¡Ay, Dios mío! Quién lo diría… parece que el caracol gigante africano no se conforma con ponerle zancadilla al agro costarricense. Ahora, le están dando encima a San Lorenzo, Heredia. Un lugar tranquilo, de esos donde todavía ves ranas en la calle y abuelitas vendiendo chayote. Pero parece que llegó el momento de cambiar la vara. El SFE (Servicio Fitosanitario del Estado) acaba de confirmar que encontraron estos babosos a escasos metros del primer reporte en Mercedes Sur. ¡Qué despiche!
Para refrescarles la memoria, esto empezó hace unos años en Curubandé de Liberia, Guanacaste. Ahí fue donde los primeros campesinos vieron estas criaturas gigantescas, comiéndose las cosechas a toda velocidad. Al principio, nadie les dio mucha importancia, pensando que eran algún tipo de caracol raro. Pero luego vino el susto: resultó que era el Lissachatina fulica, un invasor peligroso que viene directamente de África y que, díganlo en voz alta, ¡no piensa irse fácilmente!
Hasta ahora, entre Mercedes Sur y San Lorenzo, han recolectado cerca de dos mil de estos caracoles. Dos mil, ¡imagínate la cantidad que deben estar escondidos! El director del SFE, Nelson Morera Paniagua, salió a decir que probablemente alguien los está moviendo de un lado a otro. “No podrían llegar tan lejos solos,” dijo. Suena a trama turbia, ¿verdad? ¿Quién estaría queriendo armarle bronca al país con estos chunches?
Lo peor es que estos caracoles los encontraron muy cerquita de plantaciones de tomate, café y pasto. ¡Un brete para nuestros agricultores! Estos bichos se comen todo lo verde que encuentran, dejando a los campesinos sin cosecha y a nosotros, sin comida fresca en el supermercado. ¿Se imaginan qué pasa con eso en términos de exportación? Nos vamos a quedar viendo las espaldas.
Y ojo, que la cosa se pone más rara. Según los expertos del SFE, San Lorenzo podría ser el nuevo epicentro. Parece que los caracoles allá están más desarrollados que los de Mercedes Sur. Esto significa que llevan tiempo ahí, reproduciéndose tranquilamente mientras nos echábamos unas risas con lo de Liberia. Ahora sí toca ponerse las pilas y averiguar cómo frenar esta avalancha de baba.
Por supuesto, el SFE anda tratando de calmar las aguas, diciéndonos que no hay riesgo para nuestra salud si tenemos cuidado. Que usen guantes si van a tocar alguno, que no los trasladen ni los mantengan como mascotas. ¡Pero díganme!, ¿quién va a querer tener un caracol gigante africano como mascota? Es más bien una pesadilla andante. Y hablando de eso, recordaron el número de teléfono para reportar avistamientos: 2549-3400. En los próximos días, habilitarán un WhatsApp también, así que estén atentos.
Ahora bien, llegamos a la parte importante: ¿cómo vamos a combatir este problema? Ampliar las zonas de inspección, crear anillos perimetrales... suena todo muy técnico, pero la verdad es que necesitamos medidas drásticas. Y rápido. Porque si esto sigue así, podríamos estar viendo caracoles gigantes en todas partes, llenándonos la vida de baba y preocupación. ¡Imaginen! El próximo año, en lugar de buscar huevos de chocolate en Pascua, ¡tendríamos que buscar caracoles gigantes!
Entonces, mi gente, aquí va la pregunta grande: ¿creen que el gobierno está tomando las medidas correctas para controlar esta plaga? ¿Creen que deberíamos involucrar a la comunidad en una especie de “cacería” masiva de caracoles? ¿O quizás deberíamos darle una oportunidad a alguna solución innovadora y ecológica? Dejen sus opiniones en los comentarios, ¡y hagamos sentir nuestra voz!
Para refrescarles la memoria, esto empezó hace unos años en Curubandé de Liberia, Guanacaste. Ahí fue donde los primeros campesinos vieron estas criaturas gigantescas, comiéndose las cosechas a toda velocidad. Al principio, nadie les dio mucha importancia, pensando que eran algún tipo de caracol raro. Pero luego vino el susto: resultó que era el Lissachatina fulica, un invasor peligroso que viene directamente de África y que, díganlo en voz alta, ¡no piensa irse fácilmente!
Hasta ahora, entre Mercedes Sur y San Lorenzo, han recolectado cerca de dos mil de estos caracoles. Dos mil, ¡imagínate la cantidad que deben estar escondidos! El director del SFE, Nelson Morera Paniagua, salió a decir que probablemente alguien los está moviendo de un lado a otro. “No podrían llegar tan lejos solos,” dijo. Suena a trama turbia, ¿verdad? ¿Quién estaría queriendo armarle bronca al país con estos chunches?
Lo peor es que estos caracoles los encontraron muy cerquita de plantaciones de tomate, café y pasto. ¡Un brete para nuestros agricultores! Estos bichos se comen todo lo verde que encuentran, dejando a los campesinos sin cosecha y a nosotros, sin comida fresca en el supermercado. ¿Se imaginan qué pasa con eso en términos de exportación? Nos vamos a quedar viendo las espaldas.
Y ojo, que la cosa se pone más rara. Según los expertos del SFE, San Lorenzo podría ser el nuevo epicentro. Parece que los caracoles allá están más desarrollados que los de Mercedes Sur. Esto significa que llevan tiempo ahí, reproduciéndose tranquilamente mientras nos echábamos unas risas con lo de Liberia. Ahora sí toca ponerse las pilas y averiguar cómo frenar esta avalancha de baba.
Por supuesto, el SFE anda tratando de calmar las aguas, diciéndonos que no hay riesgo para nuestra salud si tenemos cuidado. Que usen guantes si van a tocar alguno, que no los trasladen ni los mantengan como mascotas. ¡Pero díganme!, ¿quién va a querer tener un caracol gigante africano como mascota? Es más bien una pesadilla andante. Y hablando de eso, recordaron el número de teléfono para reportar avistamientos: 2549-3400. En los próximos días, habilitarán un WhatsApp también, así que estén atentos.
Ahora bien, llegamos a la parte importante: ¿cómo vamos a combatir este problema? Ampliar las zonas de inspección, crear anillos perimetrales... suena todo muy técnico, pero la verdad es que necesitamos medidas drásticas. Y rápido. Porque si esto sigue así, podríamos estar viendo caracoles gigantes en todas partes, llenándonos la vida de baba y preocupación. ¡Imaginen! El próximo año, en lugar de buscar huevos de chocolate en Pascua, ¡tendríamos que buscar caracoles gigantes!
Entonces, mi gente, aquí va la pregunta grande: ¿creen que el gobierno está tomando las medidas correctas para controlar esta plaga? ¿Creen que deberíamos involucrar a la comunidad en una especie de “cacería” masiva de caracoles? ¿O quizás deberíamos darle una oportunidad a alguna solución innovadora y ecológica? Dejen sus opiniones en los comentarios, ¡y hagamos sentir nuestra voz!