¡Ay, Dios mío! Esto sí que es tremendo. Un agente del OIJ terminó metido en un brete bastante feo anoche en Desamparados. Resulta que andaba haciendo sus deberes, como siempre, cuando unos mugrientos intentaron quitarle hasta lo que lleva puesto. ¡Qué sal!
El incidente se llevó a cabo alrededor de las cinco y media de la tarde en Barrio La Guaria, San Rafael Arriba. Según nos cuentan los compañeros de la Fuerza Pública, el agente estaba revoloteando en su moto cuando estos dos tipos le salieron encima buscando problemas, queriendo echarle cuento. Parece que querían hacerse los listos, pero bueno, el mae no se quedó quieto.
Al parecer, el agente reaccionó rápido y, como dice mi abuela, “cuando el perro ladra, que falte hueso”. Sacó su arma reglamentaria, y ahí nomás, dio en el blanco, lastimando a uno de los sospechosos en una pierna. ¡Imagínate la bronca! Mientras tanto, el otro se puso a correr como alma que lleva diablo, perdiéndose entre las sombras.
La Cruz Roja tuvo que intervenir rápidamente para atender al herido, quien fue trasladado en condición crítica a un centro médico cercano. Esperemos que se recupere, aunque la verdad, si van a meterse con la gente que protege nuestros derechos, pues tienen que asumir las consecuencias. El oficial del OIJ, afortunadamente, salió ileso de este percance, aunque seguro debe estar todavía temblando como hoja seca.
La zona quedó acordonada por la Fuerza Pública, quienes montaron un operativo de película para asegurar la escena y permitir que los investigadores judiciales pudieran hacer su trabajo a conciencia. Dicen que recogieron evidencia, hablaron con testigos, todo el rollo para tratar de identificar al vándalo que logró escapar. Es importante recordar que esto pone en relieve los riesgos que corren nuestros oficiales diariamente, poniendo su vida en juego para mantenernos a salvo.
Este tipo de incidentes vuelven a encender la mecha de la inseguridad en nuestro país. Ya estamos cansados de escuchar las mismas excusas y ver cómo la criminalidad sigue creciendo. Se necesita una estrategia seria y efectiva, no solo discursos bonitos y promesas vacías. Tenemos que apoyar a nuestras fuerzas policiales y darle todas las herramientas necesarias para combatir el flagelo de la delincuencia, porque así no podemos seguir viviendo con miedo en nuestras propias casas.
Muchos recuerdan hace años como las comisarías eran el corazón de nuestros barrios y hoy lamentablemente estas han disminuido. Algunos dicen que las medidas tomadas por el gobierno, enfocadas en la mano dura, pueden haber sido equivocadas y generan otros problemas sociales aún mayores. Pero la realidad es que necesitamos soluciones ya, porque la paciencia se agota. Las familias necesitan sentirse seguras caminando por las calles, los negocios necesitan tranquilidad para operar, y nosotros, los ciudadanos, merecemos vivir sin temor.
¿Ustedes qué piensan? ¿Se debería invertir más en programas sociales preventivos o fortalecer las labores de vigilancia y persecución policial para reducir la delincuencia en Costa Rica, o existe otra vía que debamos explorar?
El incidente se llevó a cabo alrededor de las cinco y media de la tarde en Barrio La Guaria, San Rafael Arriba. Según nos cuentan los compañeros de la Fuerza Pública, el agente estaba revoloteando en su moto cuando estos dos tipos le salieron encima buscando problemas, queriendo echarle cuento. Parece que querían hacerse los listos, pero bueno, el mae no se quedó quieto.
Al parecer, el agente reaccionó rápido y, como dice mi abuela, “cuando el perro ladra, que falte hueso”. Sacó su arma reglamentaria, y ahí nomás, dio en el blanco, lastimando a uno de los sospechosos en una pierna. ¡Imagínate la bronca! Mientras tanto, el otro se puso a correr como alma que lleva diablo, perdiéndose entre las sombras.
La Cruz Roja tuvo que intervenir rápidamente para atender al herido, quien fue trasladado en condición crítica a un centro médico cercano. Esperemos que se recupere, aunque la verdad, si van a meterse con la gente que protege nuestros derechos, pues tienen que asumir las consecuencias. El oficial del OIJ, afortunadamente, salió ileso de este percance, aunque seguro debe estar todavía temblando como hoja seca.
La zona quedó acordonada por la Fuerza Pública, quienes montaron un operativo de película para asegurar la escena y permitir que los investigadores judiciales pudieran hacer su trabajo a conciencia. Dicen que recogieron evidencia, hablaron con testigos, todo el rollo para tratar de identificar al vándalo que logró escapar. Es importante recordar que esto pone en relieve los riesgos que corren nuestros oficiales diariamente, poniendo su vida en juego para mantenernos a salvo.
Este tipo de incidentes vuelven a encender la mecha de la inseguridad en nuestro país. Ya estamos cansados de escuchar las mismas excusas y ver cómo la criminalidad sigue creciendo. Se necesita una estrategia seria y efectiva, no solo discursos bonitos y promesas vacías. Tenemos que apoyar a nuestras fuerzas policiales y darle todas las herramientas necesarias para combatir el flagelo de la delincuencia, porque así no podemos seguir viviendo con miedo en nuestras propias casas.
Muchos recuerdan hace años como las comisarías eran el corazón de nuestros barrios y hoy lamentablemente estas han disminuido. Algunos dicen que las medidas tomadas por el gobierno, enfocadas en la mano dura, pueden haber sido equivocadas y generan otros problemas sociales aún mayores. Pero la realidad es que necesitamos soluciones ya, porque la paciencia se agota. Las familias necesitan sentirse seguras caminando por las calles, los negocios necesitan tranquilidad para operar, y nosotros, los ciudadanos, merecemos vivir sin temor.
¿Ustedes qué piensan? ¿Se debería invertir más en programas sociales preventivos o fortalecer las labores de vigilancia y persecución policial para reducir la delincuencia en Costa Rica, o existe otra vía que debamos explorar?