¡Ay, Dios mío! Esto sí que se puso feísimo, mael. El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) nos soltó la bomba: este martes estamos recibiendo lluvias potentes en gran parte del territorio nacional, especialmente en el Valle Central y el Pacífico. Parece que la Zona de Convergencia Intertropical decidió visitarnos, y vaya que lo hace con ganas. Ya estamos viendo cómo se infla el río, imagínate qué será luego.
Según el IMET, esta Zona de Convergencia – ese chunche que junta vientos del norte y del sur – está causando aguaceros con tormentas eléctricas en el Pacífico Sur, Pacífico Central y también en el Valle Central. No es novedad que esta zona ande moviéndose, pero esta vez parece decidida a sacudirnos bien. Es como si el cielo estuviera llorando a mares, y bueno, nosotros tenemos que estar preparados, diay.
Para los que vivimos en el Caribe, no todo es calma chicha. Aunque no tan intensas como en el Pacífico, chubascos y aguaceros se esperan en zonas montañosas. En la Zona Norte, la cosa anda más relajada, pero igual podrían caer algunos chaparrones acompañados de tormentas eléctricas. Lo importante es estar informados y tener cuidado, porque el tiempo por estos lados nunca se sabe. Uno se cree que salió el sol y bam!, te cae un balde de agua encima, ¡qué despiche!
Expertos explican que esta Zona de Convergencia Intertropical es un fenómeno natural que ocurre cada año, pero la intensidad puede variar. No es que esto sea nuevo, claro, hemos vivido lluvias parecidas antes. Pero este año, parece que la combinación de factores climáticos ha hecho que las cosas se pongan un poco más intensas. Hay que recordar que esta convergencia afecta a muchos países tropicales, desde Ecuador hasta Panamá, todos sufren los embates del clima variable.
Las autoridades ya han emitido algunas recomendaciones: evitar circular por zonas propensas a deslizamientos, no cruzar ríos crecidos – ¡eso es muy peligroso, mae! –, y mantenerse atentos a las alertas tempranas del IMET. También sugieren asegurar objetos que puedan salir volando con el viento, porque ya sabemos cómo se pone el ambiente cuando hay tormenta. Y obvio, cuidar la salud, porque con tanta humedad, los virus encuentran terreno fértil.
Además de los inconvenientes que causan las lluvias – tráfico lento, calles inundadas, cancelaciones de actividades –, también hay que pensar en lo positivo. Estas lluvias son vitales para reabastecer nuestros reservorios de agua, que andaban bastante bajos debido a la sequía. Así que, aunque nos moleste el agua, también necesitamos que llueva para tener agua potable y para la agricultura. Es una vara doble, como dirían por ahí.
Las autoridades recomiendan seguir las indicaciones del IMET y de las autoridades locales. Estar pendiente de los boletines meteorológicos y compartir información con familiares y amigos. Recuerden que la seguridad es lo primero, y que juntos podemos enfrentar cualquier adversidad. Ahora mismo, lo que toca es poner el impermeable, buscar un buen libro y esperar a que pase la tormenta... ¡con una taza de café caliente, por supuesto!
Con estas lluvias que nos están cayendo, ¿creen que debemos replantearnos la forma en que construimos nuestras casas y urbanizamos nuestras comunidades para hacerlas más resilientes ante los fenómenos climáticos extremos, o es simplemente algo inevitable y tenemos que aprender a vivir con ello?
Según el IMET, esta Zona de Convergencia – ese chunche que junta vientos del norte y del sur – está causando aguaceros con tormentas eléctricas en el Pacífico Sur, Pacífico Central y también en el Valle Central. No es novedad que esta zona ande moviéndose, pero esta vez parece decidida a sacudirnos bien. Es como si el cielo estuviera llorando a mares, y bueno, nosotros tenemos que estar preparados, diay.
Para los que vivimos en el Caribe, no todo es calma chicha. Aunque no tan intensas como en el Pacífico, chubascos y aguaceros se esperan en zonas montañosas. En la Zona Norte, la cosa anda más relajada, pero igual podrían caer algunos chaparrones acompañados de tormentas eléctricas. Lo importante es estar informados y tener cuidado, porque el tiempo por estos lados nunca se sabe. Uno se cree que salió el sol y bam!, te cae un balde de agua encima, ¡qué despiche!
Expertos explican que esta Zona de Convergencia Intertropical es un fenómeno natural que ocurre cada año, pero la intensidad puede variar. No es que esto sea nuevo, claro, hemos vivido lluvias parecidas antes. Pero este año, parece que la combinación de factores climáticos ha hecho que las cosas se pongan un poco más intensas. Hay que recordar que esta convergencia afecta a muchos países tropicales, desde Ecuador hasta Panamá, todos sufren los embates del clima variable.
Las autoridades ya han emitido algunas recomendaciones: evitar circular por zonas propensas a deslizamientos, no cruzar ríos crecidos – ¡eso es muy peligroso, mae! –, y mantenerse atentos a las alertas tempranas del IMET. También sugieren asegurar objetos que puedan salir volando con el viento, porque ya sabemos cómo se pone el ambiente cuando hay tormenta. Y obvio, cuidar la salud, porque con tanta humedad, los virus encuentran terreno fértil.
Además de los inconvenientes que causan las lluvias – tráfico lento, calles inundadas, cancelaciones de actividades –, también hay que pensar en lo positivo. Estas lluvias son vitales para reabastecer nuestros reservorios de agua, que andaban bastante bajos debido a la sequía. Así que, aunque nos moleste el agua, también necesitamos que llueva para tener agua potable y para la agricultura. Es una vara doble, como dirían por ahí.
Las autoridades recomiendan seguir las indicaciones del IMET y de las autoridades locales. Estar pendiente de los boletines meteorológicos y compartir información con familiares y amigos. Recuerden que la seguridad es lo primero, y que juntos podemos enfrentar cualquier adversidad. Ahora mismo, lo que toca es poner el impermeable, buscar un buen libro y esperar a que pase la tormenta... ¡con una taza de café caliente, por supuesto!
Con estas lluvias que nos están cayendo, ¿creen que debemos replantearnos la forma en que construimos nuestras casas y urbanizamos nuestras comunidades para hacerlas más resilientes ante los fenómenos climáticos extremos, o es simplemente algo inevitable y tenemos que aprender a vivir con ello?
