¡Ay, Dios mío, qué chivísima la vaina! Literalmente, me quedé con los ojos abiertos viendo la nota que llegó por WhatsApp este martes. Resulta que alguien capturó una fotografía espectacular de una justicia carnea – esas flores rosas bien bonitas que le dan vida a nuestro país – creciendo a unos cuatro mil pies sobre el nivel del mar. ¡Imagínate la vista! Y lo mejor de todo es que la foto viene directamente de Rolf von Richter, un compa que vive allá arriba en Matinilla, Santa Ana. Un verdadero crack para capturar esos momentos únicos de nuestra naturaleza.
Verás, la zona de Matinilla es conocida por sus paisajes impresionantes, pero esto… esto supera cualquier expectativa. Las montañas ahí arriaba tienen una belleza singular, con niebla casi todos los días y una biodiversidad que te deja boquiabierto. Pero ver una flor tan vibrante, destacándose contra ese telón de fondo verde y brumoso… pues es arte puro, diay. Me recordó a esas postales antiguas que vendían en los mercados, cuando la gente todavía apreciaba las cosas simples y bellas de la vida.
Según cuentan algunos biólogos que consulté, la justicia carnea prospera en altitudes elevadas debido a la combinación de factores como la humedad constante, la luz solar filtrada y la composición particular del suelo volcánico. No sé si eso tenga mucho sentido para el público general, pero básicamente significa que tenemos un ecosistema muy especial aquí en Costa Rica. Algo que deberíamos cuidar como el chorro de oro porque no todos los países pueden presumir de estas maravillas naturales.
Ahora, Rolf, el tipo que nos mandó la foto, parece ser un amante de la naturaleza empedernido. Según su perfil en redes sociales, pasa gran parte de su tiempo explorando senderos y fotografiando aves y plantas. Se nota que le pone toda la entrega a documentar la belleza de su entorno. Ya hasta quiero irme a vivir allá arriba, lejos del ruido y el estrés de la capital, pa’ respirar aire puro y disfrutar de vistas así.
Este caso, me hace pensar en cómo a veces pasamos por alto las pequeñas cosas que nos rodean. Estamos tan metidos en el brete del trabajo y las obligaciones diarias que olvidamos levantar la cabeza y apreciar lo que realmente importa. Una flor, una puesta de sol, el canto de un pájaro… cosas sencillas que nos reconectan con la esencia de la vida. Y encima, tener la fortuna de vivir en un país tan bendecido como Costa Rica, con tanta riqueza natural... ¡Es un lujo!
Pero ojo, que esto también me da una bronca, diay. Porque a pesar de toda esta belleza, seguimos teniendo problemas ambientales graves: deforestación, contaminación, cambio climático… Una torta, ¿verdad? Vemos estas imágenes increíbles y luego pensamos en cómo estamos destruyendo lo que nos rodea. Hay que hacer algo, compas, antes de que nos quede todo vacío. Urge tomar conciencia y actuar con responsabilidad.
Y hablando de actuar con responsabilidad, quiero agradecer a Rolf por compartir su foto con nosotros. Fotos como esta sirven para inspirarnos, para recordarnos la importancia de proteger nuestro patrimonio natural y para mostrarle al mundo la belleza incomparable de Costa Rica. ¡Vamos a seguir difundiendo estas imágenes y trabajando juntos para conservar nuestros recursos naturales para las futuras generaciones! Que nadie diga que no sabíamos qué estaba pasando…
En fin, qué te digo tú, ¿crees que deberíamos declarar a Matinilla como Reserva Nacional para proteger este ecosistema único y evitar que se convierta en otro centro turístico masificado? ¿O prefieres dejarlo todo al azar y esperar a que la naturaleza se encargue de su propia defensa?
Verás, la zona de Matinilla es conocida por sus paisajes impresionantes, pero esto… esto supera cualquier expectativa. Las montañas ahí arriaba tienen una belleza singular, con niebla casi todos los días y una biodiversidad que te deja boquiabierto. Pero ver una flor tan vibrante, destacándose contra ese telón de fondo verde y brumoso… pues es arte puro, diay. Me recordó a esas postales antiguas que vendían en los mercados, cuando la gente todavía apreciaba las cosas simples y bellas de la vida.
Según cuentan algunos biólogos que consulté, la justicia carnea prospera en altitudes elevadas debido a la combinación de factores como la humedad constante, la luz solar filtrada y la composición particular del suelo volcánico. No sé si eso tenga mucho sentido para el público general, pero básicamente significa que tenemos un ecosistema muy especial aquí en Costa Rica. Algo que deberíamos cuidar como el chorro de oro porque no todos los países pueden presumir de estas maravillas naturales.
Ahora, Rolf, el tipo que nos mandó la foto, parece ser un amante de la naturaleza empedernido. Según su perfil en redes sociales, pasa gran parte de su tiempo explorando senderos y fotografiando aves y plantas. Se nota que le pone toda la entrega a documentar la belleza de su entorno. Ya hasta quiero irme a vivir allá arriba, lejos del ruido y el estrés de la capital, pa’ respirar aire puro y disfrutar de vistas así.
Este caso, me hace pensar en cómo a veces pasamos por alto las pequeñas cosas que nos rodean. Estamos tan metidos en el brete del trabajo y las obligaciones diarias que olvidamos levantar la cabeza y apreciar lo que realmente importa. Una flor, una puesta de sol, el canto de un pájaro… cosas sencillas que nos reconectan con la esencia de la vida. Y encima, tener la fortuna de vivir en un país tan bendecido como Costa Rica, con tanta riqueza natural... ¡Es un lujo!
Pero ojo, que esto también me da una bronca, diay. Porque a pesar de toda esta belleza, seguimos teniendo problemas ambientales graves: deforestación, contaminación, cambio climático… Una torta, ¿verdad? Vemos estas imágenes increíbles y luego pensamos en cómo estamos destruyendo lo que nos rodea. Hay que hacer algo, compas, antes de que nos quede todo vacío. Urge tomar conciencia y actuar con responsabilidad.
Y hablando de actuar con responsabilidad, quiero agradecer a Rolf por compartir su foto con nosotros. Fotos como esta sirven para inspirarnos, para recordarnos la importancia de proteger nuestro patrimonio natural y para mostrarle al mundo la belleza incomparable de Costa Rica. ¡Vamos a seguir difundiendo estas imágenes y trabajando juntos para conservar nuestros recursos naturales para las futuras generaciones! Que nadie diga que no sabíamos qué estaba pasando…
En fin, qué te digo tú, ¿crees que deberíamos declarar a Matinilla como Reserva Nacional para proteger este ecosistema único y evitar que se convierta en otro centro turístico masificado? ¿O prefieres dejarlo todo al azar y esperar a que la naturaleza se encargue de su propia defensa?
