¡Ay, Dios mío! La cosa está fea, gente. Según el Colegio de Farmacéuticos, el contrabando de medicamentos en nuestro país le pegó un portazo monumental durante el último año. Hablamos de un aumento del 662%, ¿se imaginan eso? Pasar de unas pocas miles de unidades a casi cuatrocientas mil decomisadas... ¡una verdadera torta!
Todo esto salió a la luz gracias a las estadísticas que anduvieron circulando, mostrando que entre junio del año pasado y junio de este, las autoridades encontraron montones de medicamentos ilegales. El pico más alto llegó en junio de este año, con un decomiso histórico de 57 mil unidades acá, en el área central. ¡Un verdadero mamotreto!
Y no es solamente ahora, porque en el primer cuatrimestre de este año ya habíamos visto un aumento brutal: 193 mil unidades requisadas, contra apenas 45 mil en el mismo período del año anterior. ¡Eso sí es una diferencia considerable! Hasta en la frontera, en lugares como Tablillas de Los Chiles y Delicias de Upala, los guardias andaban sacando cajas y cajas de medicamentos que entraban por lados más turbios.
Lo peor de todo es que la mayoría de esos medicamentos eran antibióticos y analgésicos, cosas que necesitamos para curarnos bien, pero que estaban siendo transportados en condiciones peores que las de un taxi pitillo. Falta de higiene, sin controlar si la temperatura estaba bien... ¡un brete de riesgos para nuestra salud!
Por eso, el Colegio de Farmacéuticos nos puso el dedo encima, diciéndonos que basta de ir a comprar medicinas en outlets, parques, o esas pulperías de barrio que uno cree que son baratucas. ¡Pero no, amigos! Ahí nos estamos jugando la salud, y a veces hasta la vida. Porque esos productos pueden estar dañados, ser copias baratas o simplemente no tener la aprobación sanitaria necesaria.
La doctora Tamara Mora, fiscal del Colegio, lo dejó clarito: “Comprar estas cositas no es un ahorro, es un riesgo”. Nos recordó que las farmacias son los únicos lugares seguros para conseguir nuestros remedios, donde hay profesionales revisando cada producto, asegurándose de que esté en buen estado. Imagínense, uno podría estar comprando aspirina de mentiritas, ¡y creyendo que se cura!”
Y es que no es broma, gente. Usar medicamentos así puede causarte desde dolores de cabeza y náuseas, hasta problemas mucho más graves. Además, contribuyes a que aparezcan bacterias resistentes a los medicamentos, un problema mundial que nos afecta a todos. Entonces, mejor pagar un poquito más y estar seguro de lo que uno toma, ¿verdad?
Así que ahí lo tienen, mi gente. Un panorama bastante feo, pero con soluciones claras: compren sus medicinas en farmacias reconocidas, revisen los empaques y los sellos de seguridad, y denuncien cualquier lugar sospechoso al Ministerio de Salud. Ahora dime, ¿ustedes qué opinan? ¿Creen que las autoridades deberían endurecer las penas para los contrabandistas de medicamentos o creen que la educación al consumidor es suficiente para frenar esta ola de productos ilegales?
Todo esto salió a la luz gracias a las estadísticas que anduvieron circulando, mostrando que entre junio del año pasado y junio de este, las autoridades encontraron montones de medicamentos ilegales. El pico más alto llegó en junio de este año, con un decomiso histórico de 57 mil unidades acá, en el área central. ¡Un verdadero mamotreto!
Y no es solamente ahora, porque en el primer cuatrimestre de este año ya habíamos visto un aumento brutal: 193 mil unidades requisadas, contra apenas 45 mil en el mismo período del año anterior. ¡Eso sí es una diferencia considerable! Hasta en la frontera, en lugares como Tablillas de Los Chiles y Delicias de Upala, los guardias andaban sacando cajas y cajas de medicamentos que entraban por lados más turbios.
Lo peor de todo es que la mayoría de esos medicamentos eran antibióticos y analgésicos, cosas que necesitamos para curarnos bien, pero que estaban siendo transportados en condiciones peores que las de un taxi pitillo. Falta de higiene, sin controlar si la temperatura estaba bien... ¡un brete de riesgos para nuestra salud!
Por eso, el Colegio de Farmacéuticos nos puso el dedo encima, diciéndonos que basta de ir a comprar medicinas en outlets, parques, o esas pulperías de barrio que uno cree que son baratucas. ¡Pero no, amigos! Ahí nos estamos jugando la salud, y a veces hasta la vida. Porque esos productos pueden estar dañados, ser copias baratas o simplemente no tener la aprobación sanitaria necesaria.
La doctora Tamara Mora, fiscal del Colegio, lo dejó clarito: “Comprar estas cositas no es un ahorro, es un riesgo”. Nos recordó que las farmacias son los únicos lugares seguros para conseguir nuestros remedios, donde hay profesionales revisando cada producto, asegurándose de que esté en buen estado. Imagínense, uno podría estar comprando aspirina de mentiritas, ¡y creyendo que se cura!”
Y es que no es broma, gente. Usar medicamentos así puede causarte desde dolores de cabeza y náuseas, hasta problemas mucho más graves. Además, contribuyes a que aparezcan bacterias resistentes a los medicamentos, un problema mundial que nos afecta a todos. Entonces, mejor pagar un poquito más y estar seguro de lo que uno toma, ¿verdad?
Así que ahí lo tienen, mi gente. Un panorama bastante feo, pero con soluciones claras: compren sus medicinas en farmacias reconocidas, revisen los empaques y los sellos de seguridad, y denuncien cualquier lugar sospechoso al Ministerio de Salud. Ahora dime, ¿ustedes qué opinan? ¿Creen que las autoridades deberían endurecer las penas para los contrabandistas de medicamentos o creen que la educación al consumidor es suficiente para frenar esta ola de productos ilegales?