¡Ay, Dios mío! Ya llegó el momento en que nuestros bolsillos tiemblan más que gelatina en concierto. Con el Viernes Negro y toda la movida navideña a la vuelta de la esquina, los bancos decidieron recordarnos, pa' que no se nos vaya la pinza, que hay que tener cuidado con dónde metemos la plata. Parece que algunos todavía no entendimos que las ofertas pueden ser trampas disfrazadas de gangas.
Según dicen los números, este año vamos a estar comprando más que nunca – casi un 5% más que el año pasado. Eso significa unos colonos extra que van a rodar por la economía, pero también implica que hay más oportunidades pa’ que nos hagan el vacío. La Cámara de Comercio ya está festejando, pero nosotros, los consumidores, tenemos que ponerle pausa y pensar antes de hacer clic en “comprar”.
Los bancos, ahí andan haciendo las veces de padres preocupados, diciéndonos que todos sus sistemas son seguros – claro, eso suena lindo, pero la responsabilidad final recae en nosotros. No podemos andar pensando que porque el banco tiene la última tecnología, somos inmunes a los estafadores. Hay que estar más alerta que gato maullando en tejado.
Daniela Gutiérrez, la encargada de echarle salsa a la Asociación Bancaria Costarricense, nos soltó unas verdades. Dice que planear qué necesitamos, comparar precios y saber qué beneficios nos da cada banco es clave para no caer en gastos innecesarios. En otras palabras, no hay que dejarse llevar por la emoción y comprar cosas que luego nos van a pesar en el brete.
Y hablando de bretes, a muchos nos ha pasado que nos quedamos sin lana justo cuando queremos comprar el regalo perfecto pa’ mamá. Por eso, los bancos nos aconsejan revisar los límites de nuestras tarjetas y utilizar esas herramientas digitales que tienen pa’ controlar los gastos en tiempo real. ¡Mejor prevenir que lamentar, diay!
Además, nos dan tips básicos pero esenciales: vigilar las notificaciones del banco, evitar comprar en redes Wi-Fi públicas y, crucial, memorizar el PIN de la tarjeta, ¡no lo escriban en un papelito pegado al cajero! ¿Cuántos han visto a gente haciendo eso? Una verdadera torta.
Pa’ los que les gusta hacer compras presenciales, el consejo es simple: no dejen la tarjeta ni un segundo fuera de su vista, estén atentos al PIN y eviten cargar con pilas de billetes. Y si van a comprar online, compren solo en sitios web que tengan el candado de seguridad y revisen las reseñas de otros compradores. ¡Que no les anden vendiendo humo!
Ahora, dime, ¿qué tan preparados estamos para enfrentar este tsunami de ofertas y evitar que nos lleven al garete? ¿Crees que los bancos deberían hacer más para educar a los consumidores o es nuestra responsabilidad principal mantener el ojo avizor?
Según dicen los números, este año vamos a estar comprando más que nunca – casi un 5% más que el año pasado. Eso significa unos colonos extra que van a rodar por la economía, pero también implica que hay más oportunidades pa’ que nos hagan el vacío. La Cámara de Comercio ya está festejando, pero nosotros, los consumidores, tenemos que ponerle pausa y pensar antes de hacer clic en “comprar”.
Los bancos, ahí andan haciendo las veces de padres preocupados, diciéndonos que todos sus sistemas son seguros – claro, eso suena lindo, pero la responsabilidad final recae en nosotros. No podemos andar pensando que porque el banco tiene la última tecnología, somos inmunes a los estafadores. Hay que estar más alerta que gato maullando en tejado.
Daniela Gutiérrez, la encargada de echarle salsa a la Asociación Bancaria Costarricense, nos soltó unas verdades. Dice que planear qué necesitamos, comparar precios y saber qué beneficios nos da cada banco es clave para no caer en gastos innecesarios. En otras palabras, no hay que dejarse llevar por la emoción y comprar cosas que luego nos van a pesar en el brete.
Y hablando de bretes, a muchos nos ha pasado que nos quedamos sin lana justo cuando queremos comprar el regalo perfecto pa’ mamá. Por eso, los bancos nos aconsejan revisar los límites de nuestras tarjetas y utilizar esas herramientas digitales que tienen pa’ controlar los gastos en tiempo real. ¡Mejor prevenir que lamentar, diay!
Además, nos dan tips básicos pero esenciales: vigilar las notificaciones del banco, evitar comprar en redes Wi-Fi públicas y, crucial, memorizar el PIN de la tarjeta, ¡no lo escriban en un papelito pegado al cajero! ¿Cuántos han visto a gente haciendo eso? Una verdadera torta.
Pa’ los que les gusta hacer compras presenciales, el consejo es simple: no dejen la tarjeta ni un segundo fuera de su vista, estén atentos al PIN y eviten cargar con pilas de billetes. Y si van a comprar online, compren solo en sitios web que tengan el candado de seguridad y revisen las reseñas de otros compradores. ¡Que no les anden vendiendo humo!
Ahora, dime, ¿qué tan preparados estamos para enfrentar este tsunami de ofertas y evitar que nos lleven al garete? ¿Crees que los bancos deberían hacer más para educar a los consumidores o es nuestra responsabilidad principal mantener el ojo avizor?
