaciones está dando sus frutos. Lo que me preocupa es cómo estos cambios afectan otras variables importantes, como la deuda pública. Porque si el PIB se actualiza, automáticamente hay que revisar todos los cálculos relacionados, incluyendo la relación deuda-PIB. Imagínense el fiestón si la deuda se ve más grande de lo que pensábamos…
Henry Vargas, el tipo del Banco Central que maneja los números, nos dijo que estos cambios van a tardar un poco en verse reflejados en todos los informes. No vamos a ver el impacto completo hasta el primer Informe de Política Monetaria del próximo año, allá por abril. Así que paciencia, mi gente. Mientras tanto, toca seguir analizando los datos que van publicando semanalmente. Ya saben, el lunes sacan las estadísticas del PIB por año, el martes los indicadores de globalización y el PIB cantonal, y así sucesivamente. Un festival de números, diay.
Para entenderlo mejor, el BCCR ha actualizado la forma en que miden todo. Antes usaban 183 productos y 136 actividades económicas; ahora son 191 productos y 149 actividades. Han cambiado nombres de conceptos (ahora hablan de “cuentas temáticas” en lugar de “cuentas satélite”), y han incorporado más estándares internacionales. En resumen, intentan modernizar la manera en que vemos y entendemos la economía costarricense. Es como si le pusieran un filtro nuevo a la foto para que se vea más nítida.
Y ojo, porque no solo eso. También están midiendo cosas que antes no hacían, como la distribución del ingreso entre los hogares, el PIB por cantón, la participación de empresas extranjeras y hasta la huella de carbono. Queremos saber qué está pasando en el barrio de Desamparados tanto como en San José, ¿verdad? Está clarito que quieren mostrar una imagen más completa y transparente de la economía. Aunque a veces, tanta información puede sacarles el polvo a unos pocos.
Ahora, con toda esta información nueva, resulta que el sector extranjero también está jugando un papel más importante en nuestra economía. Más empresas extranjeras invirtiendo aquí, más intercambio comercial... todo suma. Todo indica que, a pesar de los desafíos globales y la incertidumbre económica, Costa Rica sigue siendo un lugar atractivo para hacer negocios. Eso es algo que deberíamos celebrar, aunque siempre con cautela, porque las cosas pueden cambiar rápido. Recordemos lo que paso con la pandemia, ¡qué brete!
Así que aquí estamos, con un PIB actualizado, más exportaciones, más inversión extranjera… y una deuda que quizás esté más grande de lo que pensábamos. ¿Será que este crecimiento económico nos permitirá respirar un poco más tranquilo en términos fiscales, o tendremos que apretarnos aún más el cinturón? ¿Creen que estas actualizaciones del Banco Central realmente reflejan la realidad económica de Costa Rica o son simplemente ajustes técnicos que esconden problemas más profundos? ¡Déjenme sus opiniones en el foro!",
Según el BCCR, esto significa que la manufactura, los servicios empresariales, el comercio y los servicios de información están teniendo un mayor peso en nuestra economía. Antes parecíamos más basados en la agricultura y el turismo, pero ahora la cosa está más diversificada, ¿eh? Además, las exportaciones están dando mucho de qué hablar, pasando de ser poquito más de un tercio del PIB a casi la mitad. Esto es histórico, chavales. De hecho, gracias a esto, hemos pasado de tener un déficit comercial a un superávit. ¡Eso sí que es bueno!
Ahora, explíquenme, ¿qué quiere decir todo esto en cristiano? Pues básicamente, que estamos haciendo las cosas bien en cuanto a mover productos afuera. Se nota que el esfuerzo por impulsar la industria y las exportaciones está dando sus frutos. Lo que me preocupa es cómo estos cambios afectan otras variables importantes, como la deuda pública. Porque si el PIB se actualiza, automáticamente hay que revisar todos los cálculos relacionados, incluyendo la relación deuda-PIB. Imagínense el fiestón si la deuda se ve más grande de lo que pensábamos…
Henry Vargas, el tipo del Banco Central que maneja los números, nos dijo que estos cambios van a tardar un poco en verse reflejados en todos los informes. No vamos a ver el impacto completo hasta el primer Informe de Política Monetaria del próximo año, allá por abril. Así que paciencia, mi gente. Mientras tanto, toca seguir analizando los datos que van publicando semanalmente. Ya saben, el lunes sacan las estadísticas del PIB por año, el martes los indicadores de globalización y el PIB cantonal, y así sucesivamente. Un festival de números, diay.
Para entenderlo mejor, el BCCR ha actualizado la forma en que miden todo. Antes usaban 183 productos y 136 actividades económicas; ahora son 191 productos y 149 actividades. Han cambiado nombres de conceptos (ahora hablan de “cuentas temáticas” en lugar de “cuentas satélite”), y han incorporado más estándares internacionales. En resumen, intentan modernizar la manera en que vemos y entendemos la economía costarricense. Es como si le pusieran un filtro nuevo a la foto para que se vea más nítida.
Y ojo, porque no solo eso. También están midiendo cosas que antes no hacían, como la distribución del ingreso entre los hogares, el PIB por cantón, la participación de empresas extranjeras y hasta la huella de carbono. Queremos saber qué está pasando en el barrio de Desamparados tanto como en San José, ¿verdad? Está clarito que quieren mostrar una imagen más completa y transparente de la economía. Aunque a veces, tanta información puede sacarles el polvo a unos pocos.
Ahora, con toda esta información nueva, resulta que el sector extranjero también está jugando un papel más importante en nuestra economía. Más empresas extranjeras invirtiendo aquí, más intercambio comercial... todo suma. Todo indica que, a pesar de los desafíos globales y la incertidumbre económica, Costa Rica sigue siendo un lugar atractivo para hacer negocios. Eso es algo que deberíamos celebrar, aunque siempre con cautela, porque las cosas pueden cambiar rápido. Recordemos lo que paso con la pandemia, ¡qué brete!
Así que aquí estamos, con un PIB actualizado, más exportaciones, más inversión extranjera… y una deuda que quizás esté más grande de lo que pensábamos. ¿Será que este crecimiento económico nos permitirá respirar un poco más tranquilo en términos fiscales, o tendremos que apretarnos aún más el cinturón? ¿Creen que estas actualizaciones del Banco Central realmente reflejan la realidad económica de Costa Rica o son simplemente ajustes técnicos que esconden problemas más profundos? ¡Déjenme sus opiniones en el foro!",